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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 23 de enero de 2016

Con dos pares / por Paco Delgado



La actitud de Jiménez Fortes demuestra que los toreros, efectivamente, están hechos de otra pasta.

Con dos pares

Valencia, 22/01/2016.-
Siempre me ha llamado la atención la disposición con que los toreros se ponen delante de un toro y siempre me ha admirado el arrojo con el que, tras un revolcón, una voltereta y hasta una cornada, vuelven a colocarse en el mismo sitio que se produjo el percance e intentar otra vez la misma suerte. Ya sé que son profesionales y que es su obligación y que si son toreros es por algo. O por varias razones, una de las cuáles es ese desprecio del peligro. Y me llama más la atención por que yo me siento incapaz de ponerme no ya delante, sino de estar ni siquiera fuera del burladero del callejón... Como dijo Esopo, es fácil ser valiente desde lejos.

Es, desde luego, fundamental que un torero sea valiente, y, ya lo dice el refrán, como a los soldados, el valor se les supone. Es, también sin duda, una actitud mental, pues la reacción humana lógica ante un animal como un toro es la de tener miedo. Pero el valor es, precisamente, la superación de ese miedo. El valor no es la ausencia del miedo, más bien, es la opinión de que otra cosa es mucho más importante que el miedo, dijo el escritor hippie James Neil Hollingworth, también conocido como Ambrose Redmoon, que entre otras cosas fue manager de Quicksilver Messenger Service, la banda de rock psicodélico que formaran Gary Duncan y David Freiberglos a mediados de la década prodigiosa en la por entonces prolífica costa oeste norteamericana.

Pragmática y tenaz, Marie Curie se dio cuenta de que a nada en la vida se le debe temer. Sólo se le debe comprender. Y el conocimiento de la manera de pensar y actuar de su oponente y el dominio de una técnica que permite el control sobre aquel, es lo que hace al torero dominar su miedo y mostrarse valiente.

Muchos son los casos de toreros que antes de una corrida experimentan un miedo incontrolable y lo demuestran hasta en público. Sabido es, por ejemplo, que Vicente Barrera Cambra, antes de hacer el paseíllo lo pasaba fatal. Antes de empezar la corrida, vestido de luces, envuelto en el capote de paseo en el patio de cuadrillas se le veía pálido y tembloroso y hasta vomitaba de puro terror. Pero luego, ante el toro, se transfiguraba y no había toro que se le resistiese. Un día, en Algeciras, antes de la corrida, al verle en aquel estado de pánico, Manolete, que nunca había toreado con él, se dirigió a Domingo Ortega, que completaba la terna, y le dijo: "¡Mira cómo está este hombre! hoy matamos tú y yo los seis toros". Pero el torero de Borox, que sí conocía a Barrera, le contestó: "Tranquilo, que ahora se le pasa y ahí cómo le ves, esta tarde nos puede volver locos". Y, en efecto, aquel día el diestro valenciano anuló a sus dos colegas.

Las cosas a las que se les tiene miedo son invencibles, no por su naturaleza, sino por la forma en que uno las ve. Por eso, Saúl Jiménez Fortes ha querido espantar el miedo que aún pudiera anidar en su interior tras la tremenda cornada que sufrió el pasado verano en la plaza salmantina de Vitigudino. Y en su preparación de cara a esta temporada que ya calienta, en un exorcismo de sus propios demonios, ha querido volver a aquella plaza y, vestido de luces -con el mismo traje que utilizó aquel 16 de agosto, un terno azul noche y oro- se ha enfrentado a dos toros de Orive, la misma ganadería en la que se crió al astado que le propinó una espeluznante cornada en el cuello y que a punto estuvo de costarle la vida.

Siempre se ha dicho que los toreros están hechos de una pasta especial y el malagueño -de casta le viene al galgo: su madre, Mari Fortes, fue una de las pioneras en el toreo femenino- lo volvió a demostrar. Con un par.

Y Tele Cinco, generalmente tan alejada de la sensibilidad taurina y ajena a cuanto acontece en los ruedos -salvo desgracia o escándalo- ha dejado constancia de este detalle de superación personal y reflejado que la Tauromaquia y los valores que ésta lleva implícitos tienen una gran importancia en el conjunto de nuestra sociedad. Con otro par.

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