Quien no se pierde es Roca Rey, que entusiasmó desde que se abrió de capa, luciendo en los lances de recibo y en el quite a su mano primero. Puso a la gente en pie al iniciar su faena de rodillas y toreando ya erguido con tanta facilidad como rotundidad, en redondo, al natural y en los alardes finales ya sin espada, apurando de cabo a rabo a un toro que tiró luego sin puntilla y al que hizo mejor de lo que fue, consiguiendo que hasta se le diese la vuelta al ruedo.
Al bravucón y renuente sexto lo enceló enseguida para, insaciable, firmar otro quehacer de aplastante superioridad, entrega absoluta y pasmosa seguridad en sí mismo, haciendo honor a sus apellidos: sólido como una roca y majestuoso como un rey.
Intentó estirarse a la verónica Román con su primero, al que quiso lucir en el caballo, demostrando el toro, en cambio, mansedumbre y poca entrega. Costó Dios y ayuda dejar tres banderillas, huyendo hasta de su sombra y buscando un lugar por el que escapar. Nadie daba un duro por él pero Román tiró de gónadas y derrochó testosterona para, quieto como un palo y bajando muchísimo la mano, ir sacando todo lo que tuvo su oponente en una faena tremenda de valor y aguante. Pero se equivocó al entrar a matar en la suerte natural y tiró a la basura una más que posible oreja.
Y en parecidos términos anduvo con el quinto, un manso que tuvo nobleza y entrega en el último tercio. Firme, sereno, valiente, con los pies clavados a la arena, llevando muy toreado y templado al de Victoriano de Río, que acabó rendido a su muleta. Pero volvió a matar mal. Sí que se premió con la vuelta al ruedo al toro, con lo que una corrida que no acabó de romper puede parecer que fue de juego excepcional. Y no.
Tardó mucho en hacerse presente en el ruedo el primero y también le llevó un buen rato tomar el capote de Morante, que veroniqueó con más intención que resultado. Esa fue su constante. En la muleta tardeó mucho, embistiendo cansino y al paso y por el pitón derecho; por el izquierdo fue mucho más incierto. Apretó y achuchó y su matador no le dio coba.
Con el cuarto, otro animal desentendido y aplomado, tiró de paciencia y pundonor para justificarse.
La ficha
Valencia, 15 de julio.
Segunda de feria Más de media de entrada. Toros de Victoriano del Río, bien presentados y mansos en conjunto. Tercero y quinto fueron premiados con la vuelta al ruedo.
Morante de la Puebla (de púrpura y oro), pinchazo y media, silencio; metisaca y casi entera, silencio.
Román (de blanco y oro), cuatro pinchazos y estocada, aviso, ovación; pinchazo, estocada, aviso, tres descabellos, vuelta al ruedo.
Roca Rey (de tabaco y oro), entera, dos orejas; entera, oreja.
De las cuadrillas destacaron Antonio Chacón y Javier Ambel.
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