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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 7 de mayo de 2024

Ernest “¿ilegal?” Urtasun / por Carlos Bueno

“los poderes públicos garantizarán la conservación y promoverán el enriquecimiento del patrimonio histórico, cultural y artístico de los pueblos de España y de los bienes que lo integran, cualquiera que sea su régimen jurídico y su titularidad”, y añade que “la ley penal sancionará los atentados contra este patrimonio”.

Ernest “¿ilegal?” Urtasun

Carlos Bueno
Burladero/7 Mayo 2024
Dice textualmente el artículo 46 de la Constitución que “los poderes públicos garantizarán la conservación y promoverán el enriquecimiento del patrimonio histórico, cultural y artístico de los pueblos de España y de los bienes que lo integran, cualquiera que sea su régimen jurídico y su titularidad”, y añade que “la ley penal sancionará los atentados contra este patrimonio”. Amparándose en este artículo, la ley 18/2013 blindó la tauromaquia en nuestro país, estipulando que “formaba parte del patrimonio cultural inmaterial, que debía ser protegida y que esta custodia y fomento correspondía a la Administración General del Estado”.

De estos dos preceptos se pueden sacar dos conclusiones: la primera que el Estado apenas cumple con la legislación, pues cuida y promueve de forma insignificante el toreo, ya que en sus Presupuestos Generales sólo le dedicaba 65.000 euros anuales, 35.000 para la Fundación del Toro de Lidia y 30.000 en concepto de dotación al Premio Nacional de Tauromaquia. La segunda que todos cuantos lo ataquen e infrinjan lo estipulado en la Carta Magna deberían ser sancionados.

Ernest Urtasun, actual Ministro de Cultura, considera que los toros no son arte ni cultura, y está en su derecho personal de creerlo, pero como dirigente no debe manifestarlo porque incurriría en un delito, máxime después de haber accedido al cargo prometiendo hacer cumplir las leyes y la Constitución. Pero al sectario Urtasun todo esto le da igual porque el respaldo del Gobierno al que pertenece le confiere tranquilidad y no se siente amenazado por la Justicia. Y así, el represor Urtasun ha anunciado que elimina el Premio Nacional de Tauromaquia en un ejercicio de totalitarismo que denota su falta de respeto a quienes no piensan como él.

Es lógico intuir que los Tribunales deberían intervenir de inmediato por incumplir con la norma que impone la obligatoriedad de conservar y promover los toros. Y es curioso comprobar cómo quienes siempre defendieron los derechos de todos, incluidos especialmente los de las minorías entre las que se encontraban, ahora, que han alcanzado el mandato, se erigen en dictadores, esos a los que tanto condenaban, olvidando sus primigenios lemas de respeto y tolerancia. Porque ser dictador es despreciar los gustos ajenos para imponer ideas propias como si fuesen dogmas de la única verdad absoluta existente.

Al toreo no le importan lo más mínimo los 30.000 euros del Premio Nacional, lo que duele es comprobar la inmunidad de tiranos y opresores que atentan contra las libertades. Por fortuna, la ola de respuestas que ha recibido la decisión del déspota Urtasun ha sido abrumadora, la más grande que yo recuerdo. La intención de crear nuevos premios taurinos por autonomías se ha multiplicado, y ahora se habla más de toros que en muchos años.

Contra la decisión del absolutista Urtasun no voy a esgrimir razones económicas, de empleo, culturales, artísticas ni medioambientales, que de todas las hay. Sólo le pediré consideración y atención, porque en la observancia puede encontrar respuestas a su dictamen. En la última Feria de Abril de Sevilla se colgó siete tardes el cartel de “no hay billetes”. El número de abonados de Las Ventas es de 16.575 (diarios), lo que supone un incremento de 1.072 respecto a San Isidro 2023. Tras 14 años impidiendo los toros en Valdemoro, hace sólo unos días se agotaron las entradas en su regreso… Es lo que quieren millones de ciudadanos, y gobernar por encima de la voluntad del pueblo sólo es cosa de arbitrarios ilegales y de dictadores.

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