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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 2 de agosto de 2018

Llegó agosto bajo el mando de Roca Rey



Entramos en el mes taurino del año, con el que comienza la fase final de la temporada. Y se hace bajo el mando indiscutible de Roca Rey, que cada día va a más, hasta convertirse en el torero verdaderamente imprescindible en todo abono. Pero en el planeta taurina se habla también, y muy bien, del momento que atraviesa Alejandro Talavante, en el momento cumbre de su carrera, camino de convertirse en ese verso suelto por el que el personal va a una plaza. Pero no anda solos. Entre quienes llevan tiempo peleando por su sitio, se ha consolidado Emilio de Justo, hecho en la dureza del torismo francés, pero que una década después se le reconoce en España hasta convertirlo en la gran novedad.


Mucho y bien se habla de Talavante. Y de Emilio de Justo
Llegó agosto bajo el mando de Roca Rey

Hoy por hoy, en la temporada manda Roca Rey, tan joven, tan apabullante.  Es el torero que de verdad se ha hecho imprescindible. En los grandes abonos y en los no tan grandes. Pero en el toreo emergen con fuerza otros nombres.  Alejandro Talavante, por ejemplo, que tras romper con la Casa Matilla, parece como si hubiera recuperado nuevas fuerzas, nuevo espíritu. Y en otro orden muy distinto, Emilio de Justo, que a base de entender al encaste santacoloma, se ha abierto un espacio relevante.

Al limeño han comenzado a llamarle algunos el torero total, porque lleva gente a la taquilla más que el que más y porque cuenta las tardes por triunfos, con una frescura y un desparpajo que aun hoy sigue asombrando. En la temporada de 2018 los toros le están respetando, una circunstancia muy unida a su cada día mejor oficio: sigue haciendo lo inverosímil, pero con mejor cabeza. Por eso cada tarde busca la épica. Consecuencia natural: no hay feria en la que falte su nombre y muy bien colocado.

De los carteles conocidos, para agosto tiene ya comprometidas su presencia en  los abonos de Huelva,  Pontevedra. Puerto de Santa María, Gjjón. Dax, San Sebastián, Málaga, Cuenca, Bilbao, Almería, Colmenar Viejo y  Palencia. Pero a continuación se anuncia en Ronda, San Sebastián de los Reyes, Murcia, Albacete, Salamanca, Logroño, Pozoblanco y Sevila, entre otras. Como sus apoderados se entienden con todas las empresas, acabará el año como líder destacado.

Pero en el mundo del toro se habla mucho y bien del momento que atraviesa Alejandro Talavante. En buena hora la Casa Chopera ha decidido no entenderse con el torero extremeño: dejan a todas sus ferias bastante cojas. Y en Bilbao les hace un señor agujero, en un año trascendental para esa Casa si es que quieren seguir en aquella plaza. Simón Casas, pese a la ocurrencia del sorteo de los carteles, sueña con que en otoño vuelva a pisar as Ventas, pero si lo hace eso exigirá un cambio de trato con respecto al que pactó para San Isidro con los Martilla: aquella sustitución tan forzada en San Isidro no le hizo mucho bien, pese a la puerta grande.

Todos le cantan a Talavante su hondura al torear al natural. Y, en efecto, lo hace de manera sublime. Pero no es menos relevante la soltura y el el mejor entendimiento a la hora de incorporar sus improvisaciones marginales. Lo que de verdad cala es su toreo fundamental, porque hoy disfruta de un enorme sentido del temple, de un manejo muy bien conceptuado de la formas más clásicas y verdaderas. Bien parece que aspira, y puede alcanzarlo, a ser ese verso suelto del toreo, que camina a su ritmo y mandando sobre su propia carrera.

El también extremeño Emilio de Justo, tras una década en la dura lucha de las plazas del torismo francés, ha renacido para el circuito principal. También ajeno, como su paisano, a los planes de los Chopera. Ha entrado entre los preferidos de los aficionados, porque además de entenderse divinamente con el encaste santacoloma, que no es chico mérito,  ha depurado sus formas y el uso de la espada  no tiene secretos para él. La temporada de 2018 debiera ser la de su consolidación  como nuevo valor, para rentabilizarlo luego en las grandes plazas en el año venidero. Para este torero lo mejor aún está por llegar, salvo que el monopolio lo frene.

Los valores estables

Pero agosto comenzará, como en otros momentos, bajo el poderío de El Juli  y las sutilezas exquisitas de Enrique Ponce. En eso pocos cambios se esperan. Pero resultaría erróneo afirmar a continuación que todo será “más de lo mismo”. Son dos toreros, tan diferentes, que tienen buen acierto al escenificar su concepción del toreo tarde a tarde. Por eso llevan tantos años ahí arriba. 

Anda en un momento excelente Miguel A. Perera, que a base de esfuerzo y de la buena dirección de Fernando Cepeda ha sobrevivido todos los intentos por frenar su trayectoria. En 2018, también. Su tarde de Algeciras, en el mano a mano con José Tomás, no pudo ser más rotunda.

Caso a parte la temporada de Morante, con demasiados momentos intrascendentes, con el peligro en convertir su año en algo puramente anecdótico.  Al final, del torero de la Puebla de lo que más se habla es de su quite del bou, en la plaza de León. No parece medida suficiente. Por las plazas del circuito menor puede ganarse dinero, pero no leyenda. Pero su propósito de una temporada cómoda, ajena a los compromisos, es lo que tiene. Y para colmo, el mito de salir de la plaza protegido por la fuerza pública, como pasó en Santander y que en el pasado tanto daba que hablar, ya no crea mitología.

Con demasiados altibajos y no pocas ocasiones perdidas, José María Manzanares; de nuevo por un camino interesante y renovado Sebastián Castella; más asentado Cayetano, que día a día asimila mejor su vocación tardía; no con el fulgor del año anterior, mantiene su torería Antonio Ferrera; después de unas ciertas dudas, Paco Ureña ha vuelto a la senda del toreo profundo, que el reciente zambombazo de Valencia no ha sido una casualidad; aprovechando, en fin,  al máximo la rentabilidad de su gira de despedida, Juan José Padilla.

Entre los jóvenes, Ginés Marín no termina de romper de forma tan rotunda como se esperaba; José Garrido aparece valorado por las empresas muy por  debajo de su realidad; abriéndose paso a base de dar la cara cada día,  el alegre Román;  sin terminar de conseguir que se le de su sitio, el que merece, Álvaro Lorenzo.

Y entre los esforzados, papel al alza para Pepe Moral, como viene ocurriendo tras su paso por Madrid con Octavio Chacón; más indefinida la situación de Manuel Escribano y en camino de subir posiciones Rubén Pinar.

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