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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 30 de enero de 2025

Hughes. Brest, 0-Real Madrid, 3. El nunca bien ponderado Rodrygo



'..El Madrid acaba la liguilla fuera de los ocho primeros. El formato penaliza al Madrid, que consigue sus epopeyas gestionando la temporada de un modo radical. Sus lagunas otoñales son necesarias para llegar al final, pero lo que se camuflaba en la liguilla de grupos en este formato le ha pasado factura..'

Hughes. Brest, 0-Real Madrid, 3. 
El nunca bien ponderado Rodrygo

Hughes

Pura Golosina Deportiva

La sensación es que cuando en el Madrid no juega el mejor jugador del mundo, en su lugar lo hace el mejor extremo izquierdo del mundo, el nunca bien ponderado Rodrygo. Es realmente difícil de ponderar: está condenado de por vida a jugar fuera de su sitio y ha elegido la Champions para desquitarse.

El Madrid acaba la liguilla fuera de los ocho primeros. El formato penaliza al Madrid, que consigue sus epopeyas gestionando la temporada de un modo radical. Sus lagunas otoñales son necesarias para llegar al final, pero lo que se camuflaba en la liguilla de grupos en este formato le ha pasado factura.

El campo del Brest parecía la versión futbolística de "la pequeña aldea gala". No resistieron mucho al imperio romano del fútbol.

Ancelotti abrazaba a Roy como si se conocieran mucho. Ancelotti está dando ya abrazos de patriarca a sus colegas, como si el entrenador local fuera siempre él. Nadie abraza igual.

Los capitanes se intercambiaban los brazaletes bajo un humo gamberro de bengala. ¿Cómo será ser una empresa especializada en fabricar banderines de fútbol? Cada uno lleva impreso el partido. Cada banderín es único. No habrá otro igual... Dentro de muchos siglos, habrá gente que pague millonadas de bitcoins para conseguir uno, y algún jeque se hará tangas con la telilla de la final contra el Stade Reims...


Estas cosas absurdas se venían a mi mente (mente cansada y probablemente falta de algún nutriente básico) mientras pensaba o fantaseaba con el tratamiento que el Brest daría al banderín del Madrid.

¿No es el banderín del Madrid un trofeo ya en sí mismo? Estamos muy crecidos, también es verdad...

El partido empezaba con Lucas al lado de Tchouameni, el Bertín-Arévalo o Arnold-Danny de Vito de la temporada. Lucas luqueó un poquito, a veces es como si quisiera acabar con la carrera de Tchouaméni.

Tras la insistencia local, esa especie de folclore aguerrido que cada equipo despliega ante el Madrid, el partido recomenzó cuando Bellingham encontró a Mbappé de una cierta manera... una protocontra que inauguraba el Espacio y abría el rato de las primeras ocasiones...

Mbappé no marcó pero hizo un buen partido. Los centrales franceses sonaban a gastronomía: Chardonnet y Koulibaly, nombre como de postre.

Lucas no permite acumular mucha ira en su contra porque siempre acaba apareciendo. Parece que lo hace para dejar bien a su entrenador. Metió una banana michelera a Rodrygo, que compareció en remate capital.

Justo a la jugada siguiente, cogió un balón en el lugar del extremo izquierdo, regateó a un defensa con la derecha, quedose tronco el francés, se ladeó otro poquito para acomodarse el ángulo y luego chutó con la zurda, pegadito al palo. Tris, tras. Un gol perfecto, de líneas ideales.

Es imposible vender a alguien que marca ese gol. Rodrygo puede salvar su carrera en el Madrid si termina de ser apadrinado por los que saben de fútbol, el cultismo, los morantistas de la pelota.

Su fútbol no solo es bonito sino clásico y depurado, inteligente. Si solo regateara con habilidad... pero es que sus goles son realizaciones de una intención y precisión diríamos que sublimes. Alguien podría decir que es irregular, pero entonces contestaríamos que defiende más que muchos y él añadiría que lo que hace, además, lo hace en la Champions. Y no hace tan poco. Es un jugador que roza los 20 goles y 10 asistencias por temporada. Quizás este año lo supere.

La derecha progresaba más que la izquierda. Brahim y Modric concentraban CI y dialogaban con la inteligencia más raposa de Lucas. En el otro lado, Mendy daba algún balón a su amigo invisible. Tampoco pasa nada. A Mendy, como a Karembeu o Anelka, le pedimos cinco partidos.


Iban cantando goles en Eurocarrusel. Los goles hacían pensar, ilusionantes, engañosos, que pasaban cosas maravillosas en otros campos.

Bellingham ya empezaba a calentarse. Sus jugadas siempre son cuesta abajo porque empiezan en algo dificilísimo. Sus inicios tienen un control sutil, un 'cuerpeo' impresionante, una media vuelta zidanesca (más robusta) y luego un dribling. Luego, al salir de ahí, como si estuviera sacando el coche de una plaza imposible, con nuestros ¡oh! ya en el bote, lo siguiente ya parece más fácil.

A la vuelta del descanso, el Brest marcó "por mediación de" (aunque no medió sino que finalizó) Ludovic Ajorque, un nueve con pinta de herrero medieval que colocó un remate sorprendente con un lenguaje corporal opuesto al fútbol. Parecía imposible que esa aparatosidad no dejara alguna extremidad en fuera de juego.

Lo opuesto era el fino Mbappé. Poco después fabricó un gol sin tocar la pelota. La ganó eludiéndola, como los grandes seductores, para que le llegara a Bellingham y mientras este conducía y llevaba en apariencia la jugada, él esprintaba como un socialista al que persiguiera una pala o cualquier forma de utillaje laboral. Corría con frenesí y se llevaba con él, como un falso profeta, defensas del Brest con nombre de vino o queso o postre. La jugada, creada y depurada por él por el carril central, llegó a Lucas, que apuntó su asistencia repelente para el gol de Bellingham.

A partir del 2-0, cambió jugadores el Brest y a Ancelotti, como casi siempre, le costó un raro. El Madrid se relajó, Courtois tuvo que hacer un paradón (nos imaginábamos a Casillas en casa explicándole la parada a su nueva churri, apuntando quizás la palomita) y Rodrygo hizo un jugadón por su banda yéndose de uno y de otro con regatitos pequeños pero limpios, sin grandes arrancadas pero sin dudas ni frenazos. Vinicius regatea con los riñones, Rodrygo los usa solo para su función estrictamente renal.

Su catálogo técnico tiene de todo. Después marcó el 0-3 aprovechando un rechace de Mbappé. Todo se hizo con trivela en la jugada. Y poco después se fue Modric, el actualizador de los tres dedos, ovacionado.

Rodrygo parece el hermano bastardo de una saga medieval estilo Juego de Tronos. Él ama a sus hermanos, no protesta. Tiene todo el potencial, pero carece del derecho. No obstante, hay grandes planes para él.

Mbappé intentaba su gol y fue por poco que no marcó. Le vimos alguna jugada de las suyas, esas que empiezan con un control rapidísimo tras haber echado a correr, un pelín antes, como si se hubiera declarado un incendio.

No haber quedado entre los ocho primeros de Europa con los tres mejores jugadores del mundo le debería contar a Ancelotti como hazaña.


@realmadrid

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