Hoy hablamos con David de Miranda, uno de los toreros que más impactaron el año pasado con su triunfo en Madrid confirmando las grandes sensaciones que había despertado en su carrera.
David de Miranda “En el toreo puedes vivir un año la tragedia y al año siguiente la gloria, es la magia del toreo.”
POR JAIME
Hoy hablamos con David de Miranda, uno de los toreros que más impactaron el año pasado con su triunfo en Madrid confirmando las grandes sensaciones que había despertado en su carrera. Con él hablamos de una visión muy recomendable del toreo basada en ir despacio y hablando con su muleta por bandera.
Nos atiende volviendo a casa desde el aeropuerto tras sus dos peculiares festejos en Cinco Villas (México D.f.) en los que dejó una gran sensación.
¿Qué tal tu experiencia en Cinco Villas? Toreó dos festivales en esta peculiar plaza que dirige Luis Marco y en la que llegaron a saltar hasta nueve novillos uno de los dos días.
Muy bonita. Tenía muchas ganas de ir a América y se me presentó la oportunidad con esta bonita causa. México es encantador y ojalá pueda volver pronto.
Muy raro fue el ver cómo los carteles se ampliaban pasando de seis a nueve novillos.
Para el festival del domingo había un puesto libre para el triunfador del sábado y entramos Garza Gaona y yo al cortar una oreja cada uno. Echaron un novillo más.
¿No se te hace raro un festejo tan largo?
Más que raro se hace largo y más cuando te toca el último. Llega un momento en que la gente se cansa y se le hace pesado. Estuvo bien porque pudimos disfrutar por una buena causa contando con el apoyo de la afición.
Luis Marco, ¿es tan peculiar y bohemio como parece? Toreó el último novillo del festival del domingo.
No le conocía pero descubrí, al hacerlo, que es una persona con gran corazón. Nos vinimos encantados al abrirnos las puertas de su casa. Él y su señora Lucero son dos personas encantadoras. Es un bohemio del toreo y personas con esa sensibilidad son necesarias.
¿No crees que esa bohemia se nos está apagando en España?
Sí, es necesario gente con esa sensibilidad. Él contó conmigo, como triunfador de San Isidro, sin conocerme de nada para un festival que él montaba. En España eso cuesta un poco más, falta la sensibilidad necesaria para poner a los jóvenes para que crezcamos. Es un ejemplo.
¿Esperabas que el ser triunfador de San Isidro te abriera más puertas?
Me ha servido. El toreo se hace despacio, hay que ir creciendo en cada corrida. San Isidro me ha dado a conocer y he podido torear 24 festejos que me han permitido crecer. Esto ha hecho que mi nombre sonara más de cara a un 2020 en el que me juego mucho.
Me llama la atención el que hayas pisado América gracias a Luis Marco pero nada más. Es poco lógico que el triunfador de Madrid no vaya para allá.
Quizás fuera más fácil antes pero ahora es más costoso por los convenios que limitan mucho todo. Las figuras del toreo son necesarias y hay que cumplir los cupos, no quedan muchos huecos. Es uno de los sueños de mi vida ir a América.
Entremos en 2019. ¿Fuiste a Madrid a un todo o nada?
Me jugaba todo. Llegaba con una corrida de toros y tenía una o dos hechas, si acaso. Era consciente que había mucho en juego. Mi temporada, mi carrera dependían de esa tarde y eso me llenaba de responsabilidad. Era crucial y salió gracias a Dios un toro bravo al que pude desorejar.
Un toro que cantó su exigencia de salida. Con todo lo que te jugabas, ¿qué pensaste al verle salir ofreciendo esa oportunidad que se podía convertir en castigo si fallabas?
Vi que era un toro bravo que me iba a pedir tirar la moneda. Pensé que tenía que echarle la muleta en el centro del ruedo pese al aire y pese a lo que pesa allí un toro. Yo era consciente de que era mi tarde y sabía que tenía que tirar la moneda al aire.
Con todo lo que habías pasado, ¿mereció la pena todo al verte salir a hombros?
Sí, iba soñando. Gracias al sufrimiento que había pasado pude disfrutar aún más de la puerta grande. Fue muy bonito, es la grandeza del toreo. En el toreo puedes vivir un año la tragedia y al año siguiente la gloria, es la magia del toreo. Es algo único y damos la vida por él.
