Cada uno puede pensar lo que quiera, o le permita su cerebro, pero la realidad no se puede cambiar, y ésta es que los animales irracionales están en el mundo para que el hombre -género humano- los utilice como mejor convenga, siempre, naturalmente, respetándoles
Argumentario en defensa del toreo: ética (y II)
Catedrático de la Universidad de Cádiz
Cada uno puede pensar lo que quiera, o le permita su cerebro, pero la realidad no se puede cambiar, y ésta es que los animales irracionales están en el mundo para que el hombre -género humano- los utilice como mejor convenga, siempre, naturalmente, respetándoles. A cada uno como es, pues no podemos tener el mismo respeto a un caballo, que ayuda al hombre en sus trabajos, que a una serpiente, que si nos descuidamos nos pica causándonos la muerte, o al mosquito anopheles que trasmite la malaria.
Según don Francis Wolff, catedrático de Filosofía en la Sorbona de París, piensa que el hombre tiene hacia los animales los siguientes deberes:
a) Respetarles pero como el otro, no como semejantes.
b) Respetar su naturaleza-brava e indómita en el toro. La bravura es la justificación de la corrida.
c) Respetar sus relaciones afectivas con ellos (el toro no es amigo ni enemigo, es adversario).
En la corrida esos tres deberes no son transgredidos sino exaltados. Por tanto, “la Fiesta de los toros es un bien moral y ético, es un tesoro de la humanidad, uno de los dones de España a la cultura europea” (2007).
Por todo lo expuesto, al menos para nosotros, el toreo es una actividad ética, pero admitimos que podemos estar equivocados, pues existe más de una ética, y lo que para unos puede ser ético para otros no. Para Sócrates un acto será ético o no según nos dicte la razón; para Immanuel Kant es ético lo que se hace con buena voluntad; para Ortega y Gasset será o no ético según las circunstancias; para Baruch Spinoza todas las cosas son neutras, y los intereses humanos determinan lo que es bueno o malo. Todo lo que contribuya al conocimiento de la naturaleza del ser humano es bueno. Así podíamos seguir citando grandes filósofos. En cualquier caso, es universalmente aceptado que todas las posibles éticas deben dialogar entre sí, y tener un fundamento común cual es el respeto y reconocimiento mutuo de la dignidad intrínseca del ser humano, y como objetivo los derechos humanos, sin olvidar los deberes. Los principios de la ética cívica (valores mínimos que una sociedad debe mantener para relacionarse y perfeccionarse) son: tolerancia, libertad, igualdad y solidaridad. Ocurre que los animalistas no cumplen ni uno solo.
Una idea de cómo son, nos la da el siguiente ejemplo: dicen que el aborto debe ser legal porque a nadie se obliga a abortar, pero no aceptan que las corridas de toros sean legales, aunque a nadie se le obliga a ir a la plaza.
Los principios de la ética cívica (valores mínimos que una sociedad debe mantener para relacionarse y perfeccionarse) son: tolerancia, libertad, igualdad y solidaridad. Ocurre que los animalistas no cumplen ni uno solo. Dicen que el aborto debe ser legal porque a nadie se obliga a abortar, pero no aceptan que las corridas de toros sean legales, aunque a nadie se le obliga a ir a la plaza
Su pensamiento es: “Lo que yo digo y hago es lo correcto, lo que tú dices y haces soy yo quien decide si es o no correcto”. No admiten su posible error, creen estar en posesión de la verdad absoluta, y dicen estar siempre seguros de todo. Quieren humanizar a los animales irracionales y deshumanizar a los humanos, olvidando que “aquel que siempre está seguro de todo ignora algo completamente seguro: que es necio con toda seguridad”.
Vamos a terminar con dos citas del profesor don Fernando Savater que nos parecen muy adecuadas: “No es aceptable, para una convivencia democrática en pluralidad de valores, que los antitaurinos califiquen como asesinato o tortura lo que ocurre en las plazas… la barbarie no consiste en tratar con inhumanidad a los animales, sino en no distinguir el trato que se debe a los humanos y el que puede darse a los animales” (2011). “El animalismo actual es una chaladura” (2019).
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