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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 26 de septiembre de 2021

Las Ventas: El verbo arrear / por Antolín Castro

Los novillos de Fuente Ymbro no fueron de esos a los que se les puede hacer de todo sin que se opongan a nada, pero los novilleros se empeñaron en hacerles de todo, fruto del arrear.

Las Ventas: El verbo arrear

Antolín Castro
Madrid, 25 Septiembre 2021
Llevábamos mucho tiempo sin conjugar este verbo. Hoy en Las Ventas se ha conjugado: Yo arreo, tú arreas, él arrea.

Como muestra digamos que a la media hora de festejo ya pudimos ver a dos de los novilleros actuantes por los aires. Fruto, por supuesto, de ese arrear del que hablamos.

Los novillos de Fuente Ymbro no fueron de esos a los que se les puede hacer de todo sin que se opongan a nada, pero los novilleros se empeñaron en hacerles de todo, fruto del arrear.

Sabíamos que dos de los actuantes ‘se tenían ganas’, que venían de competir en los circuitos de novilladas sin dejarse nada en el tintero y empatando como triunfadores en el celebrado en el norte.

El mexicano Isaac Fonseca y Manuel Perera en el día de hoy siguieron en la misma línea de no dejarse ganar la pelea, de no perder ocasión de hacer quites, de recibir a cuál más volteretas, dada su disposición y sus ganas de arrear. La exigencia de los novillos de Ricardo Gallardo no les impidió arrear, pero no les dejó triunfar. El viento por rachas hizo de las suyas y fue un obstáculo más.

Mejor en sus formas Fonseca, quien mantiene su valor con mayor naturalidad y más crispado y retorcido Perera que apura al máximo sus ganas y disposición. Ninguno pudo redondear el triunfo que, sin lugar a dudas, buscaron.

Pero el tapado, Manuel Diosleguarde, se mantuvo en un papel menos ‘encendido’ pero más productivo. Basó en el toreo clásico sus intervenciones, con sus nervios sí, pero con mayor serenidad. Y arreó también a la hora de competir en quites. Tampoco quiso dejar nada por hacer. Al final, él fue el triunfador al obtener una oreja de su segundo oponente, quizá el que más facilidades ofreció.

Debieron arrear también los operarios de la plaza para sanear lo que ayer era un lodazal, pero fue insuficiente como para que se viera la luz, la arena, muy suelta, era más propia de una playa que de una plaza de toros.

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