Tu carrera de matador arrancó con una preciosa alternativa con José Tomás de padrino y una imagen muy buena haciendo que todos saliésemos hablando de ti.
Somos jóvenes y al tomar la alternativa nos paramos. El tomar la alternativa con José Tomás de padrino es un sueño y un privilegio. Como en mi confirmación me jugaba mucho. Tras Huelva estaba ya todo cerrado y no tuvimos margen de maniobra. Me lo tomé con ilusión, con ganas de sentirme torero, quería seguir creciendo. Aunque toreara poco seguía toreando y eso me motivaba a entrenar. Tuve claro que debía seguir avanzando para llegar bien a Madrid para confirmar muy preparado.
Lograr salir en boca del aficionado que fue a ver a José Tomás, no debe ser fácil.
Hay tardes señaladas en las que, gracias a la preparación y a tu entorno, logras triunfar y solventar los retos que te habías marcado. A mí se me podía perdonar que tuviera defectos técnicos pero nunca la falta de ganas o de afición. Me dejé la piel entrenando a diario y el trabajo tuvo su recompensa. Huelva vio mis ganas de ser torero.
Vas evolucionando, hablando con tu muleta, pero llega el percance de Toro. ¿Cómo tirar hacia adelante?
Pasas momentos malos en los que te sientes mal, sientes rencor o te aburres porque es una recuperación larga en la que lo pasas mal. Tenía clara mi ilusión que era alcanzar mi sueño de niño, el ser torero. Por ello me levantaba cada día con la ilusión de evolucionar superando los dolores. El volver a torear, mi familia, mi pareja, mi madre eran clave para hacerme levantarme y seguir caminando. Pasamos por trances difíciles y de cada trance se sacan cosas positivas.
Hay que tener una fuerza de voluntad descomunal.
Las cosas pasan por algo. Un percance así te hace madurar, crecer, reflexionar como profesional y persona y valoras otras cuestiones que antes, cuando estás bien, no valoras. Se ve reflejado en el ruedo y en mi confirmación en Madrid, si salí a darlo todo, fue gracias a todo lo que llevaba y el sufrimiento que me hizo armarme de valor y poder cortar las orejas.
¿Se superan el miedo y/o los fantasmas?
Se pasa mal. Hay tardes en las que te acuerdas. Una cornada cicatriza y lo entiendes. Una voltereta te la puede dar una becerra y es difícil que no aparezca el fantasma. Me sirvió 2019 para dejar todo atrás y poder avanzar olvidando el percance. El recuerdo aparece pero aprendes a sobrellevarlo. Te acuerdas pero aprendes a convivir con ello. Es un peaje que pagas para ser torero.
¿Te llegaron a recomendar el no volver a torear?
Me lo dijeron. Tengo una fijación en las vértebras C1 y C2 y por ello hay una limitación en el movimiento. Es una lesión en la columna, que es epicentro del cuerpo, y los médicos son cautelosos y me lo recomendaron. Soy un chaval y la ilusión y las ganas de alcanzar un sueño hace que los dolores y recomendaciones médicas pasen a segundo plano. Me encuentro bien y me cuido mucho con una preparación física mayor.
En septiembre tuviste un percance que te lesionó las vértebras en Almazán, ¿reaparecieron los fantasmas?
No. Fue fractura de vértebra. En Almazán me coge, me presiona y con la punta del pitón me fractura detrás de la vértebra. No aparecieron fantasmas al no ser una voltereta. Siempre hay que tener cautela. Me encontré mentalmente y físicamente bien y lo superé.
Me viene a la mente la entrevista que hice a Fortes en la que me hablaba de lo que da el toreo que vale por encima de tanto percance. ¿Qué os da el toreo?
Te lo he dicho durante la entrevista. Es una profesión única, te hace sentirte único con unas emociones que solo podemos disfrutar unos pocos hombres y es un orgullo. Por ello me entrego y daría mi vida por el toro. Somos privilegiados y el toreo te hace pagar un peaje caro del que somos conscientes pero que estamos dispuestos a pagar.
En tí Huelva ha recuperado su amor por el toro. Tras Litri llegas tú.
Vivo un momento bonito. Recogí la medalla de Huelva y despertar esa ilusión es algo muy bonito en una ciudad que, taurinamente, vivía dormida. Se ve reflejada en los festejos de Huelva y los pueblos en los que responde la afición. Esto me motiva, me llena de orgullo y me hace sacar lo mejor.
