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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 5 de enero de 2020

Reyes Magos, Melchor Gaspar y Baltasar



“Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. (Mateo 2:11)”.

  • Se acerca el 6 de enero, una fecha que los niños esperan con impaciencia: la llegada de los Reyes Magos. Los preparativos son entusiastas, a la vez que llenos de ternura. La carta, los zapatos, el agua y comida para los Reyes y sus animales.

Reyes Magos, Melchor Gaspar y Baltasar

Estamos ante la fiesta más antigua, incluso antes que la misma Navidad. El inicio de su celebración data del siglo III en el Oriente y en el Occidente se adoptó en el siglo IV.

En este día tiene lugar la celebración de tres hechos memorables en la historia de la salvación: adoración de los Reyes Magos, el Bautismo de Jesús y el primer milagro de Jesucristo en la bodas de Caná, gracias al cual los discípulos creyeron en el Maestro.

Los Occidentales aceptaron la fiesta el año 400. Aunque habla de los Magos, el rey principal es el Niño Jesús. Lo dice el inicio de la Misa: "Ya viene el Señor del universo, en sus manos está la realeza, el poder y el imperio. El verdadero rey al que debemos contemplar es al pequeño Jesús".

El misterio de la Epifanía lo subraya Mateo diciendo que los Magos vinieron para destacar las profecías que hablaban de su nacimiento, y el ofrecimiento de oro, incienso y mirra es el reconocimiento implícito de su realeza mesiánica.
Los Magos para los orientales son gente docta; en lengua persa, mago significa “sacerdote”. Pero la Biblia, en general, llama a estos Magos Reyes extranjeros.

Es la fiesta de la santa Epifanía de nuestro Señor, Dios y Salvador Jesucristo lo que, de una forma sencilla y admirable, se le da a conocer a los Magos llegados de Oriente. Su adoración es la clave de este día.

Desea la Iglesia que la luz de hoy, sea el tema central del creyente. Están bien los regalos que se hacen a niños y mayores.

Pero lo fundamental no debe dejarse aparcado para dar paso a lo más festivo, alegre y superficial.

¡Felicidades a los Reyes Magos y a los que lleven los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar!

“El placer de los banquetes no hay que medirlo por la cantidad de las viandas sino la reunión de amigos y la conversación” (Cicerón).
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Los Reyes Magos: ¿Quiénes eran?

Sabemos que Magos de Oriente fueron citados en el Evangelio de Mateo, en el Nuevo Testamento. Como el relato evangélico indica que los sabios llevaban tres ofrendas, oro, incienso y mirra, se dio por sentado que eran tres los Magos que los llevaban, aunque distintas tradiciones han señalado que podrían haber sido dos, cuatro, y hasta doce.

“Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. (Mateo 2:11)”.

El oro es pureza. No se corrompe, no se altera, representa lo más puro del hombre. Se utilizaba en la joyería real y para ornamentos religiosos. El oro, honraba al Niño Jesús como Rey.

El incienso es una resina. Su significado simbólico es la ampliación de la conciencia, la purificación, que va más allá de los apetitos cotidianos. El incienso honraba a Jesús como Divinidad.

La mirra es otra resina, muy empleada con fines medicinales, los embalsamadores egipcios la utilizaban para preparar los cuerpos para la sepultura. La mirra honraba a Jesús como hombre y señalaba su mortalidad.

La primera descripción de los tres Reyes Magos como hoy los conocemos, fue hecha en el siglo XIV, por un monje benedictino, llamado Beda. Describió a Melchor (Magalath) como un anciano de cabellos y barba blanca, procedente de Europa, quien ofreció la mirra. Gaspar (Galgalath), procedente de Asia, joven y rubio, ofrendó incienso, y Baltasar (Serakin), procedente de África, de raza negra, el oro.

A través de los siglos, la tradición ha ido añadiendo otras posibles simbologías, como que los Reyes representaban los tres continentes conocidos en la antigüedad: Europa, Asia, y África; que representaban alma, mente y cuerpo, y otra interpretación, como símbolo de las tres edades del hombre.

Miles de años más tarde, niños de todo el mundo aguardan ansiosos el amanecer del 6 de enero, para correr a abrir sus regalos y comer la Rosca de Reyes. Somos nosotros, sus mayores, quienes debemos recordar la profunda simbología de los obsequios, y elegir regalos útiles para el alma, la mente y el cuerpo de nuestros hijos.

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