Los tópicos de Las Ventas
Por Bocanegra
Madrid, 20 de Mayo de 2010.-A ello han degenerado los que han sido tenidos como axiomas hasta hace poco tiempo, en tópicos y topicazos.
Los aficionados, profesionales, y medios que se erigían como detractores del peso específico y prestigio de la plaza de Madrid, despreciaban las exigencias del público sobre la lidia y actuación de los toreros, recriminaban el buen ejercicio de la autoridad tanto en los corrales como en el palco, la correcta valoración del trapío de las reses, el criterio de concesión de trofeos, y la persecución de la pureza de la ejecución de la suerte de varas se calificaba como un acto de autoritarismo trasnochado. La lógica actitud del público venteño sobre el espectáculo y la homogénea y consecuente reacción ante el estímulo recibido era considerado como exigencias de talibanes. Es decir, que toda acción contribuidora al mantenimiento de la monumental como tribunal del torero y eje de la fiesta, se intentaban contrarrestar de alguna u otra manera.
Lamentablemente ya no hay que preocuparse. Como en tantas otras facetas de la vida española, ha triunfado la degeneración.
Los principios que sustentaron la fuerza de Las Ventas van siendo derribados, ya suena jocoso cuando alguien se queja y emplea los consabidos términos como ¡que duro es el presidente!, o “es que en Madrid se pica demasiado”, o aquello de “aquí el público no pide orejas así porque sí”, “en Madrid el toro sin trapío no sale”, “¡ah! Y las estocadas en su sitio ¿eh?...que estamos en Las Ventas”, faltaría más. Pues adiós muy buenas, a la vista está que todo esto se ha trastocado en presuntuosos tópicos.
La corrida de ayer, la del hierro de moda a rebufo del, bautizado por algún plumilla don nadie, como dios de piedra y otras sandeces, lo que se tenía en tiempos de orden por el toro de las Ventas, en los que ni estos chochillos ni otros identificados como artistas, se atrevían anunciarlos esta plaza, saltó al ruedo con desiguales ejemplares, tres de ellos anovillados, y nobles y dóciles para el toreo, el torero moderno que se empeñan en imponer, naturalmente. El toro, ni es toro ni es novillo, tampoco se sabe si es mansito o bravito, si aguanta la vara o no, que si se cae o no se cae, pero que sí es manejable, que deja estar, vamos.
Pues en esas rebajas los espadas podría haber aprovechado las gangas.
La docilidad y nobleza del torillo primero de Curro Díaz no bastó para que este se acoplara con él, y dibujar el torero de clase y arte que ya se convierte en eterna promesa.
El recurso de pases de la firma, remates y desplantes con gusto no justifica que antes le faltara ánimo, ganas o lo que sea, para trazar el torero fundamental por ambas manos.
Mala suerte tuvo en su segundo con la sorprendente cornada que se llevó en una mano.
Miguel Ángel Perera destacó en su actitud responsable, dispuesto a darlo todo e intentarlo todo, con pundonor y valor. Esto no agradó todos y el voluble público le recriminó en ocasiones, e incluso algunos protestaron la oreja que le concedieron. Ciertamente casi no cogió la izquierda, pero su faena respondió al patrón de Perera, y que fue el modelo de su gran triunfo en esta y todas las plazas de hace dos años. Ahora parece que hay que buscarle las vueltas y ni siquiera respetar la forma de jugársela, que le costó una sria voltereta, similar a la de su encerrona en solitario Madrid, donde entonces permaneció toreando con tres cornadas encima. Tranquilo se puede ir Perera con la oreja que se ganó a pulso.
El mismo público que sufría con Miguel Ángel Perea, disfrutaba con su paisano Alejandro Talavante ya conocido como “El otro”. Los pases sueltos de calidad que le salieron estuvieron rodeados de enganchones, y derrotes a las telas que competían con las banderas de la plaza. Critican a Perera que siempre quiere hacer la misma faena a todos los toros, pero aplauden que Talavante no solo tenga semejantes intenciones, sino que la semejanza la busca en el galapagueño modelo que también se prodiga en faenas de corte repetitivo con el consabido mismísimo final cantado como presunto manoletismo. Decía Camará hijo,de algún torero moderno, que del lazo de la zapatilla de Manolete saldrían dos mil toreros.....
También le pidieron oreja y no tragó el palco, aunque con cuatro suspiros más....a lo mejor.
Por Madrid ya no hay que preocuparse, no tema nadie, solo son tópicos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario