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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 15 de abril de 2023

Pocos pitos, alguna bronca y ninguna gran bronca / por Ricardo Díaz-Manresa.


"...No sé si se dan cuenta de cómo está cambiando el panorama, que cambia y mucho. Faenas interminables, no vuelta al ruedo sin oreja, pocas ovaciones de montera en mano durante el capote y exprimir a los toros aunque se vea que no va a ser..."

Pocos pitos, alguna bronca y ninguna gran bronca

Ricardo Díaz-Manresa
Avance Taurino/15 abril 2023
Son tan trabajadores, tan pesados, tan voluntariosos que, claro, no se les puede pitar. Y por eso cada vez hay menos pitos o pitadas. Han cumplido, se han esforzado, han aburrido aunque, ahora, entre palmas a la voluntad se oyen muchos avisos. Es la época de los avisos en el toreo. Todo el mundo quiere estar 10 minutos toreando o dando trapazos o mantazos, según. Tanto que recuerdan la anécdota de aquel rejoneador que no terminaba nunca la faena, que el conserje le dijo : tome usted las llaves y cierre la plaza cuando acabe.

Pues si no hay pitos, no les digo lo de las broncas. Desaparecieron los toreros, con arte o sin él, que despachaban en un minuto al toro que no les gustaba con sartenazo final. Enfado del respetable y bronca. Y no les recuerdo lo de los artistas cuando desaprovechaban los toros que valían, muchísimos, y los que no. Insultos y música de viento o gritos de gargantas irritadas.

Y ahora viene lo de la gran bronca con muchísimas almohadillas en el ruedo y, por si faltaba algo, lanzamiento de otras tantas cuando el torero de la gran bronca abandonaba la plaza acompañado de insultos. Esto está desapareciendo. Los tiempos cambian en todo y ninguno se parece al pasado.

Hasta Morante, que alguna vez era protagonista de esto, como ahora es otro, que lo intenta casi siempre y se la juega, pues no escucha ninguna, sino al revés. Fueron famosos en el toreo moderno Curro Romero y Rafael de Paula, acostumbrados a esos líos pero oyendo los escándalos como el que oye llover. Supongo. Lo aceptaban como lógico.


Curro es el torero que más toros buenos o aceptables ha desaprovechado y daba la impresión de que voluntariamente. Algunos es que no podía pero otros muchos que no quería. En cambio Paula podía menos y se le iban quizá por sus lesiones físicas. O porque no era el día.

Pero a cierta parte del público les encantaba verlos torear bien y…puede que más verlos pegar sublimes petardos y decirles todo lo que se les antojaba.

Tampoco sé si eran buscadores de grandes broncas porque eso les podía favorecer su look de diferentes y tener más oportunidades y más corridas y, quien sabe, si más dinero. Pues cierto o no este cuento, que creo que sí, Curro se mantuvo en los ruedos hasta casi alcanzar la ancianidad y porque el empresario entonces de la Maestranza se le puso en contra y se acabó lo que se daba, que el público, no se olvide, seguía admitiendo como diversión o resignadamente.

Otro que oyó pocas, pero monumentales, fue Antonio Ordóñez, que a veces parecía que quería irritar a la masa.

Ahora esa clase de toreros ha desaparecido y el resumen es pocos pitos, alguna bronca y ninguna gran bronca.

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