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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 29 de septiembre de 2021

"GALERÍA DEL DELINCUENTE". Baltasar Garzón Real, heroico juez emblemático de la Monarquía, ascendido al Olimpo o Walhalla de los dioses togados...

La Transición y muchos de sus más encumbrados héroes han acabado en una orgía de traiciones, felonías, calamidades y desfalcos. La sensación de decepción y fracaso de las últimas generaciones de españoles, incluida la del propio ex juez Garzón, es cada vez más evidente y desoladora.

Una biografía emblemática, pero también de todo un Régimen

Septiembre 28, 2021
Me refiero a la de don Baltasar Garzón Real, heroico juez emblemático de la Monarquía, ascendido al Olimpo o Walhalla de los dioses togados, luego arrumbado en espectacular ocaso tras la wagneriana muerte de Sigfrido. Todo un prohombre del pertinaz socialismo justiciero según entonces lo promovía como caballero de mohatra el diario vespertino independiente de la mañana, hoy global local. Como recordatorio de que estamos hablando de cosas muy serias, incluso el manchego Almodóvar le homenajeó en una de sus películas protagonizada por el ahora maldito caído en desgracia, Miguel Bosé.

La peripecia vital de don Baltasar no deja de ser significativa. Nacido en un pueblo andaluz de una familia modesta me contaron que incluso le prestaban los zapatos para ir al dentista a la capital. Gracias a becas del malvado Régimen fue estudiando y progresando en movilidad social hasta acabar la carrera de Derecho. Y luego, las oposiciones a la judicatura que superó muy joven. Pero lo que en otro personaje hubiera supuesto la legítima satisfacción por lo alcanzado con méritos personales y la ayuda del sistema, se convertiría en motivo de altiva soberbia, ambición, envidia y resentimiento, típicos valores del socialismo, a los que añadir la codicia que no hace ascos al buen dinero aunque sea del narcotráfico.

Lejos quedan ya la llamada Operación Nécora contra el narcotráfico gallego que resultó, pese a su espectacularidad amplificada por la Prensa adicta, una chapuza de Instrucción; o las frustradas aventuras electorales a la sombra del embaucador Míster X.

Se alimentaba una esperanza de carácter más bien mediático mohatrero, desmentida por los hechos, de que la Justicia administrada en nombre del luego fugado a la Costa de los Piratas iba a meter en vereda a la pertinaz oligarquía. 

Aún no se había producido el acoso internacional a un Jefe de Estado sudamericano, ni el famoso «querido Emilio«, (suelta la pasta), o las escuchas ilegales con motivo del no menos famoso escándalo de financiación ilegal de la banda de la competencia que terminarían costándole la inhabilitación como juez.

Inasequible al desaliento, Don Baltasar Garzón se reinventó como se dice ahora. De antiguo pretendido martillo de narcos a su abogado defensor. Una antigua esperanza arrumbada hacia el ocaso.  Acontecimientos propios de estos tiempos marxistas posmodernos.

Pero lo que es bueno para el bolsillo no parece tan compatible con la decencia ni el decoro. En pleno escándalo por la detención a instancias de la DEA norteamericana del Pollo Carvajal, tenebroso militar y agente de la narcodictadura venezolana que sabe de todo y de todos los socialistas y comunistas españoles en relación con los negocios sucios, sobornos, desfalcos, mafias y corruptelas de la feroz dictadura caribeña, se acaba de conocer otro relacionado. Lo informa The Objetive:

Se trataría, si la información es verídica como parece, de una copia facsimil del contrato de servicios de la empresa PDVSA, Petróleos de Venezuela, S A con ILOCAD, S L el bufete de don Baltasar Garzón. Según explica el propio contrato de fecha 15 de noviembre de 2016, aprobado por el propio presidente de la Compañía, don Eulogio del Pino, tiene que ver con asuntos como la defensa por fraude, violación de leyes anticorrupción y contra el lavado de dinero.

Quizás lo más escandaloso sea uno de los apartados del contrato, por importe de 1,98 millones de euros de un total de 8,83 millones de euros. El epígrafe con todo desparpajo dice:

 “Coordinación con la Fiscalía y Tribunales de España a fin de agilizar los trámites y avances del proceso judicial; facturado según el avance de las diferentes comparecencias ante el tribunal de las personas acusadas.”

Sin embargo, el texto del contrato no indica dónde cobraría el bufete de don Baltasar los importes devengados.

Dolores Delgado, ex ministra de Justicia y actual Fiscala General del Estado.

Con esto de la inflación cabe comprender que la clásica célebre astilla judicial de la Restauración haya subido enormemente de precio. Claro que estaríamos hablando de grandes y encumbrados personajes, situados en lo más alto de la cucaña del Régimen.  Don Baltasar Garzón, maestro y espejo de jueces socialistas y contra la Democracia. Y de su actual pareja, novia, barragana, concubina o lo que quiera que fuere doña Dolores Delgado, ex ministra de Justicia con el falsario y ahora nada más y nada menos que Fiscala General del Estado.


Pero no exageremos que no es para tanto: nos debe tranquilizar que según el artículo 117 de la constitución española vigente, con astilla o sin ella, «la Justicia se administra en nombre del Rey.»

Pero, llegados aquí, al otoño del 2021, muchos dirán ¿Cómo hemos podido caer tan bajo?

Por mucha protección mediática que se arbitre para cubrir o vestir al Régimen, como decía el apólogo, “el rey va desnudo”. La Transición y muchos de sus más encumbrados héroes han acabado en una orgía de traiciones, felonías, calamidades y desfalcos. La sensación de decepción y fracaso de las últimas generaciones de españoles, incluida la del propio ex juez Garzón, es cada vez más evidente y desoladora.

¿Tenemos remedio aún como Nación civilizada?

No está claro. Esperemos que sí, pero no parece probable dentro del Régimen. Lo que suceda con este asunto será otro elemento importante para saberlo.

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