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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 22 de mayo de 2015

14ª de San Isidro en Madrid. Gran faena con oreja para Castella, otra buena de Talavante y una engañosa de Urdiales con los tres mejores toros de la tarde./ por J. A. del Moral


Gran faena con oreja para Castella, otra buena de Talavante y una engañosa de Urdiales con los tres mejores toros de la tarde


Madrid. Plaza de Las Ventas. Jueves 21 de mayo de 2015. Decimocuarta de feria. Tarde agradable con algo de viento y lleno total.

Cinco toros de Núñez del Cuvillo, bien presentados. Y un sobrero de “Toros del Torero” por devolución del inválido quinto. Dieron juego desigual. Tan noble como flojo el primero. Lo mismo el segundo. Justo de fuerza y manejable hasta rajarse el tercero. Muy bueno el cuarto por los dos pitones. Magnifico el quinto con gran clase por los dos pitones. Enorme la ovación en su arrastre. Blando y en principio manejable aunque prontamente avisado el sexto.

Diego Urdiales (caldero y oro): Estocada trasera, silencio. Estocada y cuatro descabellos, aviso y gran ovación con vuelta por su cuenta.
Sebastián Castella (corinto y oro): Bajonazo, aviso y silencio. Estocada caída, oreja pedida con gran clamor.
Alejandro Talavante (nazareno y oro): Tres pinchazos y corta tendida, aviso y silencio. Pinchazos y estocada, silencio tras algunos pitos.

Asistió al festejo S M El Rey Don Juan Carlos 
acompañado de su hija, La Infanta Elena.



Segundo plato fuerte de la feria. Y que no se queje más Diego Urdiales que encabeza un cartel de los más apetecidos y, ya veremos una vez terminada la corrida, si también satisfactorios. Como siempre, el juego que den los toros de Núñez del Cuvillo, marcará los resultados. El favorito fue Talavante. Figura en el más estricto sentido de la palabra y en un momento espléndido como bien demostró en su primera actuación al cuajar las por el momento mejor faena de este larguísimo ciclo. Sebastián Castella no es moco de pavo pese a estar ya bastante visto aunque desde el año pasado y en lo que le llevamos de la presente temporada, anda bien y con sitio sobrado aunque en la versión que prodiga ahora gracias a su larga veteranía y gran oficio que nos ha deparado un torero al que ya no da miedo verle torear. Esto va en beneficio de su llamemos conservadurismo, dicho sea en el sentido más positivo del término, pero no como anduvo en su única campaña histórica que ya quedó muy lejos, la de 2006. Esa temporada nunca la volvió a repetir.

Finalmente sigamos con quien empecé, Diego Urdiales, que ayer tuvo la carísima oportunidad de darle la razón a sus defensores e idólatras y quitárnosla a los que no creemos que sea tan bueno como dicen. Veamos lo que pasó en detalle según acostumbro, dando cuenta de los argumentos técnicos de la lidia y de los dramáticos que incluyen al toreo en sí mismo, al ambiente y al comportamiento del público y de la presidencia.

Lo que pretendo aunque supongo que para algunos no lo consiga, es que quienes me lean sin haber visto la corrida tengan la impresión de haber asistido y que los que estuvieron presentes en la plaza o la vieron por televisión, descubran aspectos de la lidia que no vieron y se identifiquen con lo por mí relatado. Que en ello deben centrarse los críticos y no en dar una impresión tan personal que, a leerles, parece que hemos visto una corrida diferente. Vamos, pues.

Castaño, con cuajo, con cara y bien hecho el primer toro. Echó las manos por delante, señal de debilidad da remos, y salió suelto del capote de Diego Urdiales. Perdió las manos tres veces y la gente empezó por mosquearse tras lo de antier. Las perdió el el primer puyazo también. Muy aliviado el segundo. Bronca al palco por negarse a devolver al toro. La impresión personal es que pesaba bastante más de lo que anunciaba la tablilla. Se dolió mucho en palos y arreció la bronca. Bien cubierto el tercio. Urdiales brindó al Rey Juan Carlos, de nuevo se su localidad de la meseta de toriles. Mis noticias es que repetiría en la corrida siguiente. Muletazos por alto para aliviar al animal para empezar la faena. El toro es muy noble. Lástima de ser tan blando. Bien intencionados redondos de Urdiales que ligó al de pecho. Pero en la segunda y en la tercera ronda, el animal perdió las manos. Al natural, casi lo mismo. Al meterse el toro por dentro al dar el cuarto, por poco coge al de Arnedo que pronto fue a cambiar de espada. Lo mató de estocada trasera.

Un pavo el cuarto, negro. Salió renqueando de patas. Y Urdiales dejándose enganchar el capote. Dos veces. En el toreo, cada enganchón supone un estropicio para el toro. Primer puyazo en forma aunque salió suelto. El toro metíó la cara por el lado derecho en la brega. Segundo trancazo aliviado. Se aplaudió al picador Oscar Bernal. Apuros en banderillas con el animal doliéndose de los arponcillos. Urdiales brindó a Curro Romero para agradecerle el piropo que le hizo hace días en una entrevista. Había toro. Tanteos del riojano. Tres con la derecha y el de pecho, bien. Otros tres, enganchado el tercero, de pecho y trincherazo. Molinete y otros cuatro peores que los primeros. Y otro enganchón. Demasiado encima, dos feos más y cambio de mano. Primer natural enganchado. Y dos más igual de enganchado el segundo. Uno bueno. Por fin. Hay que ligar. Hay que ganar un paso tras cada pase. Tres más, el tercero y el de pecho, bien. Muy desigual la faena y que no me vengan con cuentos. Más naturales desigualmente templados y una preciosa trincherilla. Muchos espectadores entusiasmados fueran como fueran los pases. Más de lo mismo, abaniqueo y ¡la locura¡. En mi opinión, dejó escapar al toro. Adornos medio qué y aviso. Si lo mata pronto y bien, le pedirán todo. Pero lo mató de estocada y cuatro descabellos. Urdiales se pegó una vuelta al ruedo por su cuenta y razón. Algo impropio del torero que dicen es. La dio porque él sabe que no lo es. Vuelta de pobrecito. Hay que tener más dignidad, muchacho.

