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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 8 de diciembre de 2016

Una sugerencia a la gran afición limeña para evitar desavenencias y mal entendidos / por J.A. del Moral ·

                                                            

La desgraciada desvirtuación del prestigiosísimo Escapulario, mundialmente reconocido como tal hasta lo ocurrido este año, podría evitarse creando un premio al Triunfador de la Feria del Señor de los Milagros. Premio que podría coincidir o no con el Escapulario si coincidiera en un mismo torero haber sumado más orejas que los demás actuantes y, a la vez, ser el autor de la mejor faena.

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Una sugerencia a la gran afición limeña para evitar desavenencias y mal entendidos

J.A. del Moral ·  07/12/2016
La desgraciada desvirtuación del prestigiosísimo Escapulario, mundialmente reconocido como tal hasta lo ocurrido este año, podría evitarse creando un premio al Triunfador de la Feria del Señor de los Milagros. Premio que podría coincidir o no con el Escapulario si coincidiera en un mismo torero haber sumado más orejas que los demás actuantes y, a la vez, ser el autor de la mejor faena. De tal modo, a nadie se le hubiera ocurrido discutir que el triunfador de la pasada feria ha sido Andrés Roca Rey y el ganador de Escapulario José María Manzanares.

He presenciado muchas ferias en Lima y no hablo a humo de pajas. Admiro a la afición limeña como una de las más uniformes, entusiastas y mejor formadas del mundo y siento como propias sus inquietudes. Y aún admiro más la pasión con que se vive allá el taurinismo.

Quizá sea en Lima donde más morriña se siente cada año cuando termina la feria. El dicho de que al final de todas las ferias nos morimos todos un poquito, en la del Señor de los Milagros esta sensación toma carta de naturaleza, es enorme e incontenible. Y lo comprendo porque tienen que esperar todo un año para que el ambiente vuelva a resucitar. Yo mismo lo he sentido así cada vez que acudí a Lima para ver sus corridas.

Por eso me atrevo a exponer la sugerencia que acabo de hacer. Por eso y porque me da mucha pena que este año la feria haya terminado con el ambiente envenenado. Tengo allá muchos amigos, muchísimos lectores de mis crónicas y también no pocos detractores y hasta enemigos como algo inevitable para los que ejercemos la critica desde la independencia y los íntimos sentimientos.

Es algo que me hace sentirme hermano además de amigo de tantas y tantas gentes que cada vez que estuve allá me abrieron las puertas de sus casas y vi como se abrían sus corazones a mi persona.

Mas aún y,por qué no decirlo: También me siento limeño de adopción.

Ojalá que la Marinera, máxima expresión festiva del entusiasmo en la histórica plaza de Acho, vuelva a sonar y a bailarse con esa incontenible alegría que corresponde a tantas gentes de bien que saben y sienten el toreo como pocas habrá en el mundo.

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