El calvario de El Fundi con el Contable de Guardiola
(Los guardiolas no son toros suicidas de tirarse por el Viaducto,
como los que vemos morir a manos de Manzanares en la suerte del recibir)
Rayos y truenos de Guardiola
José Ramón Márquez
Madrid, 20/05/2012
Hoy, por primera vez en lo que llevamos de temporada en Madrid, en la Plaza salió el toro de lidia. Por fin el toro, con casta y con dificultades, en una tarde de perros con lluvia y barro, en una corrida que no debió celebrarse en esas condiciones tan peligrosas, precisamente el día que salió el toro.
Los toros de Guardiola, que, para su oprobio, no quisieron ni ver Abellán, ni Saldívar ni Víctor Barrio, se sortearon hoy en Madrid para Fundi, Uceda Leal y Rubén Pinar. ¡Vaya corrida seria! ¡Vaya corrida con trapío! Debe ser una gloria ser ganadero de reses de lidia y poder mandar a Madrid una corrida como la que hoy mandó a Las Ventas Jaime Guardiola, que era de una presentación impresionante, con toros largos, badanudos, enmorrillados, finos de piel y de cabos y de una gran seriedad, toros que imponían un enorme respeto desde que ponían la pezuña en la arena, toros que vendían cara su vida, toros de lidia.
Ya me gustaría a mí poder haber tenido la suerte de ver al pelmazo del Manzanares esta tarde en Las Ventas con los Guardiolas, a ver si tenía huevos a ponerse a tirar líneas y a ponerse finolis con esos tíos, que sólo con la mirada te petrificaban. Ya me hubiese gustado que los príncipes del escalafón hubiesen venido a Madrid con esta impresionante corrida a demostrar quiénes son y por qué, pero el caso deplorable es que ellos sólo saben sacar pechito con las basuras semimuertas, con los torillos que no tienen ni media leche, con los que traen media faena hecha desde el campo, los que se dejan matar. A bote pronto, de entre los toreros en activo, sólo se me ocurre uno de la llamada ‘parte alta del escalafón’ que hubiese podido estar dignamente con esta corrida de hoy en Madrid, y ese es Enrique Ponce, que todos los demás habrían corrido como gamos ante la casta salvaje de los Guardiola que hoy hemos visto en Madrid.
Jaime Guardiola mandó a Madrid desde El Toruño, pura genealogía del toro de lidia, seis pupilos cuyos nombres quedan aquí para remarcar que en el campo hay quien mantiene viva la casta. Se llamaron Cipolino, Barba-Fino, Pájaro, Contable,Trombón y Felpa-Viejo y sus números fueron el 197, el 160, el 91, el 187, el 199 y el 151. Sus edades, entre los cuatro años del tercero y las seis hierbas del primero y del quinto, y sus pesos entre los 552 y los 660 kilos.
No es necesario ir toro a toro para que quede claro que hoy en Madrid se impuso la seriedad del toro, del que impone respeto y no admite boberías, del que vende cara su vida, del que no deja estar, del que es sólo un problema y en ningún caso es parte de la solución. Sólo con ver el festival de capotes rajados y muletas por el suelo que hoy se vio en Madrid basta para hacerse una idea de la fiereza indómita de los toros que había en la Plaza. Toros que jamás se entregaron, que vendieron caras sus vidas y que hicieron pasar miedo a los que estaban en el redondel y a los que estábamos en el tendido. Toros de lidia, repitamos, que nada tienen que ver con los toros bravos, que una cosa es la bravura y otra bien distinta es la casta.
Y ante ese material y con las condiciones deplorables en las que se encontraba el ruedo, se la jugaron Fundi, Uceda y Pinar, que sólo por estar ahí ya merecen un sincero aplauso y el que no salga de aquí una sola censura a su labor de esta tarde. Baste decir que a un estoqueador tan suficiente como Uceda le tocaron dos avisos en su segundo, que no se dejaba matar y que, en una ocasión, al sentir el pinchazo del hierro, acosó a su matador hasta que le hizo meterse en el burladero del 10 sin hacer caso a capotes.
Y lo de Fundi, que no pudo matar a su segundo, no debe contar como un baldón en la carrera del fuenlabreño, pues sin ánimo de andar haciendo una lista él ya sabe que eso mismo le pasó a Ángel Pastor y a Luis Mazzantini, que no son ningunos indocumentados. Pasó simplemente que el toro Contable, número 187, no estaba dispuesto a dejarse matar y que vendió carísima su vida y que ante la listeza del toro, ni siquiera un matador experimentadísimo como este José Pedro Prados fue capaz de meter el estoque o de conseguir que humillase para darle con el verduguillo. No quiero ni imaginarme lo que habría sido esteContable en manos de Morante, July, Manzanares o de ese José Tomás, sobrevalorado torero que sólo trabaja en plazas de segunda. Fundi simplemente se encontró con una roca a la que no pudo tumbar por más que lo intentó.
Triunfo del toro de lidia, pues, esta tarde en Madrid, y expresión de la fiereza salvaje del toro, que es la base del espectáculo llamado ‘Los Toros’. A las diez menos veinte se acababa la corrida, con una tarde desapacible y húmeda, presidida por el interés que trae la presencia del toro, con su cambiante e impredecible humor, tarde en la que al torero que lo ha matado todo se le fue un toro vivo, ¡pero qué toro!, un toro de lidia, un toro con casta, justamente lo que más odian los taurinos. ¿Por qué será?
Uceda Leal
Rubén Pinar
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