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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 3 de febrero de 2021

El Gran Capitán / por Juan Manuel Rodríguez

Yo soy pesimista con respecto a la viabilidad del Barcelona, así que soy optimista desde el punto de vista de un madridista. Y soy pesimista (o sea optimista) porque tengo la impresión (aunque generalizar siempre acarrea injusticia) de que al culé medio no le importa lo que haya que hacer para retener a Messi. Es como si a Edward John Smith, que era el nombre del capitán del Titanic, le avisaran de que tenía un iceberg delante y él se preguntara "¿iceberg? ¿qué iceberg?

El Gran Capitán

En casa tengo un bote en el que voy guardando monedas pequeñas de 50, 20, 10 y 5 céntimos de euro. También de 2 y 1 céntimo, pero esas sirven para poco o, para ser exacto, no sirven para lo que yo quiero las monedas pequeñas, que no es para otra cosa que para recargar una de esas llavecitas tan útiles que introduces en las máquinas del café. La llavecita en cuestión es muy cómoda porque la recargas con 10 euros, por ejemplo, y te olvidas durante al menos 20 cafés. Cuando veo que la llave tiene menos de 1 euro, llego a casa, meto mano en el bote, agarro un puñado de monedas pequeñas y recargo la llavecita. Y en esas estaba anoche cuando, de repente, me di cuenta de que entre las monedas de 50, 20, 10, 5, 2 y 1 céntimo de euro se escondía una tímida moneda de 100 pesetas. ¡100 pesetas! ¡Guau! Hice partícipe de mi descubrimiento a Sara Becerro, que se estaba calentando la cena en el microondas: "Mira, Sara, una moneda de 100 pesetas". Ya ni me acordaba de que hubiera monedas de 100 pesetas y, sin embargo, cuando la peseta era nuestra moneda y nos decían que llegaba el euro, pensé que no me acostumbraría al euro y que siempre pensaría en pesetas. 

Pero ya pienso en euros. Pienso en euros pero ya no hago el cambio instintivo a las pesetas, al pagar algo ya no pienso cuántas pesetas son tantos euros sino que simplemente los pago. Por un café, por ejemplo, 3 euros, que son 500 pesetas. Es curioso pero, al hacer ese cálculo, las personas de mi generación caemos de repente en la cuenta de lo caro que es todo: ¡500 pesetas por un café! ¡Qué barbaridad! En la máquina no, ¿eh?, los de la máquina son más baratos.

Habrá quien, cuando se dice que el Barcelona tiene una deuda de 1.173 millones, piense en las pesetas, 1.173 millones de pesetas, pero no, la cosa es bastante peor. En pesetas, 1.173 millones de euros son 194.000 millones, de ellos algo más de 116.000 a corto plazo, es decir antes de un año. Muchos cafés de la máquina, ¿eh? Lo que, desde 2017, le ha pagado el Barcelona a Lionel Messi (porque ya lo ha cobrado casi íntegramente) por su fidelidad con el club de sus amores han sido 92.130 millones de pesetas, o sea que el astro argentino ha ingresado algo más de 23.000 millones de pesetas al año, aproximadamente 23.032. Con los 32 del final podríamos vivir cualquiera de nosotros con holgura el resto de nuestras vidas así que sí, efectivamente, tal y como anunció en su portada El Mundo el domingo pasado, el contrato de Messi con el Barcelona es faraónico, y no faraónico de un faraón cualquiera, no, no faraónico como el famoso Tutankamón, que el pobre reinó poco tiempo, no, me estoy refiriendo, por ejemplo, a Ramsés II, que estuvo casi 70 años en el machito y que levantó pirámides como si no costaran, una detrás de otra.

Yo soy pesimista con respecto a la viabilidad del Barcelona, así que soy optimista desde el punto de vista de un madridista. Y soy pesimista (o sea optimista) porque tengo la impresión (aunque generalizar siempre acarrea injusticia) de que al culé medio no le importa lo que haya que hacer para retener a Messi. Es como si a Edward John Smith, que era el nombre del capitán del Titanic, le avisaran de que tenía un iceberg delante y él se preguntara "¿iceberg? ¿qué iceberg?" Creo que, en estas circunstancias y con todos estos datos encima de la mesa, se podría dudar sinceramente del barcelonismo de Messi, como, por otro lado, me parece que se puede dudar del amor a los colores de cualquier futbolista o deportista profesional.

 En 2017 Messi exprimió al Barcelona, le sacó el corazón, el hígado, los ojos, el estómago y los pulmones. En 2017 Messi le hizo a todos los culés una PCR anal, pero hurgando. Y hasta el fondo. 

No creo que otro club le pagara a Messi lo que el Barcelona le pagó en 2017: ¿Más de 555 millones de euros? ¿Más de 92.000 millones de pesetas? En 2017 el Barcelona pagó ese dinero por el Messi de 2016, que lo valía, pero, ¿y desde entonces? El Barcelona ha ganado desde entonces 2 Ligas y una Copa del Rey. Poco café.

Y si dudo del barcelonismo de Messi, ¿cómo no dudar del madridismo de Ramos? Sergio le ha dado Me gusta en Instagram a la noticia adelantada por Josep Pedrerol en El Chiringuito a propósito de que el Real Madrid daba por hecho que el defensa central se iba a final de temporada. Luego, según parece, lo ha borrado, pero antes le ha dado eso que se llama &like& en el argot. Gran Capitán fue Gonzalo Fernández de Córdoba y Enríquez de Aguilar, y ese os aseguro que no tenía redes sociales. Tampoco marcó un gol en el minuto 93 en una final de la Champions, eso es cierto, pero tuvo el coraje de poner en su sitio a un Rey de España, ni más ni menos que a Fernando el Católico. Tras la segunda campaña en Nápoles, el Rey le pidió al Gran Capitán que justificase en qué se había gastado el dinero de la corona: "200.736 ducados y nueve reales en frailes, monjas y pobres; cien millones en palas, picos y azadones; cien mil ducados en pólvora y balas; diez mil en guantes perfumados; ciento setenta mil en poner y reponer campanas; cincuenta mil en aguardiente; millón y medio de ídem para mantener prisioneros y heridos; un millón en misas de gracias; tres millones de sufragios por los muertos y setencientos mil ducados en espías". Y acababa así: "Y cien millones por mi paciencia en escuchar ayer que el Rey pedía cuentas a quien le ha regalado un reino". Gol en Las Gaunas. A ese sí que le renovaba yo de por vida.

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