Amplio de cuerna el negro segundo. Corretón de salida y la misma canción que el primero. La falta de fuerza. Perdió las manos antes de ser picado. Se due el toro al caballo contrario y tuvieron que llevarlo al de tanda. Perdió las manos al tomar el supuesto puyazo y manseó. Castella no quitó. Inexistente el segundo puyazo. Y lío en los tendidos más ruidosos. Esperó en palos. Muy desiguales los peones al clavar las banderillas. Castella no brindó a El Rey. Lo haría en el siguiente toro suyo. Con altos diestros a pies juntos arrancó el trasteo, de seguido estropeado por la flojera del animal que, además, se defendió echando la cara muy arriba. Por supuesto que hubo poca limpieza en los muletazos con la derecha. Y en los siguientes que Castella dio en los medios donde, además, molestaba el viento. Es mejor matar que seguir pegando trapazos aunque alguno saliera limpio. Únicamente siendo capaz de no dejar que el toro enganche la muleta, quizá hubiera conseguido algo mejor. Pero no lo fue. Naturales, lo mismo o peor. Pases arrugados, enganchados, horribles. ¡A matar hombre, a matar¡. Bajonazo. Lo que faltaba para un duro.

Colorao chorreao el quinto. Hizo lo que el primero de salida. Manos por delante y a la arena. Fue devuelto tras el primer puyazo del que salió medio muerto. En su lugar de “Toros del Torero”. Cinqueño. Negro con mucha cara. Distraído de salida y corretón. Sin fijeza. Lances ganando terreno de Castella. Tras la media, el toro perdió las manos. Enclenque al recibir el primer puyazo. Muchos capotazos de Castella para colocar el toro de nuevo ante el caballo. Segundo puyazo tardando en acudir y otra pérdida de manos. Muy mal los peones en palos. Castella brindó al Rey entre vivas de algunos espectadores. A los medios en su faena clásica con cambios, de la firma, naturales y de pecho, excelentes. Redondos ligados al de pecho, algunos con mucha hondura y templados. Fijeza y bondad del animal. Un gran toro. Otra tanda muy buena a derechas. Media distancia y tanda de siete con dos de pecho. Intensidad y ligazón. Y magna repetición con cambio de mano y pectoral. Si bueno fue el toro por el derecho, también por el izquierdo. Muy bien al natural Castella en dos soberbias rondas. Y magnífica sobredosis con la derecha. Y precioso postre por ayudados. Gran gran faena de Sebastián. Y el toro de revolución. Y fenomenal estocada en su ejecución aunque quedo algo caída por lo que solo cortó una oreja. Una que valió por dos. Inexplicable que el palco no accediera a que al toro le dieran una merecida vuelta al ruedo. “Lenguadito” de nombre.


El tercero, un colorado muy gordo aunque bajo. Templa Talavante por verónicas y una chicuelina. ¡Qué importante es templar¡. El arma infalible del toreo. Bravo y yendo alegre el toro en el primer puyazo tras rectificar el picador. Sueltecito pero noble y con más fuerza. Lances a pies juntos pero en los medios y con viento. Solo pegó dos e hizo bien. También cumplió en el segundo totalmente aliviado. Mejor así. Hay que picar en función de la fuerza del toro. No porque lo diga el Reglamento. Muy bien como siempre Juan José Trujillo en banderillas. También un buen par de Julio López. El tercero de Trujillo, sensacional. Bien lidiado y bien que le sentó al toro. Tampoco brindó Talavante al Rey. Mucho pie el burel. Estatuarios. Aunque enganchó el tercero. Buenas trincheras, una firma y el de pecho. Abierto al tercio, Tres diestros y el de pecho sin dejar que le enganchara la muleta, pese a cabecear el toro al final de cada pase. Segunda ronda buena aunque menos limpia. Naturales. Bien colocado con cuatro bordados. Su izquierda es infalible. En la siguiente tanda, al dar el segundo se rajó el toro. Pero Alejandro le dio tres más, dos del desprecio y el de pecho. Una lección de lo que supone el temple en el toreo, sí señor. Como no cuadraba, tres doblones por bajo. Pero pinchó y perdió una oreja. Otro pinchazo más y adiós la vuelta al ruedo. Un tercero hondo. Aviso. Y el cuarto…. pititos con silencio al final.

Bonito el colorao sexto. Distraído de salida. Pocos aunque buenos lances por el lado izquierdo de Talavante. Revolera por detrás para colocarlo ante el caballo. Aunque cumplió en el primer puyazo, salió perdiendo las manos. Aliviado el segundo del que salió liquidado en cuanto a fuerza. Buenos pares de Valentín Luján y Julio López. Por ayudados altos y bajos empezó la faena Alejandro. Muy bien a media altura con la derecha. Lo que no es fácil porque el toro va viendo siempre al torero. En una de esas, amago de cogida. Un grito insultante de un espectador, le molestó tanto que decidió matar al animal de inmediato. Pero, además, pinchó.

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