Gran corrida de Fuente Ymbro (Foto: Arjona)
¿Que la corrida estaba entipada, bien musculada y con encornaduras serias y bien colocadas? Pues claro que sí. Pero hay que ver con qué seriedad, bravura y clase ha embestido.
Gran corrida de Fuente Ymbro
Paco Mora
Penúltima corrida de esta Feria de Abril que se ha celebrado en mayo. Seis toros de Fuente Ymbro, cinco de ellos desorejables y el 3º, el 5º y el 6º por partida doble. La culpa de que no haya sido así debe repartirse en partes alícuotas por la presidencia, que sigue haciendo de las suyas, los tres toreros actuantes y un público que, en plena resaca del zambombazo que fue la corrida de ayer, estuvo con la cabeza más en el pasado que en el presente.
No hay más cera que la que arde y los pupilos de Los Romerales, bien presentados, fuertes encastados y repetidores han merecido otro tratamiento. Porque Sevilla será todo lo Sevilla que ustedes quieran y en el toreo los recuerdos son muy bonitos pero no se debe vivir de ellos. Cada día es un afán distinto y hay que reconocer que si los toros de Ricardo Gallardo llegan a salir ayer, otro hubiera sido el cantar. Eso sin obviar que los de Jandilla estoqueados por Morante, Roca Rey y Pablo Aguado compusieron también un soberbio encierro que propició una tarde para la historia.
Así y todo, hay que decir, y al que le pese que reviente, que tanto Ferrera como El Fandi y López Simón, no estando mal, tampoco han rayado a la altura de los magníficos ejemplares que les tocaron en suerte. Aquí el único que tiene esta noche motivos para celebrarlo es el ganadero de Chiclana. Y además puede dormir con la conciencia tranquila, porque ha lidiado en La Maestranza, una vez más, una gran corrida de toros. ¿Que la corrida estaba entipada, bien musculada y con encornaduras serias y bien colocadas? Pues claro que sí. Pero hay que ver con qué seriedad, bravura y clase ha embestido. Alguno de los toreros que la han matado seguro que esta noche dará muchas vueltas en la cama angustiado por la pesadilla de que se le hayan ido dos toros de triunfo al desolladero con las orejas puestas.
Y cuando el serial feriado de Serva la Barí está a punto de terminar, vale repetir que una vez más el palco y la banda –de música digo- han ido a su bola como en toda la Feria. El público que paga y sus deseos y peticiones, expresados pañuelo en mano, les trae sin cuidado.
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