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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 28 de mayo de 2015

20ª de San Isidro en Madrid. A hombros Castella aunque no supo indultar a un toro de Alcurrucén que lo mereció / por J. A. del Moral




"...A la faena, sin duda buena, le faltó todo lo que Castella nunca tuvo ni tendrá. Fantasías, variedad, creatividad, personalidad…Y estoconazo caído. Le pidieron las dos orejas y aunque tardaron, cayó la segunda que protestaron los sietemesinos. Al toro, de nombre Jabatillo, le dieron muy merecidamente una clamorosa vuelta al ruedo..."


A hombros Castella aunque no supo indultar a un toro de Alcurrucén que lo mereció


Madrid. Plaza de Las Ventas. Miércoles 27 de mayo de 2015. Vigésima de feria. Tarde calurosa con lleno absoluto.

Seis toros de Alcurrucén, bien aunque desigualmente presentados y de vario juego. Noble aunque muy débil y soso el primero. Sin fuerza, tardo y corto aunque manejable el segundo. Extraordinario y de gran clase el tercero, premiado con vuelta al ruedo. Sin fuerza alguna el cuarto. Muy blando y pronto venido abajo el quinto. Muy flojo y desabrido el sexto

Morante de la Puebla (añil y oro): Estocada, silencio. Estocada, silencio.
El Juli (azul rey y oro): Pinchazo hondo y estocada caída, silencio. Estocada al salto, silencio.
Sebastián Castella (tabaco y oro): Estoconazo caído, dos orejas, protestada la segunda por el sector contestatario. Estocada, silencio.

Ayer pudo ser el gran día…. Sobre el papel parecía que lo iba a ser. Pero el papel es una cosa y la realidad otra. Veremos. Tras el éxito de Castella en su primera tarde, la corrida ganó peso. Pero la atención se centró en Morante que solo vino a esta corrida y en El Juli que actuó en su primera tarde isidril de este año. Le queda la de Beneficencia mano a mano con su amigo Perera.

Los toros de Alcurrucén que se lidiaron ayer fueron los que hubiera querido torear Ponce. Los vio en el campo y los ganaderos prefirieron dárselos a quien apoderaran y al que apoderaron. Vamos, que se los birlaron y adiós Madrid…

Luego haremos cábalas sobre cuanto ocurra y sobre qué habría hecho el valenciano… Es inevitable tomarle de referencia aunque sea injusto porque su portentosa facilidad no la tuvo ni la tiene nadie. Y eso les trae locos a sus pares distantes que le llaman Poncio Pilatos y no hay manera de olvidar las comparaciones con el toreo de los que tanto largan de él en voy muy baja para que no se entere aunque los papás de uno de esto lo dicen en voz alta y, claro, corre el chisme…

Pero estando de por medio nada menos que Morante y El Juli, tuvimos que afinar mucho. Morante, ya se sabe, es como una carísima lotería que, si toca, acaba con el cuadro. Pero habrá que observar si administra bien o mal las condiciones de sus toros que esa es su mayor carencia. Como también tendremos que poner el ojo en las maneras que últimamente tiene El Juli. Su poderío continúa siendo incuestionable. Pero su manera de torear cual cargador de piedras vascas o de muelles, la verdad sea dicha, no me gusta nada de nada. Pero que nada de nada de nada… En fin. Morbo hubo. Y expectación, la máxima de la feria como no podía ser de otra manera con este cartel completamente cerrado.

Siguiendo con la aludida e inevitable comparación, es una pena que en Las Ventas no puedan amenizarse las faenas con música. Pero de una banda en serio. Grande y buena. Sinfónica. Ello contribuiría a terminar poco a poco con los gritones del 7. También para que los toreros se esmeraran en torear y moverse por el ruedo al compás de los pasodobles aunque, puestos a imaginar, ¿por qué no que tocaran piezas sublimes como el domingo pasado en Nimes? Veríamos entonces cómo se las arreglaría El Juli para que sus toscas maneras no hicieran chirriar a la banda…

Fuera de bromas y antes de empezar con los detalles de cuanto suceda, hoy voy a aprovechar el comentario de uno de nuestros lectores en “detorosenlibertad” para referirme a la nula responsabilidad que tienen algunos presidentes de Las Ventas. Yo no suelo nombrar a ninguno porque no les conozco y ni siquiera sé quien preside cada corrida. Me trae al fresco. Ya he dicho muchas veces que los presidentes no deberían convertirse en protagonistas. Pero a algunos les encanta.

