En menos de veinticuatro horas pasamos de la esperanza a la estupefacción, de la ilusión a la desazón y del optimismo a la indignación. Ese fue el periodo de tiempo en el que el ministro de Cultura dejó ver con total claridad que no hay nada que hacer con este gobierno.
¡Caretas fuera!
Paco Delgado
Avance Taurino / 25 Octubre 1020
Nadie esperaba que, cuando Rodríguez Uribe declaró que se incorporaba a los profesionales del toreo en el subsidio por desempleo -aunque aquí ya se cazó otra mentira, por cuanto hace meses ya había dejado dicho que esos mismos profesionales ya estaban dentro del plan de ayudas-, en menos de lo que se tarda en contarlo ya había dictado sentencia contra la tauromaquia.
“No puedo fomentar el ir a los toros; al teatro sí, por que es pacífico”, manifestó en el diario El Mundo contestando a una pregunta del diestro Pablo Aguado. Una respuesta que le descalifica no ya como ministro -cargo del que debería dimitir inmediatamente-. sino como representante del mundo de la cultura, toda vez que desvela su ignorancia sobre el particular. Pero sus palabras también ilustran el sentir de este gobierno socialcomunista que nos mangonea a su antojo y sin más criterio y objetivo que imponer su ideología a la pura fuerza.
Tras haberle escuchado en otras ocasiones y leído algunas otras declaraciones, quiero pensar que todo ha sido un desafortunado desliz, un acto fallido y que se ha equivocado de palabras, términos y forma. Será porque le veo bonachón, afable y buen hombre, pero lo bien cierto es que ha dictado sentencia con una de nuestras más importantes señas de identidad y, por supuesto, una de las más destacadas manifestaciones de nuestra cultura.
Espero que haya una rectificación y un desmentido a lo publicado, toda vez que no sólo le deja en evidencia a él: ese es el sentir de un ejecutivo que ha demonizado a un espectáculo legalmente establecido y protegido por ley -la 18/2013 de 12 de noviembre- como Patrimonio Cultural de España, amén de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional que en su día anuló las prohibiciones impuestas de manera ilegal y muy a la ligera en Cataluña y Baleares. El mundo del toreo, desde los profesionales a los aficionados, se ha indignado y exige de inmediato una reparación que no debe quedar sólo con el cese de Rodríguez Uribe.
Pero no hay que hacerse muchas ilusiones ni concebir demasiadas esperanzas. Por mucho que los toreros se indignen en las redes sociales y muestren su disgusto, por mucho que Victorino Martín -que no da abasto- remita una carta al Ministerio afeando la conducta de su titular, el problema es España y la idea que nuestros gobernantes quieren que se tenga de ella. Un concepto en el que el espectáculo taurino está de más. Y lo está por una razón sencilla y principal:
es lo que más representa a la España que quieren borrar y que con afán de venganza y un revanchismo absurdo y muy peligroso pretenden sustituir por una entelequia entre federalista, independentista y subsidiada. Un desastre y, finalmente, un caos que espero no llegar a ver.
Pero hasta entonces no hay mas remedio que tomar cartas en el asunto y preguntarse qué se puede hacer. Por de pronto, y antes de que se intente no volver a votar a partidos cuyo lenguaje es la mentira, habrá que hacer ruido y explicar, a voces o como sea, que los toros, por encima de cualquier otra consideración, son cultura. Y lo son desde que el hombre y el toro coincidieron sobre la faza de la tierra. Y lo son a través de los todos los estadios de la civilización humana. Y lo son a través de su influencia en prácticamente todas las ramas del saber, las artes y las ciencias. Y lo son mucho más allá de lo que suceda en el ruedo.
Pero la tauromaquia, al margen de tener un muy grave problema de carácter estructural, tiene otro coyuntural más complicado de solucionar: nuestros representantes políticos no quieren saber nada de toros, lo que son y lo que representa. Y, por si no nos habíamos dado cuenta todavía, ya se han quitado las caretas. Otro ejemplo: El Parlamento Europeo ha votado en contra de que el PAC (Política Agraria Común,) pueda conceder ayudas a las ganaderías de toros de lidia. Hay que señalar que entre las delegaciones españolas votaron en contra y rechazaron la moción el PP, Ciudadanos, PNV y VOX mientras que a favor de suprimir estas ayudas lo hicieron los diputados del PSOE (salvo dos), Podemos, ERC, Junts per Catalunya y Bildu. ¿Qué les parece?
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