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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 19 de abril de 2023

La vida es sueño / por Pla Ventura


"...No deja de ser un milagro que le hayan dado paso a Tomás Rufo, al mismísimo Ángel Téllez, incluidos Ortega y Aguado pero, salvo ese pequeño grupo mentado, todas las ferias se montan con toreros que llevan más de tres lustros de alternativa, al tiempo que, quinientos chavales ejercen como novilleros a la espera de un mañana mejor que nunca llegará..."

La vida es sueño
Pla Ventura
Toros de Lidia/19 abril, 2023
La vida es sueño, así lo dijo Calderón de la Barca y definió perfectamente la existencia del ser humano. De igual modo decía Facundo Cabral, ¿qué sería de un hombre sin un sueño? Y le asistía toda la razón del mundo. Soñar no es malo, todo lo contrario. Lo triste es cuando se sueña estando despierto que, es lo que les sucede a los toreros del mundo. Todos se aferran a sus sueños hasta que, pasados los años, al final, deciden despertar y sacudirse el letargo que tanto les adormeció. Algunos, hasta se les ha pasado la juventud sin oficio ni beneficio pero, insisto, todo sea por los sueños.

Dicho lo cual, cada vez que analizo la profesión de torero se me eriza la piel. Lo digo porque, son cientos los chavales que lo intentan, algo así como los que jugamos a la lotería para  ver si somos los afortunados puesto que, como quiera que el azar sea caprichoso, igual un día nos levantamos y somos millonarios. Eso está muy bien para los que jugamos diez euros cada mes en la lotería que, en definitiva, tampoco nos arruina pero, en el caso que los toreros que, además de esperar a la suerte tienen que invertir mucho dinero de su bolsillo y, como diría el otro, ¿de dónde lo sacan si lo que pretenden es ser toreros para lograr el bienestar económico? Nos encontramos con la pescadilla que se muerde la cola.

No quiero desilusionar a nadie si de toreros hablamos, válgame Dios. Todo lo contrario. Lo que digo no son palabras de negación para nadie, más bien de admiración y de asombro para todos aquellos que lo intentan pero, sufro más de lo debido. Es cierto que en mi época de juventud, ignorante por completo, yo era lo que se dice un aficionado feliz, todo me parecía grandioso –que muchas veces todavía me lo parece- puesto que como nunca analizaba yo era el más feliz de los mortales. Sin embargo, un día, hace ya muchos años decidí profundizar, analizar la fiesta por dentro, comprobar situaciones rocambolescas y, que todavía sigan quedando hombres con la ilusión de ser toreros, además de acaudalar muchos sueños, son gentes de otro planeta.

Son más de cinco lustros presenciando los mismos carteles, idénticos diestros en todas las ferias, sin la menor renovación y, a poco que te descuidas, como tantas veces dije, no es que se marchen los veteranos para dejar paso a los jóvenes, nada de eso puesto que ocurre todo lo contrario, siguen reapareciendo diestros que ya lo dijeron todo pero vuelven por si queda algo en el canasto para llevárselo y, a su vez, impedir que nadie tenga acceso al escalafón. No deja de ser un milagro que le hayan dado paso a Tomás Rufo, al mismísimo Ángel Téllez, incluidos Ortega y Aguado pero, salvo ese pequeño grupo mentado, todas las ferias se montan con toreros que llevan más de tres lustros de alternativa, al tiempo que, quinientos chavales ejercen como novilleros a la espera de un mañana mejor que nunca llegará.

Y por si faltaba algo, luego vienen los desengaños, las puñaladas traperas hacia todos aquellos diestros que, en una tarde determinada han triunfado y se les ha ninguneado como si nada hubiera pasado, lo cual viene a certificar que, además de la suerte que ya es un componente muy difícil de esperar, hay que batallar contra el sistema, contra las injusticias que se cometen contra muchos toreros que, con enormes posibilidades se quedan en el camino por culpa de las circunstancias.

De igual modo, porque todo hay que decirlo, un día de la vida te ponen en un cartel en Sevilla y, para colmo embisten los toros y al despertar te encuentras con la triste realidad de que tienes que cambiar de oficio, es lo que les pasó a los chavales el pasado domingo en la Maestranza sevillana, lo que viene a demostrar que, como todo en la vida, muchos son los llamados pero muy pocos los elegidos.

--En la imagen Rafael Serna, que el pasado domingo le tocó en suerte un toro bravo en Sevilla y, le ocurrió la peor de las desdichas, que el toro fuera bravo.

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