A tu lado siempre ha estado Jorge Buendía.
Es mi descubridor, apostó por mi desde mi primera becerra hasta el día de hoy. Tenemos una relación bastante estrecha, hablamos el mismo idioma. Somos conscientes de que todo depende de la espada y la muleta. Él me da confianza, seguridad y hacemos un equipo bonito de dos luchadores.
Una de los puentes fuertes de tu carrera es el capote. A mí en Huelva me pareció que era especial.
Es de las suertes más difíciles. Tiene mucho brío de salida el toro, están en juego los brazos, los vuelos y es una suerte difícil. Voy creciendo poco a poco y el capote es algo a lo que dedico muchas horas. Me gusta mucho, soy un apasionado y es trabajo, tiempo y tardas en ver los resultados. Hay que seguir trabajando, ver muchos vídeos… Todo eso hace que funcione y se ve. Soy muy nuevo, mi cuarta temporada es 2020, soy joven.
Eres joven pero ya tienes una salida a hombros en Madrid, ¿Te presiona o motiva el que ya te esperan y miden?
Es bonito sentir que el público te exige porque te conoce y te espera. Si Dios quiere debo sacar mi mejor versión. Es bonito, es responsable, te hace crecer. El público te quiere ver y eso motiva.
En Madrid vi a un torero de plata que siempre habló maravillas de tí, Raúl Corralejo. Lloró de emoción al verte a hombros.
Mi proyecto surge con los profesionales de Huelva. Estaban Jorge, Manolo Contreras y estaba Raúl. Empecé a entrenar con ellos, ir a los tentaderos. Gracias a ese certamen de quiero set torero. Nos conocimos y tenemos una bonita relación. Le mando un fuerte abrazo debido a que falleció su padre hace unos días.
Otro profesional del toro que siempre ha hablado de tus condiciones ha sido Juan Bazaga. Sus programas cantan que te vio pronto las condiciones.
Es bonito que profesionales nos vean cualidades que es difícil ver y lo vieron. Es bonito que apostaran por mí. Es un orgullo hacerles ver que acertaron.
2020 arranca en Valdemorillo. Una feria de tercera con peligro por su exigencia.
No, es una oportunidad. El año pasado cuando surge lo de Madrid era finales de mayo y todo se cierra muy pronto. Todo está apalabrado y es difícil entrar. En Valdemorillo, al ser la primera feria, está todo por hacer. Te da baza el triunfo para apostar en otras ferias. Te da responsabilidad con el aficionado de Madrid, plaza exigente, toro serio pese a plaza de tercera. Es una apuesta a la que le han dado un giro con toreros jóvenes con mucho que decir. Me lo tomó como una oportunidad.
El rodaje que necesitas.
Soy muy joven, menos de cincuenta festejos llevo. El toreo es despacio, hay que hacerse, aprender a convivir con el miedo y eso se consigue toreando. Hay que ir a estas plazas para crecer, sumar. Tenemos que absorber lo que podamos para llegar a Valencia, Sevilla o Madrid más rodados.
Es una feria con la exigencia de Madrid pero el premio no es igual. Sería lógico que el aficionado entendiera la necesidad de rodaje pero no siempre pasa.
Cuando apuestas hay riesgo. El toreo está lleno de apuestas, es lo bonito, tienes que hacerlo porque si no lo haces tu nombre no suena. Tienes que estar en los carteles para sonar. En mi situación tienes que estar en ferias así y está en mí salir arreando y que eso valga.
Plaza 1 ha dado a la feria un giro con un cartel precioso.
Sí, hay mucha expectación para el aficionado con Garrido y Ortega. Son toreros jóvenes, revelaciones, se va a ver un bonito ambiente si Dios quiere. Ojalá que cada uno saquemos nuestra personalidad. El aficionado se va divertir que es lo principal.
No puedo acabar sin reconocerte el ejemplo que supones, además de por tu superación y toreo, como forma de entender el toreo. Sin hacer más ruido que el de tu muleta y con la tranquilidad que no hay ahora.
La madurez se va adquiriendo con el oficio y es necesario el paso del tiempo, de las corridas. Madrid me ha dado 24 festejos y me ha servido para llegar más preparado a 2020. A nosotros nos gusta así, despacio, en silencio y hablando en el ruedo. Hay tropiezos y circunstancias pero lo bonito de la vida es recorrerla y disfrutar cada día.
Mucha suerte, torero.