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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 5 de septiembre de 2020

Messi se queda, bueno para el Madrid

EL QUE SE FINALMENTE SE QUEDE MESSI ES UN PROBLEMA DE PRIMERA CLASE PARA EL BARCELONA, SE DEN O NO SE DEN CUENTA DE ELLO SUS MILLONES DE SEGUIDORES.

Messi se queda, bueno para el Madrid 
  • La marcha atrás del astro argentino beneficia al club blanco

Jesús Bengoechea
La Galerna / Madrid, 04.09.2020
En primicia para goal.com, a quienes hay que felicitar por este éxito, Messi ha anunciado que al final se queda en el Barça. La razón que ha argumentado el argentino para el (hasta cierto punto) inesperado cambio de rumbo es que no quiere acabar en los tribunales contra el club en el que se ha criado y que le ha dado (y al que ha dado) fama. Sin menospreciar esta razón, hasta el más cínico puede intuir que algo ha fallado en el plan de Messi, ya sean unos abogados excesivamente optimistas en las perspectivas de liberarle sin cláusula con arreglo a su contrato, ya sea un club de potencial destino que se ha amilanado ante este aspecto legal (o ante otros), ya sea un cúmulo de circunstancias que permiten definir como temerario, con unos días de distancia, el famoso burofax.

Messi con Rubén Uría

El madridismo celebra sanamente ver al barcelonismo alicaído. En cuanto lo ve mohíno, se le activa una sonrisa refleja. Es por ello que el madridismo, en general, ha gozado someramente la tribulación del culerío en estos días postBurofax. Por la misma razón, hay un madridismo que ha encajado con tristeza la noticia de la marcha atrás del astro argentino simplemente por ver el alivio cundir en el bando contrario. Hay que señalar, no obstante, que tan injustificada era la compunción culé por la partida de Leo como lo es ahora el alivio. El que Leo se fuera era buena noticia para el Barça, lo vieran o no lo vieran sus aficionados. El que se finalmente se quede es un problema de primera clase para dicho club, se den o no se den cuenta de ello sus millones de seguidores. Tengo para mí que el Barça ha pasado unos días llorando lo que tendría que haber celebrado, de igual manera que ahora (supongo, aunque no lo tengo claro) se solaza ante lo que debería lamentar. Lo mismo, claro, pero exactamente al revés, puede decirse de la reacción del madridismo ante la noticia. En este asunto hay demasiada gente que no está sintiendo lo que debiera, en el entendido de que no deja de ser una descortesía decir a la gente lo que debe sentir.

EL QUE SE FINALMENTE SE QUEDE MESSI ES UN PROBLEMA DE PRIMERA CLASE PARA EL BARCELONA, SE DEN O NO SE DEN CUENTA DE ELLO SUS MILLONES DE SEGUIDORES.

No hace falta ir muy lejos para buscar las razones por las que esto que ha pasado ahora constituye una buena noticia para el Real Madrid. Las expone Messi, indirectamente, en la misma entrevista en la que anuncia su dondedijedigodigoDiego. Messi se queda porque algo ha fallado en su plan, pero se queda a disgusto y explicitando su absoluto desdén hacia la dirigencia del club -a la que critica sin tapujos- y su competa falta de fe en el proyecto deportivo -lo declara inexistente-. No se puede esperar mucho de la sintonía que tenga con un entrenador que nada más entrar por la puerta ha dañado su ego hablándole con altivez y queriendo cargarse a sus amigos del alma. ¿Qué rendimiento va a dar Messi así, cuando en el horizonte próximo está además la posibilidad de un suculento contrato con otro club?

A partir de enero, Messi será libre (ahí ya no habrá duda) para negociar con quien le plazca sin que en junio ese club tenga que pagar por su transfer, y aunque no hay ningún escenario descartable eso es lo más probable que ocurra. La alternativa es que un nuevo candidato consiga renovar a Messi, pero para eso tiene que querer Messi... y tiene que querer el candidato, alguien que potencialmente puede entender que el Barça necesita pasar ya por el trago doloroso de decir adiós a Messi para poder reconstruirse financiera y deportivamente. Lo que interesa al Madrid es, precisamente, que el inicio de esa reconstrucción se dilate en el tiempo cuanto más mejor. Hoy se ha dado un buen paso en esa dilatación.

Esa reconstrucción, a diferencia de su adversario catalán, la ha iniciado el Madrid hace ya muchos años y a despecho de (o cabe decir gracias a) la salida del Club del segundo jugador más importante de su historia. Florentino Pérez tuvo la visión y los arrestos de hacer algo que solo ahora, a la luz de lo que sucede en Can Barça, permite admirar todo su valor: dejar ir a su gran estrella para no posponer por más tiempo el doloroso pero imprescindible proceso de reconvertirse. El proceso es espinoso pero ya va dando sus frutos, aun en medio de un contexto infernal. Ahí está la última Liga para probarlo.

El Barça, prisionero de una idea, de un nombre, de un espectro del pasado que ya solo emite fuegos fatuos, aún no ha empezado el suyo.

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