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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 1 de noviembre de 2024

CIUDADANOS DE UNIFORME: Carta de un Oficial valenciano.


 '..Estar escondidos en nuestros cuarteles, aislados del mundo, solo da fuerza a quienes argumentan que no somos necesarios. Los españoles merecen saber que aún queda un ejército a su servicio..'
CIUDADANOS DE UNIFORME
Carta de un Oficial
Como militar, oficial y valenciano, siento auténtica vergüenza por cómo se está gestionando la situación.

Todos sabemos que nuestros jefes de regimiento y batallón han puesto todos sus medios a disposición de COMIL para lo que haga falta y que, por decisiones políticas, no se están empleando. ¿Alguien se ha preguntado si el personal del MOE pidió permiso para socorrer a la gente de Albacete o si simplemente avisaron de que iban en camino?

Hace no mucho tiempo, organizamos una gran cantidad de jornadas, exposiciones y conferencias sobre el papel del ejército en la riada del 49, de cómo el ejército se volcó con su ciudad. Y, bueno, compañeros, ¿dónde estamos ahora? Escondidos en los cuarteles, quejándonos en la cantina de que no nos dejan hacer nada y viendo cómo nuestros compatriotas yacen muertos en sus hogares, cómo cientos de personas están desabastecidas e incomunicadas.

Tenemos un regimiento de transmisiones con capacidad para ofrecer comunicación satelital y montar nodos de comunicación. Tenemos un regimiento de Caballería con Centauro, BMR y VAMTAC, capaces de llegar a cualquier lugar, apartar vehículos y despejar vías de comunicación. Tenemos un batallón de Policía Militar con capacidad para labores de seguridad ciudadana, gestión de tráfico y patrullajes, para evitar los saqueos que ya se están produciendo. Tenemos aljibes potabilizados para suministrar agua a la población desabastecida. Tenemos miles de soldados deseosos y dispuestos a ayudar y ser útiles. Mano de obra barata, sí, pero creo que, por esta vez, la buena obra compensa.

Cada minuto que un miembro de la UME o bomberos entrega comida y alimentos es un minuto que no se está buscando a las personas desaparecidas. Sabemos que no todos tienen la instrucción para hacer cualquier tarea, pero podemos retirar barro y escombros, ayudar a trasladar gente en camiones, entregar agua y comida, dar apoyo personal.

¿Dónde queda la íntima satisfacción del deber cumplido de esos jefes que van al cuartel sin hacer nada más? ¿Qué ha sido de ese manoseado artículo 14 y el “hacer lo preciso de su deber sin que su propia voluntad adelante cosa alguna”? Estar escondidos en nuestros cuarteles, aislados del mundo, solo da fuerza a quienes argumentan que no somos necesarios. Los españoles merecen saber que aún queda un ejército a su servicio.
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