Pero miren lo que cuenta mi lector sobre el usía Trinidad López cuando en el reconocimiento se cargó la novillada que, a la postre, resultó trágica, en gran parte por su culpa. Hay que pedir responsabilidad de sus actos por los malos actos presidenciales y destituirlos drásticamente cuando cometan faltas graves. Oído al parche sobre lo declarado por el ganadero de El Montecillo:

<<Trinidad López y su equipo de asesores y veterinarios hicieron traer treinta novillos para aprobar los más destartalados y fuera de tipo, hasta el punto que trajo dos que yo había decidido no llevarlos a ninguna plaza porque eran feos y grandones y pensaba venderlos para correrlos por las calles y aprobaron los dos>>. 

O sea, que no hizo caso al ganadero que le indicó que estaban rechazando lo bueno que trajo y se quedó con lo malo, no hizo caso a los aficionados y consiguió joderles la tarde a los novilleros y a nosotros. 
Por lo menos debería haber ido a visitar a los heridos. Yo le habría apeado del palco de por vida.

Y vamos con los que pasó en la lidia de los seis toros de los hermanos Lozano.
El run-run clásico, semejante al hervir de una gran cazuela bajo el juego, precedió a la salida del imponente cárdeno salpicao que fue el primero de la tarde y de Morante. Le costó llegar a tablas y en cuanto el de la Puebla se estiró a la verónica muy bien en el arranque de cada lance aunque tres le salieron enganchados, los olés le acompañaron con la pasión acostumbrada con este gran artista. El toro derribó con estrépito en el primer encuentro con el caballo y fue El Juli quien se hizo cargo de sujetarlo. No Morante. Fue al segundo en dos trancos porque le cortaron el viaje y le cuidaron. Tenía muy justas las fuerzas. Fáciles El Lili y Sánchez Araujo en palos. Morante brindó al Rey Juan Carlos, otra vez de espectador que fue muy aplaudido. Tardo pero muy noble el burel. Morante empezó la faena por bajo, en redondos, de pecho y trinchera con la derecha. Repitió casi lo mismo aunque rematando con uno de pecho zurdo. Y abrió el toro para seguir a pies juntos sin poder evitar una primera perdida de manos del animal, cada vez menos brioso y venido a menos. En esta parte, digamos menos lucida, brilló un trincherazo. Un natural y el de pecho mas nuevos derechazos, casi todos enganchados pusieron final al trasteo. Había sido toro de medias alturas y de llevarlo muy despacio. No lo hizo mi ilustre tocayo. Mató de estocada recetada con facilidad.

Colorao y con mucho cuajo el cuarto. Se emplazó tras corretear de salida. No llegó a tablas. Tres lances muy exagerados y con la pierna atrás de Morante con los consabidos olés que yo llamo enlatados. Suelto el toro. Cumplió en el primer puyazo, aliviado. El segundo defendiéndose sin quite previo de Morante. Se banderilleó sin problemas aunque al toro le dieron muchos capotazos. El toro llegó noble a la muleta pero sin fuerza. Lo que deslució los buenos propósitos muleteros del artista. Tras intentarlo por los dos pitones sin conseguir que el animal flaqueara, lo mató enseguida de estocada. No hubo nada más que hacer en este mal y único paso de Morante por Madrid.

Don Julián López en acción con el segundo toro, un toro negro que se detuvo unos segundos al salir y que al pasar por delante del 7, fue protestado por ensillado, cortito y culo pollo aunque con cara. Las manos por delante, sin ninguna fuerza y capoteo de fea brega a cargo del matador. Fue solo al caballo saliendo suelto del primer puyazo entre palmas de tango. Quite de El Juli por chicuelinas vulgares y revolera vistosa. Suelto otra vez del segundo puyacito, los del 7 arrecieron por ser cambiado el tercio. Ellos querían que lo hubieran devuelto. ¿El Juli También? Quite por chicuelinas de Castella. Este empeño en dar chicuelinas, un quite tras otro, es deleznable. Garrafal la falta de originalidad por parte del francés. Malo por muy trasero el primer par de banderillas. Solo un palo en el segundo. Y horrible el tercero. Nuevo brindis a El Rey. El Juli sacó al toro casi hasta los medios con pases de tirón. Redondos y el de pecho con su reconocido mando aunque tan vulgares y exagerados como ahora torea. Dos rondas desigualmente templadas. Naturales de uno en uno con no demasiada limpieza ni igual firmeza. Y más a derechas como toda la faena que, de haberla hecho un cualquiera con otro nombre, no habría levantado ni una palma. Toreó de perfil y echando al toro para fuera. A don Julián le aplaudieron no más de 30 personas entes de matar. Pinchazo hondo tendido y estocada trasera caída al salto.

