
Manuel Quintana a la verónica en el coso de los Califas
MI TROFEO PARA MANUEL QUINTANA
Querido Manuel, los hechos taurinos se han acumulado de tal manera en este ultimo mes, desde las temporadas de Morante, Juan Ortega, Roca Rey y otros, a los éxitos de Lagartijo en Perú, o el que Córdoba cuente con Manuel Román en el escalafón de los matadores de toros, que aún no he enviado ningún comentario sobre la casi No-Feria de Nuestra Señora de la Salud. Y sin embargo, en esa Feria que casi no existe, hubo cosas muy interesantes, aunque la que causó más sorpresa, fue el toreo con el capote de Lolo Quintana.
No podré estar contigo en Sevilla debido a un viaje hace tiempo programado (y pagado) hasta el otro extremo de España.
Pero quiero dejarte claro que los toreros son grandes cuando dejan recuerdos. Unos son recordados por sus grandes temporadas, otros por sus grandes triunfos y otros por sus grandes detalles, que son curiosamente los más recordados. En todo caso, Lolo, de lo que se habla de nuestra Feria No-Feria es de una media docena de lances tan largos, tan lentos - dos de ellos nos llevaron a otros tiempos pasados, saliéndote con el novillo hasta los medios. Y como toreas muy bien y además matas, contribuiste junto con Javier Zulueta y a Fuentes Bocanegra que viéramos una estupenda tarde de novillos.
Porque el toreo de capote, Manolo, se recuerda mucho más que el toreo de muleta. Tan es así, que Curro Puya, Cagancho y Manolo Escudero, y los contemporáneos gracias a Dios Curro Romero y Rafael de Paula. Pero quién dejó establecida la marca fue el Maestro Pepe Luis Vázquez, que además de la suerte heráldica de El Cartucho de Pescao, que creó una suerte estratégica que se llamó "El Quite del Perdón". En las tardes desvaídas, como entonces eran obligatorias las tres varas en todos los toros, el Sócrates de San Bernardo tenía siempre la oportunidad de hacer un quite en el sexto toro del festejo, y el público entonces imponía silencio, y seguidamente estallaba en cuatro o cinco oles que valían por toda la corrida. A Domingo Ortega, aquello no le gustaba:
"A lidiar, chico, a lidiar", le decía al joven Pepe Luis, porque Domingo Ortega era un lidiador supremo,
pero su brega no resistía la comparación con el quite de Pepe Luis Vázquez, que arreglaba una tarde e incluso una feria con solamente cuatro lances. Un crítico taurino del norte se dio cuenta de la sorprendente circunstancia, y a su crónica de ese dia - que me proporcionó su hijo Manolo Vazquez - le puso por título "El quite del perdón".
Por eso, Lolo Quintana, tus verónicas más lentas a medida que se iban alargando, tu buena composición de la figura, el echar la pierna adelante y dejarla allí donde caía en cada paso y además, parando, templando y mandando, todo eso debe hacerte sentir torero aunque todavía estés toreando sin picadores.
Y este año, aunque en nuestra reducidísima Feria, aunque hayamos presenciado muchos momentos de interés, si existiera un premio al mejor toreo de capa por votación popular, yo hubiera votado por ti, de forma que sean estas sencillas palabras mi particular trofeo.
Con mi felicitación a Alfonso Téllez y toda la directiva del Círculo Taurino, al maestro Chiquilín y sus profesores, y también a tu querido padre, recibe un abrazo manoletero de
José María Portillo Fabra, de la Tertulia El Castoreño y del Círculo Taurino de Córdoba.
-Dedicado con toda mi amistad al apoderado de Lolo Quintana, Antonio Tejero, gracias al cual conocí a ese torero rondeño que es David Mora.

Manuel Quintana
Qué lástima de ese capote-toldo que lleva,porque la ejecución se adivina fabulosa.
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