la suerte suprema

la suerte suprema
Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 28 de noviembre de 2019

Con buen humor / por Lope Morales



...Y estudiábamos con beca en Universidades Laborales, y dormíamos en la misma habitación vascos, andaluces, asturianos, gallegos y catalanesFranquismo puro.

Con buen humor

Lope Morales
Diario Jaén, 27 Novbre. 2019
Fue al día siguiente de las elecciones andaluzas. Un compañero del trabajo, en el ascensor, ante los resultados me mira y me dice con cara de asombro: ¿Dónde estaban? Dónde estaba quién. Joder, los fascistas. Mira, Paco, yo no soy un experto en esto, pero en temas electorales lo primero que hago es mirar los resultados de los pueblos que conozco. Y yo te digo a ti que en Beas, por ejemplo, puede haber unos cuantos franquistas reconocidos, como hay comunistas confesos, que por cierto, ni unos ni otros se comen a nadie, y que están en su derecho de serlo. Pero trescientos cincuenta fascistas, te aseguro que no los hay en Beas. Yo creo que esos son votos de indignación de variada procedencia en los que mucho ha tenido que ver lo que está pasando, o mejor dicho, lo que se ha estado dejando que pase en Cataluña.

Pero resulta que yo no llevaba razón. Me lo aclaró Wyoming la otra noche. Gracias a él sé ya mi tendencia política. Soy un fascista. Al parecer somos un montón, eso sí. No estoy solo. Desde hace más de cuarenta años algunos hemos votado a diestra y siniestra, creyendo, por supuesto, que estábamos en una democracia. O eso pensaba, porque según guayomin seguimos en el franquismo. VOX, PP, CS y hasta algunos socialistas, precisamente los que estaban en la transición, todos fascistas. Nuestros padres, escritores, pensadores, directores de cine, actores, panaderos, alcaldes, mecánicos y albañiles... Franquistas todos. Y nosotros llevamos el franquismo en la masa de la sangre. Es verdad. Pero mire, habrá que asumirlo. Estudiábamos Formación del Espíritu Nacional —como los catalanes, mire por dónde—, hacíamos deporte y aprendíamos a montar tiendas en los campamentos de la OJE, y sí, cantábamos el cara al sol, y no la internacional. Qué le vamos a hacer. Y estudiábamos con beca en Universidades Laborales, y dormíamos en la misma habitación vascos, andaluces, asturianos, gallegos y catalanes. Franquismo puro. Crecimos y desde dentro buscábamos la libertad que no había y llegamos a pensar que lo habíamos conseguido después de aquellos años de transición. Pero estábamos equivocados. No habíamos salido de la dictadura. Franco estaba vivo y había que enterrarlo. 

Y ahora sabemos que se abre la esperanza a una España progresista que permita, por fin, que las regiones más ricas no tengan que compartir la comida con las más pobres. Que según donde vivas tengas un trato legal, fiscal, sanitario, laboral o judicial diferente. Una España plural, multinacional, o mejor un Estado confederal asimétrico construido bajo el ideal del “derecho a decidir” en el que unos tengan derecho a cobrar más paro o más pensión que otros según su “nación”. ¿Cómo no haber puesto esas cosas en la Constitución? Menudos franquistas estábamos hechos. Hoy ya podríamos ser una nación de naciones. Una república con un presidente apuesto y un vicepresidente comunista. Y sin toros, esa fiesta salvaje que tanto le gustaba a nuestros antepasados, todas esas generaciones de gente indecorosa que gustaban de ese sanguinario espectáculo al que llamaban arte. Ellos fueron el protofranquismo. Gente inculta que creía que España era una sola nación. En fin, vamos a tomarnos las cosas con humor. Que de eso se trata. Pero para reírnos de todo y para relajar el ambiente, no para envenenarlo. El buen humor nunca fue sectario.

No hay comentarios:

Publicar un comentario