
'al final de la corrida, cuando "los costaleros" pretendieron sacarle a hombros, el hombre declinó el honor que honestamente no le correspondía, negándose a que le auparan, como sobresaliente gesto de vergüenza torera... Una manera de reivindicar la limpieza de tantas Puertas Grandes cosechadas en esta plaza a lo largo de sus 25 años de alternativa.'

GRANADA - 3° FERIA DEL CORPUS
PASIVA FRIALDAD DE "EL FANDI" CONTRA UNA CORROMPIDA PASIÓN PRESIDENCIAL
LE REGALAN DOS OREJAS, Y POR VERGÜENZA TORERA SE NIEGA A SALIR A HOMBROS
Por Juan Miguel Núñez Batlles
Mejor o peor torero, aunque si uno es sincero debe admitir sin reparos el descalificativo, no obstante, se arrima a los toros a su manera, nada ortodoxo desde luego, y sobre todo se prodiga en los tres tercios de la lidia con un extraordinario afán de agradar. Lo da todo, aunque, hay que volver a insistir, no todo le sale como mandan los cánones. Y eso sí, tiene un carisma especial que atrae y seduce al populacho, y no sólo en su tierra, Granada, donde está considerado como un ídolo, si no también y sobre todo en plazas "de tercera" y las "de cuarta" que se presenten, de piedra o portátiles, en las que sale a dejarse la piel si fuera necesario para alcanzar el triunfo.
No hace falta decir que es "El Fandi".
Torero, con todos los inconvenientes artísticos que se le quieran poner a su estilo, sin embargo, honrado a carta cabal. De modo que esa falta de aroma y pellizco en su estilo se compensa la mayoría de las veces por su absoluta honradez.

Sin ir más lejos, hoy sorteó el granadino el único toro bueno de una decepcionante corrida de Victorino Martín; el segundo de su lote, cuarto de la tarde. Un toro con brío y con clase, al que banderilleó de forma desordenada. Un palo en "los blandos", alejado incluso del brazuelo, pone en evidencia su pérdida de facultades. Que ya los años no pasan en balde. Por contra en la muleta toreó en un momento determinado más erguido y sereno que otras veces, en una tanda al natural de verdadera categoría. Pero sólo eso. Lo demás, muy embarullado. Faena larga y de poco poso, que, a pesar también de no llevar buena firma con la espada, se empeñó en salvarla una vez más la persona que ocupaba "el palco", su fan número uno según confesión propia, que ante la incredulidad de la plaza le regaló no una si no las dos orejas. "El Fandi" cumplió con el protocolo de recibir los trofeos, incluso paseándolos en la vuelta al ruedo, en la que lamentablemente para él tuvo que escuchar algunos pitos. Luego, al final de la corrida, cuando "los costaleros" pretendieron sacarle a hombros, el hombre declinó el honor que honestamente no le correspondía, negándose a que le auparan, como sobresaliente gesto de vergüenza torera. Fue la pasiva frialdad del torero contra la corrompida pasión presidencial. Una manera de reivindicar la limpieza de tantas Puertas Grandes cosechadas en esta plaza a lo largo de sus 25 años de alternativa.
De su actuación en el que abrió plaza nada interesante que destacar, sin duda por no ser "el victorino" fiero, geniudo y con exigencias de este emblemático hierro, todo lo contrario, sin plantear más dificultades que su propia nobleza, pues seguía los engaños humillado, con rectitud y extrema sosería. Es ahí donde habría de imponerse la clase del torero. Y "El Fandi", con la única arma de la entrega para las largas de rodillas y las carreras y saltos en banderillas, no resolvió nada en lo artístico.
El segundo, toro apagado y de viajes cortos, no permitió a Castella pasar de las simples probaturas, también porque conforme avanzaba su lidia iba desarrollando cierto sentido. Liviano trasteo, todo por la periferia. El francés acabaría saludando una generosa ovación.

La faena al quinto, un toro noble, fue más completa y enfibrada, de dominio y mando, en la que lo fundamental tuvo oportuno corolario con unos muletazos por bajo muy a modo, sin embargo, fallando finalmente a espadas.
A Perera le tocó un toro con más fuelle y de dulce embestida, el tercero, que tuvo la virtud de desplazarse permitiendo muchos desahogos. Toro ideal, sin apretarle para que siguiera el engaño, por los dos pitones y siempre por abajo. Faena limpia y muy templada, empero le faltó "alma", inconveniente que no contaría para la oreja que finalmente paseó.

Ya en el sexto adivinó pronto Perera las complicaciones del toro, apresurándose a pedir silencio a la banda. Cuando precisamente fue la música sin duda el capítulo más brillante en la tarde.

A propósito, felicitaciones a la Banda de Música Nuestra Señora del Carmen, de Dúrcal, que bajo la magistral dirección del maestro Jorge Berrio Ruiz, viene ilustrando con sus notas los capítulos más sobresalientes de esta Feria. Un lujo su música, y esta vez, en la corrida homenaje a Federico García Lorca, de manera excelente por la oportuna alternancia de los pasodobles clásicos con las inmortales coplas del genio más universal de las letras españolas.
Así, abrió el paseíllo "Zorongo Gitano", uno de los tangos que Federico compuso para "La Argentinita": "... Y la luna es un pozo chico/ Las flores no valen nada/ Que lo que valen son tus brazos/ Cuando de noche me abrazan...". Qué ardor y arrebato en el sentimiento compartido por poetas y toreros, también en el "Anda Jaleo" cuando la vuelta al ruedo del triunfo, además de "Los Pelegrinitos", o "La Tarara", y "Los cuatro muleros".
En la música estrictamente de pasodoble, algo tan delicioso y exclusivo como "Granada é mi arma" y "Gitana del Albaicyn", intercaladas con piezas más conocidas, como
"Churumbelerias", "Cielo andaluz", "Ópera flamenca" y "La Concha flamenca".
Asombroso recital y concierto para reivindicar la vinculación de García Lorca con los toros.
Una efigie del poeta trazada sobre el albero, en el centro del ruedo, se mantuvo intacta durante toda la función. Y en la barrera inscripciones de sus letras más universales y toreras, la más popular "A las cinco de la tarde", la elegía por Ignacio Sánchez Mejías, o la brillante frase que debe tomarse para siempre como sentencia en la formación de las jóvenes generaciones: "La Fiesta más culta del mundo". Recomendación de un elogio y también advertencia para ministros catetos e incultos. Un tal Urtasun...
Y ahí, finalmente, el balance taurino de la tarde:
- FICHA DEL FESTEJO
Toros de Victorino Martín, muy bien presentados y de variado juego. El mejor, el enclasado cuarto; el quinto también fue bueno; el más complicado, con cierto peligro, el sexto; los demás con problemas en distinto grado.
David Fandila "El Fandi": estocada y dos descabellos (ovación tras petición insuficiente); y pinchazo y estocada (dos orejas).
Sebastián Castella: pinchazo y media estocada (ovación); y tres pinchazos, estocada tendida y cuatro descabellos (aviso y ovación).
Miguel Ángel Perera: media estocada y descabello (aviso y oreja); y cinco pinchazos y estocada (aviso y silencio).
La plaza registró dos tercios de entrada en tarde de calor soportable a la sombra, y con las cámaras de Canal Sur TV en directo.
Dicho está que la corrida fue un homenaje a Federico García Lorca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario