TOROS FERIA DE OTOÑO DE MADRID
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Feria escasa de trofeos, pero con emotivos pasajes
Juan Miguel Núñez / EFE
Madrid, 3 oct (EFE).- La Feria de Otoño, en cuyo cuadro de honor figuran sólo los nombres de Iván Fandiño y el novillero Víctor Barrio, los únicos que han cortado una oreja, sin embargo, y pese a esa escasa cosecha de trofeos ha tenido pasajes de toreo muy sincero y emotivo que deja también varios triunfadores morales.
En realidad el ciclo, recién finalizado en Las Ventas de Madrid, proporcionalmente no ha ido tan mal para lo que es habitual en esta plaza teniendo en cuenta que en cada festejo de los cuatro programados -tres corridas y una novillada- siempre hubo motivos para la diversión y el entretenimiento, sobre todo por las actuaciones que cumplieron los toreros.
Por orden cronológico, y en base a triunfos materializados, hay que hablar en primer lugar del novillero Víctor Barrio, que en la primera tarde del serial cortó una oreja del último y único novillo que embistió en condiciones del encierro de Gabriel Rojas.
Desde el compromiso que suponía para el novillero segoviano estar bien a toda costa al encontrarse prácticamente a las puertas de una alternativa que en vista de su amplio rodaje ya no podrá demorar más allá del comienzo de la próxima temporada, su segunda faena tuvo mucha fibra y emotividad.
Sin dejarse llevar por los nervios de la situación, Barrio hizo un buen planteamiento técnico, su actitud fue de una absoluta entrega y demostró también una capacidad artística de gran altura.
Fandiño, el único matador de los ocho que han intervenido en el serial que "ha tocado pelo", fue gran protagonista junto a David Mora del mano a mano que ambos libraron el sábado, y con el mérito añadido de que los toros de ese día, de Gavira, dieron para muy poco o nada.
El primer triunfo tanto de Fandiño como de Mora fue poner el "no hay billetes" en taquilla, y a continuación no defraudar tanta expectación, adoptando para ello una actitud sencillamente heroica.
Muy bien Fandiño, dejándose la piel, y no es frase hecha, en las tres faenas que cumplió, la última de las cuales resolvió en el triunfo de la oreja por el riesgo y la entrega que tuvo su gran estocada final.
David Mora, ejemplo de torería y honestidad esa tarde, apuró al límite las escasas, más bien nulas, posibilidades que brindó la corrida, y de ahí que el tendido valorara mucho su firmeza y valor, su mando y poderío, obligándole a dar una vuelta al ruedo que, aún sin la oreja en la mano, tuvo sabor a triunfo grande.
Otro héroe en la feria es "Rafaelillo", también rey del valor, por su apabullante actitud la tarde de "los adolfos". Pero además no destacó sólo por su temeridad, si no por su aplomo y seguridad, en consecuencia por su capacidad para resolver en tan extrema situación. Lástima que la espada se llevó un triunfo cantado.
De la misma manera que "El Cid" se dejó en la suerte suprema lo que pudo ser una Puerta Grande que ya tenía entreabierta por la perfecta combinación que hizo del temple y la exquisitez, el mando y la ligazón, la buena compostura de su figura y el ajuste, con un bravo toro de "El Puerto de San Lorenzo", el único astado potable de un encierro que también dejó mucho que desear.
Porque fallos a espadas al margen el verdadero talón de Aquiles de la feria ha sido el ganado, que salvo las excepciones ya contadas, ha protagonizado el capítulo más lamentable.
Nada pudo hacer el francés Sebastián Castella con un lote infumable del "puerto", como tampoco Miguel Ángel Perera, y eso que éste se la jugó con cabeza y tesón, y sin miramientos de ningún tipo.
Antonio Barrera cuajó muletazos de muy bella factura a un toro de Adolfo Martín de los que en el argot se llaman pajuno, que por dócil apenas tuvo "chispa", circunstancia que sorprendentemente se volvió contra el torero por la frialdad del tendido.
Tampoco le echaron cuentas a Serafín Marín, sencillamente sin toros. Y más de lo mismo pasó con los novilleros Francisco Montiel y Alberto Durán.
En la novillada sin picadores de la Escuela de Tauromaquia de Madrid, en la matinal del domingo, cortaron una oreja cada uno Gonzalo Caballero y César Valencia, y dio sendas vueltas al ruedo Víctor Tallón, lo que quiere decir que pese a todo hay esperanza de futuro.
Claro que para seguir contentando al personal también es importante que mejoren las perspectivas de la cabaña de bravo. EFE
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