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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 29 de julio de 2022

Valencia. La fiesta subrepticia / por Paco Delgado

 


 "...a pesar de los pesares, a los toros ha ido más público que a cualquier otro espectáculo celebrado en la ciudad del Turia. Si les dieran más cariño, otro gallo cantaría..."

La fiesta subrepticia

Paco Delgado
Burladero / 28 de julio de 2022
Ha sorprendido la poca asistencia habida en los festejos de la pasada feria de julio de Valencia. Algo que debería preocupar a quien corresponda pero que, visto lo visto, tiene una vertiente positiva y un punto de optimismo.

No sé la razón, pero al optimista se le suele ver con algo de recelo, como con desconfianza. Quien dice que la botella está medio llena cuando está medio vacía. O, como decía Chesterton, “el que os mira a los ojos en vez de hacerlo a los pies”. Y no poca gente ha mirado a los pies al evaluar el resultado del último serial celebrado en el coso de Monleón.

Sin embargo, resultados artísticos al margen, pese a que la corriente mayoritaria habla de fracaso en cuanto a público -objetivamente así habría que calificarlo, puesto que el día de mayor afluencia no se llegó a cubrir las tres cuartas partes del aforo- habría que profundizar un poco más en la cuestión. Entonces el enfoque ya parece otro.

Por un lado hay que tener en cuenta que la variación de fechas no ha tenido la acogida prevista. El hombre es animal de costumbres y la feria de San Jaime siempre tuvo efecto alrededor de la festividad del santo. Por otra parte pareció que las funciones de este serial eran algo como secreto, velado, escondido, oculto... La publicidad para este evento brilló por su ausencia y la promoción y difusión del mismo inexistente. Yendo un día hacia la plaza me encontré, caminando en dirección opuesta, a un conocido, que sin ser un gran aficionado sí que suele ir a los toros, y ante mi extrañeza por su rumbo me contestó que no se había enterado de que tal día hubiese toros en Valencia... y hablo, ya digo, de alguien medianamente interesado en el tema. Figúrense los ajenos e indiferentes...

Además, y siendo sinceros, tampoco la programación era como para colmar la plaza: una corrida de postín, con dos de las principales figuras de ahora mismo y líderes del escalafón con el más principal torero de la tierra ahora mismo, otro cartel de tipo medio, otro de perfil bajo -ambos irreprochables en un serial de mayor contenido, pero no para un ciclo de cuatro funciones- y una novillada picada eran oferta y reclamo para acudir a la plaza.

A todo esto hay que añadir el calor espantoso que se padeció esos días, con una humedad altísima y con el coso sin acondicionar. A estas alturas del siglo XXI es sorprendente e inaudito que sigamos con la plaza sin cubrir y sin estar dotada de las últimas tecnologías en cuanto a acondicionamiento de un espacio en el que se representa un espectáculo con público que paga por asistir.

Y a pesar de todos estos condicionantes, sorprende que cada día hayan acudido tres, cuatro, cinco mil personas, siete u ocho mil el día del cartel estrella. Sin publicidad, sin promoción, con una oferta media-pobre, a una hora incómoda y con un calor asfixiante, hay que estar más que satisfecho con la asistencia habida. Durante esos mismos días de feria, en los cines de Valencia, en el pase con mejor taquilla puede que hubiese veinte o treinta personas. Y hablamos de un espectáculo subvencionado casi por completo, del que se hace abundante publicidad y del que las televisiones, en buena parte productoras o coproductoras de la mayoría de las películas que en la actualidad se hacen, no dejan de meterlo por los ojos del telespectador. Y lo mismo pasa con esa nueva batalla política que es el fútbol femenino, al que hacen estar presente a todas horas en todas las cadenas y en todos los medios sin que se vea que en las gradas haya más público que en los toros en una corrida de medio pelo. Más. Esos mismos días de la feria de Valencia se programaron varios conciertos en los jardines de Viveros, siendo tenido como un éxito el que el día de más gente -para ver a Rigoberta Bandini sacarse las tetas- se dieran cita cinco mil personas.

Es decir, a pesar de los pesares, a los toros ha ido más público que a cualquier otro espectáculo celebrado en la ciudad del Turia. Si les dieran más cariño, otro gallo cantaría.

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