A ver ahora qué pegas le ponen a Rafaelillo para no darle sitio en los carteles. ¿Acaso se puede estar más valiente y más torero que ha estado esta tarde en su regreso a la plaza de Pamplona? ¿Acaso se puede estar más solvente ni más redondo?
No le importó a Rafa, que tiró de orgullo y amor propio para lucirse con la capa ante un toro de La Palmosilla de agresiva mirada, venido arriba, que invitaba a tirar los trastos y salir huyendo. Embistió a la muleta mirándole permanentemente. Tenía unos pitones muy astifinos, desde la cepa. Y una viveza que daba miedo. Se palpaba el riesgo, y la posibilidad de mandarlo a la enfermería al más mínimo error.
Visto desde afuera era un trago. Pero Rafael no le dudó ni un instante. Ni una fisura en su ánimo. Con una mentalización a prueba de bombas, Rafaelillo realizó una faena muy ligada, de gran compromiso, enganchó la embestida con la muleta siempre adelantada, y tiró de ella con excelente embroque sobre la mano derecha.
Alegró la faena con algunos molinetes y algún desplante. Se puso muy de verdad con la mano izquierda y mató como está matando últimamente. Le concedieron las dos orejas, de las que no se desprendió, y pidió la cabeza del toro para disecarla.
Lo del cuarto ha sido tal vez menos magistral pero más mágico y tal vez artístico. Se ha unido la emoción por la voltereta que sufrió Rafa cuando el toro se le quedó corto en un cambio de manos. Hizo por él con saña, pero no acertó afortunadamente a meterle el pitón izquierdo, ni a herirle con el astillado derecho.
Había vuelto a torear de manera excepcional con la capa en este cuarto. Y después del percance, despojado de la chaquetilla volvió a rayar a una gran altura. Hubo pases mirando al tendido y también unos a pies juntos sevillanísimos. Otra vez mató con eficacia. Y la presidenta, que tan generosa se mostró en la primera parte de la corrida, estuvo cicatera y le privó de cortar la cuarta oreja que merecía el del Barrio del Carmen. Pero no de la tercera, que esa sí se viene para Murcia.
Tiene mucho mérito todo lo que ha conseguido en su carrera. Más aún lo que ha conseguido después de superar las gravísimas fracturas de costillas que a punto estuvo de costarle la vida hace apenas tres años en esa plaza. Y más aún cuando jamás le han regalado absolutamente nada. Ni siquiera hoy, cuando la presidencia ha estado un poco triunfalista en algún momento del festejo.
Hoy ha estado hecho un torerazo, un maestro y un tío. Enhorabuena a Rafael Rubio «Rafaelillo». Nos tienes rendidos a tus pies, matador.
FICHA: Toros de “La Palmosilla”, bien presentados y de interesantisimo juego en general. Rafaelillo: Dos orejas y oreja con petición de la segunda, no concedida. Manuel Escribano: Dos orejas y vuelta al ruedo tras petición (aviso). Leo Valadez: Dos orejas y silencio (aviso). Entrada: Casi lleno.
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