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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 18 de mayo de 2015

"SAN ISIDRO": JOSELITO ADAME, OREJA DE PESO / por Domingo Delgado de la Cámara / FOTOS DE ANDREW MOORE


- FOTOGRAFÍAS DE ANDREW MOORE -

"...Ahora mismo Joselito Adame es un gran profesional, con la responsabilidad añadida de soportar sobre sus hombros el prestigio de la tauromaquia mejicana..." 

JOSELITO ADAME, OREJA DE PESO


Domingo Delgado de la Cámara
El único torero mejicano que verdaderamente ha justificado su presencia en San Isidro es Joselito Adame, que ayer cortó una oreja de peso, la más justificada de lo que llevamos de Feria. El año que viene deben repetir a Joselito y traer como novedad a Fermín Rivera, torero desconocido en España, pero que puede sorprender por su gran clase. Y a nadie más, el resto ya ha quemado muchas oportunidades. 

Adame fue el gran protagonista del festejo de ayer, y eso que las cosas no pudieron empezar peor para él. Su primero, noble y flojito, se partió una mano en los inicios de la faena de muleta, y claro, el mejicano tuvo que cortar por lo sano. En el sexto se fue a portagayola y luego lanceó bien con el percal. La faena de muleta comenzó muy bien, con ajustados estatuarios y pases del desprecio, que por primera vez en toda la tarde, metieron al público en la corrida. Aprovechó cabalmente la embestida del toro, sabiendo cortar la faena precisamente cuando el toro empezó a rajarse. Las series con la mano derecha estuvieron bien ligadas, también hubo una serie de buenos naturales. Los remates basados en ayudados por bajo, tuvieron su sabor. Por poner un pero, a veces Joselito encaja mucho los riñones, lo que resta trazo al muletazo. Después de unos ajustadas manoletinas, asistimos a una gran estocada recibiendo. La estocada tuvo mucha importancia, teniendo en cuenta la embestida remisa del toro en un amago anterior. Joselito le dejó pasar y volvió a perfilarse citando nuevamente a recibir. Enterró el acero en todo lo alto, sin echarse fuera y con el mérito añadido de que el toro no humilló nada. El estoconazo por sí sólo valía la oreja, pero además la faena fue buena. Ya lo he dicho, oreja de mucho peso. Ahora mismo Joselito Adame es un gran profesional, con la responsabilidad añadida de soportar sobre sus hombros el prestigio de la tauromaquia mejicana. 

Y aquí se terminan los elogios. La actuación de Juan Bautista y Alberto Aguilar no me ha gustado nada. Además han tenido buen material enfrente, porque los serios toros de El Montecillo han manseado en el primer tercio, pero a la muleta han llegado con muchas posibilidades de triunfo. Ha destacado sobre todos el segundo de la tarde. Sí que es cierto que manseó en el caballo, pero ha sido extraordinario para la muleta. Su embestida era pronta, profunda y larga. Fue un toro de gran clase, un toro para cortar dos orejas, salir por la puerta grande, y ponerse en categoría y en dinero. Alberto Aguilar ha estado muy por debajo de este gran toro. Con la mano derecha lo ha traído y llevado sin ajuste ni confianza. Pero con la zurda ha sido mucho peor, nunca se ha estado quieto. Le ha faltado confiarse, asentarse, echar la muleta delante, dejarla en la cara y ligar los muletazos. No se decidió a hacer lo que de verdad da miedo, echar la muleta delante y llevar por abajo hasta el final ¡y mira que el toro se rebozaba e iba largo! Para culminar el desastre, ha despachado un horrible sartenazo al toro y luego un golpe de verduguillo. Una pena. Se va a acordar de este toro. Hemos visto a Aguilar totalmente descentrado. Aguilar suele estar bien con ese toro medio que deja estar, pero el gran toro se le va y el toro duro le desborda. Y es precisamente con esos toros extremos y exigentes donde se ve el talento de los toreros. 

En el quinto no mejoró la cosa. Un toro muy noble y fácil, pero que salía algo distraído del muletazo. Era un toro para acompañar la embestida y gustarse. No hubo ninguna de las dos cosas. Nada. Esta vez, al menos, mató pronto y bien. 

Juan Bautista ya es un torero veterano al que hemos llegado a conocer muy bien. Sabe su oficio y sabe torear, pero no le da la gana. Cuando no está motivado, cuando no se ve con el agua al cuello, tira cuatro líneas y hasta la corrida siguiente. Es el toreo funcionarial y en horario de oficina. Una tromba de pases sin ajuste y rápidos, más insulsos que la merluza congelada. Tampoco debe extrañarnos, el oficio de funcionario tal y como ahora lo conocemos, es un producto típicamente francés, hijo del bonapartismo. 

Con su primero, Bautista no expuso un alamar. El toro, cuando iba dentro de la muleta, obedecía y embestía bien. Pero había que tragarle al principio del muletazo, porque era un poco bruto y desordenado. Había que echar la muleta delante y ganarle la acción. Bautista no hizo nada de esto, cuatro trallazos hacia afuera y a otra cosa, mariposa. El cuarto embistió al capote con gran clase. Se le podía haber formado un lío con el capote. Este cuarto, fue el único que embistió bien al jaco, sin mansear. Como sucede tantas veces con los toros que embisten muy bien al capote, a la muleta llegó algo quebrantado. Embestía con mucha calidad, pero con cierta sosería. Bautista hizo una faena de trámite en el tercio. Como siempre, no se saca nunca un toro a los medios. Una faena sin alma ninguna y llena de medios muletazos. A este noble toro había que haberle toreado con más gusto y más despacio. Cuando la melodía es suave, la chispa debe ponerla el talento del artista. Pero teniendo otra tarde en la feria, pedir a Bautista que se esfuerce en la primera, es no conocerle. Yo sí que le conozco, no en balde, yo fui un alumno indolente, que pudiendo sacar sobresalientes, sacaba suficientes. Sé de lo que hablo… 











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