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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 25 de agosto de 2018

6ª de las Corridas Generales en Bilbao. Roca Rey levanta la feria con una soberbia actuación y sale a hombros / por J.A. del Moral



Ya es tanta la fe que se tiene – la tenemos todos – en Andrés Roca Rey, que le estábamos esperando como agua de mayo en su segunda actuación de este año en Bilbao. Su triunfal tarde de ayer con dos buenos toros de Victoriano del Río que en las manos del joven gran torero limeño incluso mejoraron en su comportamiento, reventaron la feria por todo lo alto y nos hizo olvidar la catástrofe del día anterior aunque la taquilla volvió a resentirse con menos de dos tercios de entrada.


Inexplicable que a cuenta de un descabello, Roca Rey no cortara al menos una oreja del tercer toro pese al descabello pues su labor con el capote y su faena de muleta fue de dos. Ni siquiera le obligaron a dar una vuelta al ruedo. Pero por fin se las concedieron tras matar al sexto a pesar de pinchar antes de agarrar la estocada definitiva.
Hizo bien el casi siempre exigentísimo y caprichoso presidente de la plaza de Vista Alegre. Hubiera sido muy injusto privar a Andrés de salir a hombros por la puerta grande. Lo hizo en loor de multitudes enardecidas, mejor diría que absolutamente rendidas ante lo hecho en sus dos enemigos. Dos grandes faenas precedidas de variadas y preciosas suertes con el capote. Tanto en los recibos como en los quites y luego durante sus faenas de muleta, Andrés puso la plaza boca abajo.


El descomunal valor que le es propio le permite llevar a cabo todo que le viene en gana y ejecuta con mando, con temple, con tersura, con ligazón y con elegancia. La donosura no está reñida con la entrega y ambas virtudes las posee Roca Rey en grado superlativo. Esa sosegada tranquilidad que tanto prodiga mientras se juega la vida, llega a los tendidos con inaudita fuerza y un absoluto poder de convencimiento.


Y todo esto, lo que ha logrado Andrés en una de las tres más importantes plazas de España y del mundo revierte grandemente en el porvenir de la tauromaquia. Importante es también considerar la tierna juventud de Roca Rey porque, a poco que le acompañe la suerte, tenemos otra gran figura llamada a sostener el espectáculo durante al menos dos décadas venideras. Y eso, señores, es una bendición del Cielo. Gracias a estas figuras, la Fiesta se mantiene y crece. Además, hace mucha falta porque hay demasiadas plazas de toros y por desgracia lo estamos sufriendo en la plaza de Bibao, en las que los públicos ya no acuden en masa.


Claro que a Roca Rey le precedieron dos toreros sin fuerza. Sebastián Castella, pese a ser muy buen torero, ya no lleva a nadie. Y José Garrido, aún menos porque no está respondiendo a las grandes expectativas que despertó de novillero. Por eso, el cargo de taquilla ayer hay que anotarlo en la cuenta de Roca Rey. Sus dos compañeros anduvieron en plan de más o menos ilustres comparsas para nada capaces de competir con el impresionante fenómeno del Perú.


Ahora mismo el único torero que compite con Roca Rey y le presenta batalla sin acomplejarse lo más mínimo es don Enrique Ponce Martínez que continúa reinando en el toreo mundial cual indiscutible emperador. Si a caso, El Juli aunque no en la misma medida. También Manzanares cuando está en vena. Pero alto ahí. Ni uno más.


Roca Rey levanta la feria con una soberbia actuación y sale a hombros

J.A. del Moral · 25/08/2018
Bilbao. Plaza de Vista Alegre. Viernes, 24 de agosto de 2018. Sexta de feria. Tarde muy nublada con dos tercios largos de entrada.
Tres toros de Victoriano del Río y dos con el hierro de Cortés (primero y cuarto), nobles en distintos grados y con movilidad aunque la mayoría de poca duración salvo el sexto que fue el mejor del envío. Por devolución del repentinamente lesionado segundo, se lidió un sobrero de Encinagrande, muy pronto rajado.
Sebastián Castella (nazareno y oro); Pinchazo y estocada muy trasera caída, palmas con saludos. Estocada desprendida, palmas.
José Garrido (verde ingles y oro): Estocada caída, palmas. Media estocada desprendida, aviso y ovación con saludos.
Roca Rey (blanco y plata): Media estocada y descabello, Aviso, petición insuficiente y ovación con saludos. Pinchazo y gran estocada, dos orejas. Salió a hombros.

