Uno de los grandes tópicos del toreo es Curro Romero. Y cualquiera entre los que nunca tuvieron oportunidad de verle in situ, se tragan cuanto de dice y se escribe del llamado “Faraón”. Nadie de los que le vimos durante toda su muy larga carrera, podemos negar que su personalidad artística era extraordinaria. Es decir, mucho más allá de lo ordinario...
¡Hasta los huevos de Curro…!
¡¡ ES QUE HASTA PARECE QUE ORDÓÑEZ NO EXISTIÓ !!
Desde hace ya bastantes años, la mayoría de los que escriben de toros han visto – con sus ojos, o solamente en películas y/o en videos me refiero – muy poco por los escasos años que llevan yendo a los toros. Han leído, les han contado y se han tragado todos los tópicos. La historia del toreo está llena de tópicos hasta los topes.
Uno de los grandes tópicos del toreo es Curro Romero. Y cualquiera entre los que nunca tuvieron oportunidad de verle in situ, se tragan cuanto de dice y se escribe del llamado “Faraón”. Nadie de los que le vimos durante toda su muy larga carrera, podemos negar que su personalidad artística era extraordinaria. Es decir, mucho más allá de lo ordinario. En los mejores lances y en los mejores muletazos de Romero, cuando los cuajaba – muy pocas veces -, lograba plasmar décimas de segundo realmente excepcionales por su belleza y plasticidad, únicas, que se quedaban en la retina y, consecuentemente, en la memoria de los “afortunados” que pudimos verle torear infinidad de veces. Y de ello, nadie puede ni debe dudar de su particular excelencia. Como tampoco de la excelencia artística de otros toreros del mismo corte.
El último de estos por ahora ha sido y continúa siendo Morante de la Puebla que, de entre todos los grandes artistas del toreo, es el que con más perfección, redondez y frecuencia ha conseguido ser quien sigue siéndolo. Infinitamente más regular en el triunfo de toda la historia del toreo contando incluso con su también conocida irregularidad.
Vamos, que Morante es un fuera de serie entre todos los grandes del arte y todavía no ha salido nadie capaz de superarle.
Claro que, también es sabido por los que verdaderamente saben de toros, que todos los llamados grandes artistas con Curro Romero a la cabeza, fueron y son pésimos profesionales y casi todos han permitido y hasta ordenado a sus picadores que “mataran” a sus toros antes de que llegaran a sus manos en el último tercio. Y que el campeón de esta fechoría fue y sigue siendo Curro Romero. El ochenta por ciento de los toros que enfrentó llegaron medio muertos a la muleta. Pero de esto nadie osa decir ni pío… Quede dicho, pues.
En la más difícil de las suertes – la verónica – Morante ha sido el mejor desde el punto de vista de lo que hemos dado en llamar “estilo”. También en esto mismo – el estilo – no debemos dejar de nombrar a Rafael de Paula aunque, debido a sus debilidades físicas, fue aún más irregular que Romero y bastante más que Morante.
Pero señores, llevamos años en los que los que más escriben de toros – casi todos muy jóvenes – solo se habla de Romero y nadie dice nada de quien en mi opinión fue y continua siendo el mejor de la historia del toreo a la verónica no solo por cómo toreaba, también y sobre todo porque fue y sigue siendo el más regular y frecuente intérprete del toreo a la verónica de todos los tiempos: ¡ANTONIO ORDÓÑEZ!
Por eso estoy hasta los huevos de leer tantos elogios a Curro Romero.
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