Castaño y altivo el quinto. Largo y con más por delante que por detrás. Distraído de salida. Suelto del capote de El Juli. Por dos veces. Luego lo sujetó bien con lances a pies juntos bajándole mucho las manos hasta que volvió a irse de naja. Solo al caballo aún sin estar en su sitio el primer puyazo aliviado. Muy huidizo el burel y muchos capotazos. Quite muy templado de El Juli por verónicas. Cumplió bien en el segundo puyazo. Hay toro. Otro quite de El Juli por gaoneras muy firme. Tafalleras de frente por detrás de Castella en el turno que le correspondía. Palos caídos en el segundo tercio. Completo el tercero. Y brindis al público de don Julián. Altos a pies juntos con la derecha sin moverse y derecho. ¡Milagro¡ Redondos ya agachado y forzado. Al segundo, el animal perdió las manos. Y al dar el segundo de la siguiente tanda, un cambio, otra vez. Bien El Juli aunque con los defectos interpretativos que ahora le desmerecen. Acosón y susto al intentar dar el primer natural. Muy encima del toro, sin darle hueco, desarme. Vuelta a derechas. Y el toro ya sin resuello. Encimista el torero. Se acabó los que se daba. Estocada trasera al salto. De vacío en su primera tarde El Juli.

El tercer toro, más aparente que el anterior y de pelo castaño. Bien puesto de pitones. No llegó a tablas y se paró. Castella fue a donde estaba y el toro se le frenó aunque luego tomó bien el capote del francés, bien a la verónica. Al colocarlo ante el caballo, el toro echó las manos por delante. Primer puyazo trasero y suelto el burel. Más y muy buenas verónicas de Castella en el quite. Aliviado segundo puyazo. Quite de Morante tras larga preparación. Dos buenas verónicas, otra enganchada y larga. Bueno. Esta vez, fueron mejores las de Castella que está en vena. Parearon Ricardo Izquierdo y José Chacón sin nada de particular. Castella brindó al público. Aunque mejor hubiera sido no empezar la faena como suelen ser sus mejores por lo mucho que desgastan a los toros, se arrancó con pases cambiados por la espalda en los medios, de pecho, molinete y tres firmas sin moverse. La plaza echó humo. En el mismo sitio, al natural. Bueno y largo el primero. Desarme en el segundo. Y cinco ligados al de pecho aprovechando muy bien la larga embestida del animal. Ya se sabe que lo del encaste Núñez de Rincón tienen un metro o más de recorrido cuando embisten con nobleza. Lo mismo o mejor continuó por redondos. Más naturales intensamente ligados y muy despacio. Este toro fue para indultarlo. Yo sé quien lo hubiera conseguido. El que le quitaron la corrida. Más a derechas ya no tan buenos como todo lo anterior. Y a por la espada. Ayudados por bajo y dos eternos de pecho, ya con la espada de acero. A la faena, sin duda buena, le faltó todo lo que Castella nunca tuvo ni tendrá. Fantasías, variedad, creatividad, personalidad…Y estoconazo caído. Le pidieron las dos orejas y aunque tardaron, cayó la segunda que protestaron los sietemesinos. Al toro, de nombre Jabatillo, le dieron muy merecidamente una clamorosa vuelta al ruedo.

Y sexto. Colorao. Se frenó y echó las manos en el capote de Castella, yéndose suelto. Sin fuerza, además, presentida por lo que hizo antes. Muy trasero y dolido el primer puyazo. Suelto hasta cruzar la plaza. Faltal de patas al devolverlo al sitio donde estaba el picador de tanda. Le dieron leña injustificadamente y el toro volvió solo para tomar un tercero, resuelto en picotazo. Esperó mucho en palos y berreó, fallando los peones en los dos primeros pares. Cuando Castella tomó la muleta y empezó la faena sentado en el estribo, algo indebido con un toro tan débil, la tarde pareció quedar vista para sentencia. Pero Castella lo sacó al tercio y le pegó pases sobre ambas manos sufriendo algunos cabezazos que aguantó. En su empeño, no logró lo que quería. Se ganó el respeto del público por querer tanto aunque algunos espectadores empezaron a cansarse. Mató de estocada.

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