Honestidad y virtud de los gobernantes
Rafael Comino Delgado
Catedrático de la Universidad de Cádiz
Sócrates (470 a. C-399 a.C) es quizá el más grande filosofo de la historia, y según su discípulo Platón, "el hombre más bueno, más justo y más sabio de todos cuantos hemos conocido".
Cuenta la historia que un amigo suyo le preguntó al oráculo de Delfos, ¿quién era el hombre más sabio de Atenas?, y el oráculo respondió que "Sócrates". Cuando el filósofo conoció la repuesta del oráculo comentó: "Me ha escogido a mí como el más sabio entre todos los atenienses, porque yo soy el único que sabe que no sé nada.”.
Pensaba que antes de hablar, lo que se vaya a decir debe pasar los famosos tres filtros de Sócrates: 1º) Que sea verdad; 2º) Que sea bueno; 3º) Que sea necesario decirlo.
Como es sabido, fue condenado a muerte obligándole a beber cicuta, por haberse apartado de aquella democracia griega, cuando en realidad lo que siempre hizo fue decir la verdad por encima de todo (¿qué pensaría de nuestra democracia?). Pedía un gobierno de sabios, pues identificaba el conocimiento moral con la conducta de la persona. Proponía que gobernasen los mejores, los más sabios (que debían tener ante todo modestia), a los que exigía honestidad moral e intelectual.
Una vez terminado el juicio dijo:" Vosotros salís de aquí a vivir; yo, a morir; Dios sabe cuál de las dos cosas es mejor.”
Otro gran sabio de la historia fue el visir (asesor, ministro) egipcio, Pthhotep, que vivió en el siglo XXIV a. C, en la quinta dinastía de los faraones. A él se atribuyen una serie de máximas o proverbios, 37 en total, escritas siendo ya muy anciano, con la pretensión de que sirvieran de modelo o guía, en la vida, a su hijo llamado Ankhu, que también fue visir.
Según Pttahhotep, el hombre verdaderamente sabio debe tener una serie de virtudes, entre las que destacan: Humildad, Bondad, Prudencia y Diligencia en el trabajo, y sentenció: "El sabio nutre su alma de aquello que perdura y así es feliz en la tierra".
El sabio chino Confucio (551 a.C-479 a.C) pensaba que el hombre superior no debe buscar, principalmente, el aprecio del pueblo, sino cumplir con su deber. Decía que su misión no es obtener popularidad, sino realizar adecuadamente su tarea, pues lo importante no es la apariencia sino la realización correcta del trabajo encomendado, insistiendo mucho en la bondad y virtud de los gobernantes.
Un ilustre político alemán del siglo XIX, Otto von Bismarck, dijo, " El político piensa en la próxima elección; el estadista, en la próxima generación".
Probablemente, Vds. estarán preguntándose, ¿bueno y esto a que viene?
Pues viene a que les propongo lo siguiente: Repasen la lista de todos los políticos que tenemos en España con cargos importantes y más o menos conocidos a nivel nacional, desde ex-presidentes del gobierno, o el actual presidente, hasta el alcalde de un pequeño pueblo, y deténganse en analizar si cumplen con las exigencias de Sócrates para gobernar (honestidad moral e intelectual, y solo hablar cuando lo que se diga cumpla sus tres filtros). Así mismo, analicen si poseen las virtudes que exigía Ptahhotep para ser considerado sabio (Humildad, Bondad, Prudencia, Diligencia en el trabajo), o si cumplen lo recomendado por Confucio (ante todo hacer bien su trabajo, con virtud y bondad) y Otto von Bismarck (pensar en la próximas generaciones más que en la próximas elecciones).
Deberían gobernar los más sabios según Sócrates, que además fuesen Honestos moral e intelectualmente, y para ser sabio, según Ptahhotep es necesario ser humilde, bondadoso, prudente y diligente en su trabajo, que habrá de hacerse correctamente como mayor preocupación, según Confucio, y no pensar en el interés personal sino el de todos, según Otto von Bismarck.
¿Cuántos de nuestros políticos cumplen, no todas las exigencias, solo la mitad, o menos aun, solo un 10 %? Yo ya he hecho ese análisis comparativo y, de los que conozco para poder opinar con cierto rigor, me sobran dedos de una mano para contarlos.
Y no hemos querido incluir lo que se dice en el Tao Te Ching (libro de la sabiduría oriental) al respecto de los gobiernos: "El bienestar y la riqueza de la nación no aumentan con leyes y decretos. Cuanto más decretos mas ladrones". A propósito, ¿saben Vds. cuántos decretos leyes (están reservados solo para situaciones de extrema y urgente necesidad, en la Constitución) ha aprobado el Dr. Sanchez en sus nueve meses de gobierno? Pues nada más y nada menos que 32.
¡Simplemente lamentable; dan vergüenza y, al mismo tiempo, pena!
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