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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 18 de mayo de 2010

FELIZ GALLARDÓN / Por I. Ruiz Quintano


Feliz Gallardón

IGNACIO RUIZ QUINTANO
Madrid.-Martes , 18-05-10
Para decepción del Cuerpo de Pelotas del Estado, Gallardón sólo va a los toros una vez al año. En mayo. Cuando era presidente, el 2, Día de la Comunidad. Ahora que es alcalde, el 15, día de San Isidro, el santo que ponía el arado donde los toreros a la moderna ponen la muleta.
El sábado Gallardón estuvo con su fiel Cobo en el palco municipal de la talanquera venteña: eran dos águilas calculando el taquillaje, que es una forma de calcular cuánto le cae a Esperanza Aguirre como casera de la plaza, que el sábado estaba llena. De «isidros», pero llena, pues actuaban los gallos del toreo moderno, López y Castella.
Gallardón va a la talanquera venteña a ver a López y a Castella, y luego dice que le aburren los toros, pero eso es porque no sintoniza Telemadrid, donde la ironía de Moncholi con López y Castella enardece a las gentes, que no entienden de ironía.
Querido alcalde: el toreo son líneas, como las encuestas, y últimamente, en las encuestas como en el toreo, sólo vemos garabatos, salvo en las encuestas del Ayuntamiento, donde Gallardón escribe recto con renglones igualmente rectos, es decir, que ejerce la democracia sin oposición, que es la buena. ¿Qué es torear? Corrochano creía que lo sabía Joselito, y un toro lo mató en Talavera: se llamaba «Bailaor», lo mismo que el que los guasones del Consejo Taurino incluyeron en el sorteo de San Isidro, siendo eso, el nombre de un torete, lo único temible en toda la corrida. López y Castella son tipos aprensivos, y, de asustados, acometieron la suerte suprema con los mismos trucos de Curro en su elocuente decadencia.
No es su ambiente, el taurino, y menos ahora que, como achaque de madurez, se ha pasado al «kitsch» (el sábado venía de enmoquetar de azul purísima la Gran Vía para celebrar su centenario con una tarta del tiempo de Alicia Moreno al estilo de las de Salones Hiroshima), mas lució feliz Gallardón en el palco: sonrisa de Gioconda, la suya, propia de quien tiene pensado no pagar al retratista.

Gallardón y Cobo

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