la suerte suprema

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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 10 de mayo de 2015

CÓRDOBA: PASEÍLLO DE JOSÉ Mª MONTILLA, EL CÓRDOBÉS Y ZURITO EN EL CINCUENTENARIO DE LA PLAZA DE TOROS.


Manuel Benítez "El Cordobés", Gabrield ela Haba "Zurito" y José María Montilla, cincuenta años después. /Foto de Arjona/

 Fotos: La Loma

CINCUENTENARIO DE LA PLAZA DE TOROS DE CÓRDOBA

 A Beneficio de la Asociación contra el Cáncer


Talavante pone la guinda en Los Califas

El pacense corta dos orejas en la corrida extraordinaria para celebrar los 50 años del coso cordobés
  • ..Orejas de escasa consistencia en una corrida, que en general, le faltó más toro.

Rafael de la Haba 
Ganado: por orden de lidia, toros de Garcigrande (sobrero en sustitución de otro de Fuente Ymbro), deslucido; Juan Pedro Domecq, sin fuerzas; Garcigrande, noblón pero soso; El Pilar, reservón; Núñez del Cuvillo, noble pero medido de fuerzas, y La Palmosilla, de buen juego. Encierrro justo de presentación, excepto el sexto.

Juan Serrano 'Finito de Córdoba': dos pinchazos, media estocada atravesada y dos descabellos (silencio tras aviso).

José Antonio Morante 'Morante de la Puebla': estocada desprendida y trasera (una oreja).

Julián López 'El Juli': estocada casi entera trasera (una oreja).

José María Manzanares: estocada tendida (una oreja tras aviso).

Alejandro Talavante: estocada (dos orejas).

Julio Benítez 'El Cordobés': pinchazo y estocada (silencio).

Plaza: tres cuartos de entrada en tarde calurosa.

Allí estaban José María Montilla, Manuel Benítez El Cordobés y Gabriel de la Haba Zurito . En la puerta de cuadrillas, 50 años después. Ayer volvían a hacer el paseíllo --esta vez vestidos de traje de calle-- en la plaza que ellos mismos inauguraron el 9 de mayo de 1965. Muchos sentimientos y recuerdos. También recreación de aquella jornada en los prolegómenos, con los coches de caballos, las mantillas y las flores adornando el coso. Como entonces, igualmente a beneficio de la Asociación Española Contra el Cáncer. Pero hasta ahí. Luego, cuando sonaron clarines y timbales, poca historia en el ruedo. Porque más allá de que al pastel de la celebración viniera Alejandro Talavante a ponerle la guinda del triunfo, faltaron ingredientes más fundamentales, como los del toro, la emoción, el toreo en su más amplia dimensión... Así es que, en vista de esto y el número de trofeos concedidos, festejo amable, que por momentos más se pareció por esta circunstancia --y la presentación del ganado-- al tradicional festival que abre la temporada cordobesa que a una corrida extraordinaria, con los toreros vestidos de luces y anunciados con toros. Los Califas, sin duda, estuvo ayer de dulces bodas de oro.

Talavante hizo lo mejor de la tarde en el quinto. Desde luego. Aunque no arrebató. Ante un toro de Núñez del Cuvillo noble, pero medido de fuerzas, el pacense estuvo templado y ligado, muy variado en los remates e imaginativo a la hora de abrir el repertorio, pero a la faena le faltó garra, sal, emoción, justo lo mismo que no aportó el toro. Aun así, el hombre dibujó buenos naturales, se empleó en lo accesorio, dio muletazos de todas las marcas, se pegó un arrimoncito final y remató con una estocada contundente. Aquello no explotó, pero fue suficiente para el doble trofeo en vista de lo fácil que venía la tarde a la hora de solicitar y conceder orejas.

TROFEOS SIN PESO 
Antes, por ejemplo, se había llevado Morante otro apéndice por mucho menos. Con un toro descastado y sin fuerzas de Juan Pedro Domecq, el sevillano se entregó con el capote --en unos lances a pies juntos, un galleo para poner al toro en el caballo y en un quite por verónicas-- y puso empeño en plantear una faena compuesta, pero con el toro cada vez más apagado aquello quedó en los destellos de algún capotazo y un lujoso ayudado por bajo. Muy poco para un trofeo. Como escaso resultó lo de El Juli para llevarse otra oreja sin peso del tercero, un toro de Garcigrande tan noblón como soso. La mayor virtud del madrileño, ligar los muletazos y alargar el viaje del animal, pero solo por el derecho, porque ya al natural no hubo igual continuidad. Luego vendrían los circulares, los molinetes y los desplantes para caldear con más fiesta que contenido. Y hablando de orejas de escasa consistencia, otra más para Manzanares en el cuarto, un ejemplar de El Pilar con movilidad pero sin entrega, reservón. Hubo interés al manejar la diestra, con el toro un punto rebrincado, y apenas nada con la izquierda. Disposición sí. Y también cantidad. Pero como a Morante y El Juli --como a la corrida en general-- le faltó más toro.

Finito, de su lado, no remontó la devolución del primero, un ejemplar de Fuente Ymbro que se partió una pata y al que, tras un larguísimo proceso para intentar devolverlo a los corrales, hubo que descabellar en el ruedo. Ya con el sobrero, uno de Garcigrande, deslucido y sin fuelle, el torero no estuvo a gusto en ningún momento. Y por último, Julio Benítez El Cordobés , todo voluntad y corazón de rodillas, nada resolvió ya de pie ante un toro de La Palmosilla del que quedó la sensación de que pudo ser el toro de la corrida. Pero la historia estaba ya escrita. La de ayer y la de hace 50 años.




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