"SAN ISIDRO!: ¡QUEREMOS UN HIJO TUYO! / por Domingo Delgado de la Cámara / Fotos de Andrew Moore

-- Fotos de Andrew Moore --

 "...Manzanares es un torero antihistórico, camina a contracorriente del discurrir histórico de la Tauromaquia. Cada vez se ha toreado más quieto, más ligado y más ajustado. Existe un consenso general entre aficionados y toreros de que el toreo más meritorio es el que reúne los elementos ya descritos. Por eso el toreo despegado y de series breves de Manzanares, desconcierta a la afición..."

¡QUEREMOS UN HIJO TUYO!

• Los partidarios de Manzanares vienen de otro sitio ¿Quiénes son? En primer lugar pijos de discoteca, que ven en Manzanares a alguien de lo más “cool”. También abundan los partidarios de la estética más vacía y huera. No debe extrañarnos, en los tiempos que vivimos se valora más el envoltorio que la calidad del producto, estos son los tiempos de la imagen sin contenido.
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Domingo Delgado de la Cámara 

El Rey Juan Carlos y la Infanta Elena parece que se han abonado a la Feria de San Isidro, lo cual me parece muy bien. Eso sí, ayer no vieron gran cosa. Mejor dicho, ayer no vimos nada. Nada bueno, quiero decir. La corrida de El Pilar, de buena condición, estuvo minada por la poca fuerza. Pero hubo un toro de altísima nota, el quinto, que le tocó a Manzanares, que es un tipo con suerte, siempre se lleva el toro de la corrida. Pero dejemos a Manzanares para el final y empecemos por Padilla.

¿Qué pinta Padilla dos tardes en San Isidro? Absolutamente nada. Pinta menos que un servidor en un mitin de “Podemos”. Su presencia en el cartel de ayer únicamente se explica porque le apodera el todo poderoso Matilla. El primero de la tarde tuvo nobleza y se dejó torear, la faena fue totalmente plana y al hilo del pitón. El cuarto tenía tanta clase como debilidad, pedir templanza a estas alturas a Padilla, es como pedir peras al olmo. No se atrevió a sacar los efectos especiales y los toreros tremendistas cuando no hacen tremendismo, se quedan en nada.

Segunda tarde en blanco de Miguel Ángel Perera. Su primero era un inválido que debía haber sido devuelto, solo le sacó dos naturales de nivel. El sexto era muy noble y embestía bien, pero sin ninguna repetición. Perera estuvo bien y los muletazos fueron buenos, pero cuando el toro no repite y los muletazos surgen de uno en uno, aquello no interesa a nadie. Por el viento o por los toros, Perera ha quemado sus dos primeros cartuchos en San Isidro. Vamos a ver qué pasa el día tres de junio, necesita un éxito convincente.

Manzanares es un torero antihistórico, camina a contracorriente del discurrir histórico de la Tauromaquia. Cada vez se ha toreado más quieto, más ligado y más ajustado. Existe un consenso general entre aficionados y toreros de que el toreo más meritorio es el que reúne los elementos ya descritos. Por eso el toreo despegado y de series breves de Manzanares, desconcierta a la afición. Hay mil banderías y opiniones entre los aficionados, pero cuando surge el tema Manzanares, se logra una extraña aquiescencia, todos son detractores. Lo mismo ocurre con los toreros, que en privado le hacen unas críticas más severas que el Tendido Siete. 

Los partidarios de Manzanares vienen de otro sitio ¿Quiénes son? En primer lugar pijos de discoteca, que ven en Manzanares a alguien de lo más “cool”. También abundan los partidarios de la estética más vacía y huera. No debe extrañarnos, en los tiempos que vivimos se valora más el envoltorio que la calidad del producto, estos son los tiempos de la imagen sin contenido. La tontuna de una Maestranza decadente e irreconocible va por ahí, el culto a la pose, a la percha, al aparentar más que ser. Por último tenemos a las que van a ver a Manzanares con las bragas en la mano. En este grupo también hay muchos caballeros de gustos extraviados. A este último grupo de admiradores del alicantino, el toreo les da totalmente igual. Ellos van a inhalar unos efluvios eróticos que nada tienen que ver con la Tauromaquia. Aunque si lo pensamos bien, la cosa viene de muy antiguo. Antonio Reverte era muy malo, el Guerra le despreciaba olímpicamente, pero las señoras abarrotaban los cosos para ver al Reverte. Y por supuesto, todo el mundo tiene derecho a ir a la plaza a disfrutar con lo que le dé la gana. Pero por favor, no me hagan comulgar con ruedas de molino, respeten mi derecho a la discrepancia, que para eso, yo también pago.

A Manzanares le cupo en primer lugar un chivo indecoroso que además estaba inválido, le sustituyó un sobrero de Charro de Llen muy majo y aprovechable. Describir la faena, sería decir lo ya repetido mil veces. Fue más de lo de siempre: casi nada con la zurda, y con la diestra tres y el de pecho, pasando el toro por la M-30. Pero todas estas disquisiciones técnicas les dan igual a las de las bragas en la mano, ellas estaban dispuestas a pedir la oreja de cualquier forma. Pero un pinchazo y un bajonazo horrendo, las privó de la oportunidad. Ya lo hemos dicho, cuando Manzanares no ve venir al toro y tiene que arrancar él, es mucho menos seguro que recibiendo.

El quinto fue excelente por su embestida vibrante, humillada y repetidora, sobre todo por el pitón izquierdo. La faena fue calamitosa. Con la izquierda no se puede torear más despegado. Mil pausas porque no sabía qué hacer. Con la diestra más precauciones de las habituales porque estuvo el toro a punto de arrollarle, el toro tenía raza y no era una babosa. Al tercer muletazo de la serie, se agarraba a los costillares porque no podía con el toro. Y los pases de pecho de aquella manera. Esta vez mató a la primera de una estocada tendida y oreja habemus.

Oreja protestadísima por la mitad de la plaza y no sólo por el tendido Siete. Y oreja aclamadísima por su club de fans. Ese presidente, padre de torero, tenía que haberse guardado el pañuelo, porque la petición no fue mayoritaria. Nunca se vio un disenso tan claro entre los habituales de la plaza y el público de aluvión. Manzanares se aprovecha legítimamente de una situación que le beneficia enormemente, pero sus propagandistas tendrán que aceptar que a la mitad de la plaza no le guste. La libertad de expresión está consagrada en el Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en el Artículo 20 de la Constitución Española. Recuerdo todo esto, porque ahora vendrán los insultos y las descalificaciones por no opinar según se exige por el taurinismo políticamente correcto (e interesado).

Dos filas encima de mí, había un grupete de chonis que se han pasado la tarde diciendo sandeces. Muchas de ellas son intranscribibles por aquello del buen gusto. Pero sí que voy a rescatar dos perlas cultivadas, de las muchas que han dicho esas individuas: “no importa que no mate, con lo bueno que está, como si lo mata a escupitajos”, cuando pinchó a su primero. “¡Queremos un hijo tuyo!”, cuando Manzanares daba la vuelta al ruedo. Ante semejantes comentarios se desvanece cualquier argumentación sensata y cualquier intento de llamar al orden. Vete a tú a hablarlas de la ligazón, de la mano izquierda y del ajuste ¡aquello era la feria de Valverde!…lo bueno es que sin ellas pretenderlo, me han dado el título de la crónica.