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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 16 de mayo de 2015

EL SÍNDROME DE SATURNO / por Fortunato González Cruz



"...Esta narración mitológica se refiere a la conducta de algunos políticos que se niegan a dejar el poder y bloquean el paso a las siguientes generaciones. El caso más visible en Venezuela es Rafael Caldera que devoró sus discípulos, formados en la fragua del socialcristianismo y a los que les impidió el relevo..."

EL SÍNDROME DE SATURNO

Fortunato González Cruz**
Por la calle real
El mito de Saturno ha inspirado a varios artistas pero ninguno ha captado su terrible tragedia como Goya, quien en una de sus pinturas negras lo pinta devorando a uno de sus hijos. Saturno temía que se hiciera realidad la leyenda de que uno de ellos le quitaría el poder y obligó a su esposa Ops a entregarle los hijos que iba pariendo para matarlos y comérselos, salvo uno que cumplió la premonición: Júpiter. El cuadro muestra a un dios envejecido, tenso, miedoso y cruel; y al niño desgarrado.

Esta narración mitológica se refiere a la conducta de algunos políticos que se niegan a dejar el poder y bloquean el paso a las siguientes generaciones. El caso más visible en Venezuela es Rafael Caldera que devoró sus discípulos, formados en la fragua del socialcristianismo y a los que les impidió el relevo. Este mal copeyano se ha reproducido en algunos estados como en Carabobo y en Mérida. Chávez transitaba el mismo camino pero se le atravesó el cáncer y los hermanos Castro, que lo llevarían a la tumba; sin embargo, el síndrome funcionó a medias porque Maduro no es heredero de Chávez sino de los hermanos Castro. Estos y Maduro sí que sufren del síndrome de Saturno no por devorar a los hijos, que no tienen, sino al pueblo que está siendo aniquilado como cuerpo político e incapacitado para reaccionar y retomar la soberanía. 

Visto el proceso político venezolano desde los cuadros de Rubens y Goya sobre el mito de Saturno, ambos expuestos en el museo de El Prado de Madrid, queda en evidencia la irracionalidad del poder cuando se hace patológico y degenera en torpeza y crueldad. La persona o el grupo dominante apela a cualquier maniobra o mecanismo que le permita seguir en el goce obsesivo de su dominación y para ello en algunos casos hay límites, pero en otros no. En unos casos se trata de argumentos y maniobras que impiden el ascenso sin daños extremos; pero el chavismo, como el castrismo o el stalinismo, ha rebasado todos los límites hasta el extremo de intentar aniquilar a toda expresión que signifique avance y relevo. Muchos pueblos han sido y son víctimas de este mal.

Los venezolanos estamos recibiendo como pueblo unos tratos crueles y despiadados, sometidos a un acoso permanente en nuestra vida cotidiana hasta en lo más elemental como encender la luz y disponer de productos básicos. La desazón cotidiana se hace más afanosa cuando se trata de tratamientos médicos o reparar algún electrodoméstico por la falta de repuestos. Los despropósitos contra el sector productivo son letales puesto que nuestro Saturno además de cruel es torpe, que de aquella hermosa propuesta del desarrollo endógeno ha conducido al país a depender en más de un 90% de las importaciones. 

El acoso es total y alcanza la educación, la salud, la seguridad e intenta mover las bases éticas construidas desde los tiempos fundacionales. En política, como es lógico, la conducta es más opresiva y la opinión se silencia, la participación se coarta, la protesta se reprime y las elecciones se manipulan. De esta manera se intenta aniquilar al pueblo y destruir su vocación democrática. Se trata de un proceso de envilecimiento por la pérdida de la cohesión social sólo comparable con la tragedia que vivió el país en la guerra federal.

El mito concluye con la derrota de Saturno y la vuelta a la felicidad por obra de Júpiter, su hijo sobreviviente. Ha sido la historia de muchos pueblos aniquilados por sus Saturnos y Venezuela no será una excepción. En el fondo hay un mosto de reservas éticas, una sabia que alimentará el alma libertaria nacional que más temprano nos devolverá el porvenir, como Júpiter.

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**Fortunato González, es Catedratico de la U.L.A. de Mérida-Venezuela / Miembro de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales / Fundador y Director de la Cátedra de Tauromaquia "G. Briceño Ferrigni" de la U.L.A.

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