En la brega destacaron Rafel Viotti y José Chacón. Ambos también en banderillas, además de Vicente Herrera, Antonio Chacón, José María Amores, Paquito Algaba y Viruta.


Una de las razones por las que le duran tanto los toros a Roca Rey es porque por su orden apenas se les simula la suerte de varas. Claro que esto anuncia la desaparición del segundo tercio por lo que supone para el castigo de las reses de lidia. Se pican para que sangren paro no para destruirlos. Y esto es lo que sucede con Roca Rey. Que no se acaban sino que siguen embistiendo. Habrá aficionados que esto les parezca mal. Pero la realidad se impone y Roca Rey ya la ha impuesto.


De tal manera, ayer lo llevó a cabo en Bilbao y la verdad es que a sus dos toros, especialmente al sexto, les vino de perlas. Imagine que al tercero le hubiera metido dos puyazos de los que muchos prefieren. El toro habría llegado medio muerto a la muleta. Al tercero de ayer aunque terminó rajándose, hubo tiempo suficiente para que Roca Rey se permitiera el lujo de empezar su faena con pases cambiados en los medios, continuar con ligados redondos, primero ligándolos y luego espaciándolos perdiendo pasos tras cada pase antes de que al tomar la izquierda el animal empezó a rajarse. Con este toro se lució tanto como suele con el capote en un suave recibo por delantales y en un variadísimo quite que fue muy celebrado por el público.

Pero lo mejor, lo más grande de su tarde llegó con el sexto al que saludó por verónicas, una serie de preciosas chicuelinas y un sensacional quite por gaoneras cambiadas que remató con dos revoleras. Los públicos se enardecen con Roca Rey desde que empieza la lidia de sus toros hasta el final con la muleta. La faena a este sexto tuvo como premisa su gran intensidad en rondas sobre ambas manos compuestas de hasta nueve seguidos en cada tacada. No fue de extrañar que el público lo celebrara por todo lo alto. La firmeza, el temple, la donosura, la tersura, el no va más…. hasta terminar por angustiosas bernardinas. Fue una sobredosis placentera y emocionante. Fue lo que antes decíamos: un acabose. Hasta el más allá. 

Hasta el delirio colectivo. Por eso a nadie, ni siquiera al presidente le importó un comino que pinchara antes de recetar una gran estocada para que se demandara y se concedieran las dos orejas en un solo acto envuelto en clamores de felicidad y de entusiasmo. !Enhorabuena al torero y a todos sus partidarios que, como es lógico, en El Perú forman un verdadero y poderoso ejercito!


Desespero con Sebastián Castella cada vez que empieza una faena agarrado a las tablas frente a un animal que ya ha anunciado sus limitaciones por falta de fuerza. Los toros suelen estrellarse contra la barrera en tales tesituras y no es de extrañar que protesten por arriba ya dolidos. Eso ocurrió con el primer toro de la tarde. Y por eso mismo casi resultó cogido el espada francés cuando intentó torear por naturales.


Más coherente con el cuarto en los primeros compases de su lidia. Muy templado en el recibo por lances genuflexo, buen quite de réplica por tafalleras al de Garrido por suaves verónicas. Buen comienzo de faena sobre ambas manos hasta que el toro se rajó por completo. Con este la suerte no le llegó a Sebastián.


Tampoco fue propicia la tarde para José Garrido en la plaza donde descubrimos sus grandes posibilidades, aquella mañana en solitario con seis novillos. No le volvimos a ver igual ni tan feliz. Ayer, tras recetar una larga cambiada de rodillas el segundo toro se derrumbó y hubo que cambiarlo por un sobrero de un cuasi desconocido hierro que no duró nada hasta morir de una buena estocada. Con el muy débil quinto que fue protestado en su salida, Garrido quiso lucirse con la muleta – apenas lo consiguió con el capote – en una faena a base de aislados muletazos. Aislados entre otras razones porque Garrido no dio el paso adelante tras cada muletazo. Única manera de conseguir ligar en estos casos. Y ya se sabe que los unipases no encandilan salvo que quien así tenga que darlos sea un gran virtuoso artísticamente hablando.

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