Aunque se dude la presencia de Joselito Adame, herido durante un tentadero la semana pasada, y en caso de que se caiga del cartel, no desluce su atractivo el anuncio del festejo, ya que reúne dos toreros que tienen mucho tirón entre los aficionados de la Ciudad de México: Morante de la Puebla y el peruano Andrés Roca Rey.
En este cartel de la Corrida Guadalupana salta con mayor interés el anuncio de ocho hierros ganaderos, muy mexicanos que tienen categoría en la amplia cabaña brava mexicana: Jaral de Peñas, Villa Carmela, Xajay, Teófilo Gómez, Barralva, Santa Bárbara, Los Encinos y Campo Hermoso…
EL ESPECTÁCULO MÁS NACIONAL Y SU FIESTA GUADALUPANA
Si en la Temporada Grande, o Temporada Internacional en la Plaza Monumental México, son las fechas de febrero los días que en Sevilla califican de “farolillo”, porque se reúne el ramillete de ases de espadas alrededor de la fecha aniversario de la fundación del gigantesco coso, no deja de ser muy importante la Corrida de La Guadalupana, anunciada para este miércoles 12 de diciembre.
Es decir, mañana.
Aunque se dude la presencia de Joselito Adame, herido durante un tentadero la semana pasada, y en caso de que se caiga del cartel, no desluce su atractivo el anuncio del festejo, ya que reúne dos toreros que tienen mucho tirón entre los aficionados de la Ciudad de México: Morante de la Puebla y el peruano Andrés Roca Rey. Éste como primera figura del universo taurino, y el de La Puebla, por su expresión como artista y personalidad irreverente que ha sido aceptada y exaltada por los púbicos del mundo.
Joselito Adame es la primera figura mexicana, pero en la actualidad también surge con brillo propio Sergio Flores, quien, sin haber logrado los triunfos españoles que acumula Adame, ha sembrado seguidores por la templanza y expresión muy mexicana de su toreo.
A decir verdad no se han cosechado los frutos que se esperaron con la siembra de Tauromagia. Tampoco con las generaciones de toreros que se suponía ocuparían el sitio que esperanzadores ocuparon Jorge Gutierrez, David Silveti, Miguel Espinosa “Armillita”, terna que marcó la época post Manolo Martínez, Eloy Cavazos, Curro Rivera y Mariano Ramos.
No, salvo uno que otro chispazo de los mencionados Flores y Adame, poco brilla la fiesta en México.
En este cartel de la Corrida Guadalupana salta con mayor interés el anuncio de ocho hierros ganaderos, muy mexicanos que tienen categoría en la amplia cabaña brava mexicana: Jaral de Peñas, Villa Carmela, Xajay, Teófilo Gómez, Barralva, Santa Bárbara, Los Encinos y Campo Hermoso…
Queda por fuera mucha historia, no cabe duda. Habría sido interesante resumir la competencia en tres divisiones, en vez de llevarla a ocho nombre, pudo haber sido entre las divisas de tlaxcaltecas formadas con sangre del Saltillo de Piedras Negras, o con Sangre de Llaguno como diría Luis Niño de Rivera. Aunque interesan, y mucho, estas ganaderías que recientemente vienen construyéndose en base a diversos encastes españoles, como es el caso de los Atanasios, Juan Pedros y Santa Colomas entre muchos hierros bravos que crecen a lo ancho y largo del mapa ganadero mexicano.
Para concluir dejo claro que, una vez más, será el toro mexicano; ya sea por su procedencia, piedra angular de una fiesta hermosa, distinta y muy original, que reclama revivir con el sentido de la competencia una fiesta hermosa y apasionante, la Fiesta de los Toros Mexicana tejida por hilos de dinastías que se entrelazan en sus toreros, ya sean picadores o banderilleros, y ente familias ganaderas que hoy heroicamente sostienen un espectáculo tan mexicano que tiene derecho a reclamar la jerarquía del espectáculo más nacional.
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