¿Volveremos a verla así?
La México y el toreo desolado por falta de público
Sea por lo que fuere, en lo que va de la Gran Temporada allá, el público está brillando por su ausencia en todas las corridas que se llevan celebradas en la Plaza México. Ya sé que es muy difícil calcular a ojo de buen cubero cuanta gente hay en ese inmenso embudo cuando los asientos están en su mayoría vacíos salvo si lo que allá llaman “el numerado” se ve tapizado, lo que supone una gran entrada en la taquilla. Y, no digamos, si hay un lleno total. Hermosura que he tenido la suerte de admirar en varias ocasiones, ya algo lejanas por cierto. Pero últimamente, esto solo se ve en sueños, salvo en los festejos del Aniversario siempre y cuando los que actúen sean Enrique Ponce, El Juli, Pablo Hermoso de Mendoza, o el ínclito José Tomás quien, cuando comparece, lleva a sus “gentes” cual ocurre en todas partes. Pero estas “gentes” de Tomás apenas cuentan para las estadísticas por su escaso número de ocasiones. De modo que, llevamos muchos años en los que solamente los tres primeros nombrados continúan atrayendo más o menos masivamente al público capitalino.
Por algo será. ..
Los diestros locales, incluso los que allá son tomados por “figuras”, ni lo fueron, ni lo son, ni parece lo serán, ni llevan a nadie más allá que sus acérrimos. Ni modo, oigan…. Del ya más que desgastado Zotoluco al más moderno Adame… Ninguno desgraciadamente.
Sin embargo, me sorprendió la entrada que hubo el domingo pasado con Morante y Manzanares en el cartel. Más público que en los festejos precedentes pero ni por asomo el que cabía esperar…Habrá que ver qué pasará si repiten.
Los nuevos gestores tras la tan criticada égida de Rafael Herrerías, han intentado experimentar dobles jornadas de sábados y domingos con precios más altos – quizá sea este aumento una de las razones de la deserción – y, por el momento, están fracasando. ¿Cuánto tiempo aguantarán? Por dineros de los socios, supongo que bastante. Pero todo tiene un límite.
Claro que también cuenta el siempre inquietante asunto del TORO. Este es un tema que ha ido alejando a los púbicos de La México por su exagerada pequeñez y falta de fuerza y de casta, de raza, de emoción en definitiva.
La gran faena de Morante causó el consiguiente alboroto con general repercusión en los medios. El mismo que en todas partes cada vez que el de La Puebla está sembrado y más en México donde nunca había estado como el domingo pasado. Pero el fenómeno de Morante ya sabemos que carece de continuidad. Razón por la que sus triunfos son tomados cual milagros. Precisamente por su gran irregularidad. Llaman mucha mayor atención los triunfos de Morante que los de Enrique Ponce porque los de este son habituales. Si Ponce no consiguiera sus faenones con la regularidad a que nos tiene acostumbrados, sería tomado por gran artista y punto. Pero lo de Ponce no es normal. Ponce hace años que se ha salido del tiesto general y anda por la Galaxia.
Pero sigamos con lo que en La México está ocurriendo en la nueva etapa por la falta de público por lo que tal carencia supone no solo a cuenta de los resultados económicos. También por el enrarecimiento del ambiente. Pues no es lo mismo que cincuenta mil personas respiren, jaleen o callen al unísono que lo hagan diez mil y, no digamos, si solamente hay tres o cuatro mil…
Habrá que esperar a ver qué pasa cuando actúen Ponce, El Juli, Pablo Hermoso…. Juntos o por separado. Habrá que esperar a ver qué deciden organizar los nuevos gestores cuando lleguen los festejos del Aniversario..
Yo viví y gocé muy de cerca las corridas del Aniversario durante varios años tras las que se organizaron cuando se cumplió la cincuenta. Memorables acontecimientos que nunca olvidaré. Hasta aquél año del 50 Aniversario, la México estuvo casi muerta e incluso a punto de cerrarse. Fueron Miguel Alemán, al mando de Televisa entonces, y el siempre discutido Rafael Herrerías al que quizá se le echará de menos más pronto que tarde quienes, con la ayuda de Enrique Ponce y de su incuestionable tirón, los que dieron el penúltimo brillo a la enorme plaza. ¿O no?
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