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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 6 de abril de 2021

No es el color de la piel / por Juan Manuel Rodríguez


 No es el color de la piel, no, es el color del dinero. Contra Cala y sin pruebas es sencillo, contra Qatar y con ellas es algo más complicado. Ahí, mejor de perfil.

No es el color de la piel

No es el color de la piel, no, qué va, es el color de la camiseta. Cuando, allá por 2011 y con motivo de un partido liguero que enfrentaba al Real Madrid con el Barcelona, Sergio Busquets se llevó la mano a la boca para que no se le viera y llamó claramente "mono" a Marcelo, hubo quien sí defendió al jugador azulgrana y, yendo más allá, alegó en su favor que la insistencia del defensor madridista respondía al hecho de que el club blanco pretendía que no pudiera jugar la final de la Champions. La Comisión de Control y Disciplina de la UEFA abrió entonces un expediente informativo al centrocampista y se pidió para él una sanción de cinco partidos de suspensión. Aquel procedimiento, contra el que presentó alegaciones el Barcelona, se inició basándose en las pruebas aportadas por el Real Madrid que consistían en las declaraciones del jugador y del club y, ojo, en un vídeo acreditativo de que efectivamente Busquets había llamado mono a Marcelo.

¿Es racista quien, creyendo defender a un futbolista de su equipo, renegó de las pruebas, se negó a tenerlas en cuenta y culpabilizó al agredido en vez de criticar al agresor? Sinceramente no lo creo, simplemente pienso que estaba equivocado, del mismo modo que hoy están equivocados quienes, sin ninguna prueba que lo acredite salvo el enfado monumental de Diakhaby, condenan a Cala saltándose a la comba la presunción de inocencia y el estado de Derecho. Tampoco creo que Busquets sea un racista, simplemente pienso que insultó a Marcelo con el único objetivo de sacarle de quicio y hacerle perder los papeles. Lo que, con o sin papeles, no tiene un pase es salvar al soldado Busquets cuando había un vídeo que lo condenaba clarísimamente y condenar ahora a Cala cuando no existe prueba alguna de que dijera lo que afirma que dijo el futbolista del Valencia. ¿Pondría yo la mano en el fuego por Cala? Yo sólo pongo la mano en el fuego por mi madre, nada más que por ella. ¿Puede haber llamado Cala "negro de mierda" a Diakhaby? Puede. Lo único que yo me permito reseñar humildemente es que aquí, en España, uno es inocente mientras no se pueda demostrar que es culpable. Por cierto: Busquets no fue castigado, pudo jugar aquella final de la Champions y el Barcelona y el periobarcelonismo se dejaron la vida a la hora de demostrar que Sergio no dijo "mono" sino "mucho morro". Pues eso, mucho morro efectivamente. No es el color de la piel, no, es el color de la camiseta.

No es el color de la piel, no, qué va, es el color del dinero. Condenar a Cala sin pruebas nos sale gratis, crucificar a un futbolista del Cádiz y ponerle a los pies de los caballos no cuesta mucho, es fácil. Cala es culpable, ya está. No al racismo. Pero, insisto, salvo que haya salido alguna prueba o testimonio que indiquen lo contrario, no hay imagen alguna o sonido que demuestre que Cala ofendió gravemente a Diakhaby. Cuando esa prueba salga, si es que sale, no habrá nadie en el mundo capaz de justificar la actitud del futbolista cadista pero, ¿y si no llega a aparecer nunca? Si no llega a aparecer nunca a Cala se le habrá colgado el sambenito de racista. Decía que no se trata del color de la piel sino del color del dinero porque, y según publicó The Guardian y testimonió Amnistía Internacional, en Qatar han muerto ya más de 6.500 personas construyendo las instalaciones del Mundial. Eran personas procedentes en su mayoría de Bangladesh, India o Nepal y, como Diakhaby, seres humanos que tenían una piel de color negro. Los que aún no han muerto sobreviven en condiciones infrahumanas, sin derechos básicos, carecen de permisos para salir o entrar del país o para cambiar de empresa o empleador, no están cobrando lo acordado y se les han retirado los pasaportes y los documentos de identidad, tienen deudas y viven en unas condiciones miserables en campamentos en el desierto. Ahí sí que tenemos materia los periodistas, ahí sí que existen motivos ciertos y comprobados para investigar y para condenar, pero ha tenido que ser un futbolista, Toni Kroos, el que lo denuncie. No es el color de la piel, no, es el color del dinero. Contra Cala y sin pruebas es sencillo, contra Qatar y con ellas es algo más complicado. Ahí, mejor de perfil.

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