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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 24 de febrero de 2021

La temporada sin bola de cristal / por José Luis Barrachina Susarte

No hace falta mirar al fondo de una bola de cristal para adivinar que sean cuales sean las opciones, ni siquiera la mejor de ella podrá dar ni el menor rasgo de normalidad a los festejos que pudieran celebrarse, y tendrá verdadero mérito el sólo hecho de que las Ventas y la Maestranza lograsen abrir sus puertas una sola tarde por bandera, pero sería imperdonable de nuevo que pasase otro año sin al menos esa tarde que ambas plazas le deben a la Tauromaquia...

USARTE EN ESTADO PURO: La temporada sin bola de cristal

Toros de Lidia / 23 febrero, 2021
La presente temporada ya está echada, y sin haberlo preparado me ha salido este terrible pareado. Terrible porque no hace falta ser un adivino para comprobar que los pasos que se están empezando a recorrer ya son los de una temporada que está muerta antes de comenzar.

Desde Madrid vamos recibiendo las milongas que nos cuentan desde Las Ventas, milongas cuando no bravuconadas que únicamente pretenden postularse para allanar el camino del desierto que se avecina. No se comprende muy bien si es aquello de perro ladrador poco mordedor, o si sencillamente se están limitando a proferir ese odioso discurso políticamente correcto que no sirve más que para contentar a los tontos. Bravuconadas y milongas con el refrendo silencioso de don Tancredo, ocupado en sabe Dios que asuntos pero que no está obrando en los taurinos. Digo yo que su sueldo debería ser prescindible por ahora.

Nos vamos a Sevilla animados por esos avances de carteles -sin entrar en el fondo de estos -que se anuncian para abril, a unos 50 días vista sin que haya el menor atisbo de oficialidad por parte de quienes tienen la responsabilidad de que aquello que se va avanzando por Radio Macuto pueda salir adelante y por derecho.

No hace falta mirar al fondo de una bola de cristal para adivinar que sean cuales sean las opciones, ni siquiera la mejor de ella podrá dar ni el menor rasgo de normalidad a los festejos que pudieran celebrarse, y tendrá verdadero mérito el sólo hecho de que las Ventas y la Maestranza lograsen abrir sus puertas una sola tarde por bandera, pero sería imperdonable de nuevo que pasase otro año sin al menos esa tarde que ambas plazas le deben a la Tauromaquia, aunque sea como acto de desagravio, por mucha pandemia que haya y por mucha afrenta política que surja. De modo que todos debemos conjurarnos para ello, una tarde en cada una, con el aforo máximo que se autorice y arrimando todos el hombro para convertir ese proyecto, no solo en viable sino también en ejemplo claro de lo que son los toros para España. Si hace falta un voluntario para la tarea que sea, aquí me tienen, y como yo habrá unas cuantas legiones.

Por lo demás, ya tenemos la amenaza de una nueva gira de reconstrucción como premio de consolación y consenso para la mansedumbre, el aviso del alto jerarca de Castilla la Mancha para permitir aforos de 500, aforos de 500 en las plazas de su Reino de Taifas y libre capacidad en los trenes que lleven a los aficionados hasta los cosos, también los anuncios de los organizadores de las primeras ferias, bien suspendiéndolas o bien juramentándose para celebrarlas en verano, más o menos cuando estemos en la cresta de la cuarta ola, porque no hace falta una bola de cristal para verlo.

Ahora va remitiendo la tercera, y estaremos en una zona valle durante unas cuantas semanas. Hasta puede que nos den rienda suelta para Semana Santa, tras la cual volveremos a ser malos incrementando los contagios, fruto de lo cual volverán las amenazas confinatorias con las que llegará el estío. Así que otro empujoncito y temporada 2021 que terminará prácticamente inédita.

Hago esta apuesta queriendo perderla, deseoso de comprar mi abono para Madrid, para Sevilla y también para las corridas sueltas que me interesen o, aunque no me interesen sean capaces de despertar ese gusanillo que quiere tirar la mascarilla a la basura de una vez por todas. Me la juego aventurándome con todo esto, con unas ganas tremendas de que al término de estos plazos me sienta ridículo por haber escrito estas líneas de hoy, porque mi mayor deseo en este momento es el deseo de estar equivocado.

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