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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 6 de julio de 2020

Un San Fermín diferente / por Antolín Castro

No habrá chupinazo desde el balcón ni tantas gentes en la plaza del Ayuntamiento.

Doloroso para los aficionados a los toros, aquí doblemente representados por quienes aman el toreo y por quienes aman los encierros. Doloroso para todos quienes disfrutamos presenciando cada mañana, fieles a la cita ante el aparato de televisión, esos escasos minutos plenos de emoción que supone cada uno de los encierros. 

Un San Fermín diferente

Antolín Castro 
Madrid, 6 Julio 2020
Estamos inmersos en el inicio de los sanfermines, esa fiesta universal en la que tanto se desea que llegue el 7 de julio.

En esta ocasión la famosa canción del uno de enero, dos de febrero… se tornó en una canción de luto según pasaban los meses, una sucesión de encierros, pero de personas de todos los países, por culpa de un ganado llamado coronavirus, de encaste muy peligroso, al que todos conocen como Covid-19. Nada que ver con los encastes de Miura o Victorino.

Ni siquiera el chupinazo tendrá amnistía. La fiesta de todas las fiestas se quedará en recuerdos e ilusiones para que en 2021 las calles vuelvan a ser Pamplona, no una ciudad cualquiera. Ese mosaico internacional que puebla la ciudad, durante esta semana, será inevitablemente solo navarro. A la pérdida de ritmo se unirá una pérdida importantísima para con todos los negocios de hostelería. Todo serán pérdidas, a excepción de la esperanza de que todo vuelva a ser como era siempre.

De aquí no saldrán los toros como cada día

Doloroso para los aficionados a los toros, aquí doblemente representados por quienes aman el toreo y por quienes aman los encierros. Doloroso para todos quienes disfrutamos presenciando cada mañana, fieles a la cita ante el aparato de televisión, esos escasos minutos plenos de emoción que supone cada uno de los encierros. 

Imposible en 2020 ver esta imagen de los tendidos de la plaza

San Fermín, no obstante, es muy grande y su afilada sombra planeará durante los próximos doce meses sobre todos nosotros, deseando que pase pronto, al tiempo que le deseamos al virus que se marche para siempre. Recuperar nuestra vida con todas sus tradiciones es algo que redundará en beneficio de nuestro estado emocional. Unas fiestas de San Fermín que, como el virus, alcanzan a todo el planeta. O lo que es lo mismo, nuestro estado emocional se recuperará con la limpieza de una cosa y con la llegada de la otra.

En esta ocasión el ‘pobre de mí’ se entona antes ya de que llegue el día de San Fermín. Un cambio, tan diferente e importante, que duele con solo decirlo o escribirlo.

Lucirá vacío el hueco de la hornacina del Santo en la Cuesta de Santo Domingo

Pero mientras llega el gran día de su reaparición en las calles, gritemos todos juntos: ¡Viva San Fermín! ¡Gora San Fermín!


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