Dicho en román paladino, el señor Fandila, que lo es desde hace ya bastante tiempo, sigue siendo capaz de expresarse mediante el derroche de impresionantes facultades físicas que viene manteniendo incólumes a pesar del ya muy largo de su tiempo como profesional. Lo que no es nada fácil en el toreo y aún menos en la muy vistosa suerte de banderillear.
Ayer mismo se prodigó banderilleando a sus dos toros como los propios ángeles. Y, claro, las gentes se lo agradecen enardecidas. Además de lo que consigue El Fandi en sus memorables segundos tercios, también aunque no tanto en el primero – es un valentísimo e inteligente y muy templado capeador – y, aunque estas cualidades no le son tan evidentes en sus faenas de muleta, también es capaz de lograrlas acoplándose a las características de los toros cual ocurrió ayer con el quinto de Fuente Ymbro que cumplió el famoso refrán. Dicho sea de paso porque el corridón que nos sirvió el señor Gallardo nos trajo otros dos toros de campeonato, el tercero y el sexto. Ambos como para haber podido abrir la Puerta del Príncipe. Fueron los del lote del tercer espada de la tarde.
Y le cupieron más para su desgracia que para su suerte al madrileño López Simón que hizo un nutridísimo esfuerzo en mostrar sus últimos y esperanzadores progresos, gracias a la ayuda del más privilegiado Pigmalión de cuantos hayamos conocido en nuestra vida: el sanluqueño Diego Robles quien actualmente se ha hecho cargo de su apoderamiento. Pero le faltan unos cuantos hervores más. Fue una lástima verle incapaz de estar a la altura de sus dos magníficos oponentes. Sobre todo con el tercero que fue de los que solemos llamar “para cantarlo en latín”.
La prodigalidad de las muchas suertes que utilizó Lopez Simón en su gran esfuerzo por conseguir triunfar en esta plaza tan determinante, no pudo hacernos olvidar ni ocultar las extraordinarias condiciones del animal. Y por eso se pasó de faena frente este tercer toro hasta matar muy bien por cierto. No así en el sexto en su irregular labor muletera, quedándole francamente bien una estupenda aunque solitaria tanda a derechas que quedó aislada de las demás por vulgares. En fin…. repetimos que le siguen faltando unos cuantos hervores.
A don Antonio Ferrera, primer espada ayer, le correspondió bailar con el lote menos propicio. Un primer toro que trajo de cabeza al banderillero Montoliú en un tercio banderillero en el que, como siempre que actúa, sobresalió Fernando Sánchez.
Tampoco fue muy proclive que digamos el cuarto toro. Con ambos oponentes, Ferrera intentó desplegar por momentos su actual tauromaquia, tan inventiva como barroca. Le resultó más fácil hallarse a gusto con el toro que abrió plaza que con el tercero que fue el peor de la corrida. En tal desgracia, tuvo que pasarlo peor que mal al ver como fueron los del lote de López Simón. Dos toros que en las manos del ibicenco-extremeño hubieran lucido todas y cada una de sus excelencias.
Habrá que dar finalmente la enhorabuena al ganadero, Ricardo Gallardo, por la gran presentación de su corrida y por el estupendo juego que dieron algunos toros.
Sevilla. Plaza de la Real Maestranza. Sábado 7 de mayo de 2019. Undécima de feria. Tarde veraniega con dos tercios de entrada.
Seis toros de Fuente Ymbro, muy bien aunque desigualmente presentados, tres de ellos – segundo, tercero y cuarto con imponente arboladura – y de juego desigual con predominio de los nobles, sobresaliendo por su calidad tercero, quinto y sexto.
Antonio Ferrera (marino y oro): Pinchazo muy hondo y descabello, ovación. Estocada caída, palmas.
El Fandi (nazareno y oro): Estocada habilísima, ovación. Media estocada de efectos fulminantes, oreja.
López Simón (añil y oro): Buena estocada, aviso y ovación. Estocada tendida y descabello, aviso y saludos.
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