PROFESIONALES HOTELEROS MERIDEÑOS:
PRODUCTO DE EXPORTACIÓN
Fortunato González Cruz***
Por la calle real
Mérida, 15/08/2011.-
El turismo merideño ha sido enriquecido con grandes ideas: El sistema teleférico para acceder cómodamente a sus cumbres nevadas, un aeropuerto en su corazón; hoteles cuando los privados no apostaban al turismo como Prado Río, que sufre de sarampión, y Moruco que se desmorona. Entre las últimas inversiones públicas están el Centro de Cultura “Don Tulio Febres Cordero” bastante degradado, y el inconcluso Centro de Convenciones. El sector privado ha apostado al turismo con una oferta de hoteles y posadas para todos los gustos, así como restaurantes y otros servicios como los excelentes parques temáticos de los Montilla, y Eco Wild. Una de aquellas grandes ideas fue la creación del Hotel Escuela de Mérida, organizado por un equipo con mística, pasión y conocimiento dirigido por la doctora Ivón Carnevali entre 1990 y 1992 con el propósito de fortalecer el sector con buenos profesionales y técnicos. Con el tiempo se ha convertido en uno de los institutos de mayor prestigio en Latinoamérica, por ahora.
A falta de oportunidades locales debido al proceso sistemático de demolición del turismo merideño, los egresados del Hotel Escuela de Mérida dan la cara en todas partes del mundo y son requeridos por su calidad profesional, sus habilidades y destrezas técnicas, la personalidad que solo se fragua en Mérida y el trato serio y cordial que los distingue. Los Técnicos Superiores en Hotelería y Servicios de Hospitalidad constituyen un excelente grupo de embajadores del gentilicio merideño de los que nos sentimos orgullosos. Se consiguen en los centros hoteleros y turísticos de mayor prestigio mundial en América, Europa, Asia y Oceanía donde ocupan los puestos de mayor responsabilidad y aplican los conocimientos adquiridos y desarrollan su calidad gerencial adquirida gracias a la cuidadosa selección de instructores y alumnos, a la disciplina y a la seriedad de su proceso formativo.
Para muestra basta señalar que la cadena Palace, de un grupo de nuestra hermana Mérida de Yucatán, que domina el mercado de turismo de playa en Puerto Vallarta, Cancún, la Riviera Maya y Punta Cana, ha puesto en manos merideñas grandes responsabilidades de gerencia de sus hoteles. El Moon Palace de Punta Cana gira bajo la denominación de Hard Rock, para captar vacacionistas norteamericanos. Un hotel 5 estrellas con 1790 habitaciones, 3000 trabajadores, 30 restaurantes y un número semejante de piscinas, con una playa verde esmeralda limpia y hermosa como pocas, áreas verdes monumentales y servicios para todos los gustos. Se trata de un formidable reto a la eficiencia y a la eficacia, a la organización y a la buena gerencia. No hay detalle por minúsculo que parezca que no sea cuidado con esmero. En los restaurantes hay abundancia, variedad y detalles de alta gastronomía que requiere artistas de la cocina. Es hoy el de mayor calidad en el Caribe.
Pero no se trata de hacer una apología del Hard Rock de Punta Cana, que se la merece, sino señalar que la calidad que se ha ganado y sigue enriqueciendo se debe a su equipo gerencial entre los que se encuentran 7 egresados del Hotel Escuela de Mérida: Franklin Araque en la Dirección de Operaciones, Liz Garrido como su adjunta, Vythalis Muñoz asistente de Alimentos y Bebidas, y además Juan Jorge Quintero, Yorman Becerra, Jose Gabriel Ocanto y Laura Sanchez. En la competencia destacan entre otros Daniel Zambrano, director de los hoteles Riu y Gonzalo Vera en el Catalonia Bábaro. Son profesionales de la hotelería que unen su talento a egresados de otras instituciones para ponerlos al servicio de la recreación y el ocio de miles de personas que desean servicios de excelencia, descanso, diversión, pasarla bien, sentirse bien atendidos sin que un detalle estropee su tiempo libre y el gasto que significa vacacional en hoteles de primera calidad.
Es lamentable que la revolución desmejore la calidad de Hotel Escuela con asesorías cubanas que más saben de turismo de jineteras que de calidad y buen servicio. Que una institución de tanto prestigio se transforme en Universidad Socialista de Turismo, como si los dos países socialistas que quedan: Cuba y Corea del Norte, no fuesen paradigmas de la negación de la cordialidad y de la calidad que son las bases del crecimiento de una de las industrias más competitivas del mundo moderno, indispensables para que Mérida retome el camino que le señalan sus invalorables riquezas naturales y culturales.
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Fortunato González, es Catedrático de Derecho de la ULA y Académico de Mérida.
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