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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 30 de junio de 2025

Verano sangriento / por Antolín Castro

El percance de Marco Pérez. Foto: @torosalicante

'..El verano ya llegó… y con él comenzaron a proliferar muchas ferias por toda la geografía española. Capitales de provincia y otras ciudades abrieron sus plazas de toros y se iniciaron los viajes de los toreros atravesando la península continuamente..'

Verano sangriento

Antolín Castro
Puede ser el título de un libro pero, sin necesidad de ello, suele asociarse al mundo del toro en esta época.

El verano ya llegó… y con él comenzaron a proliferar muchas ferias por toda la geografía española. Capitales de provincia y otras ciudades abrieron sus plazas de toros y se iniciaron los viajes de los toreros atravesando la península continuamente.

A nadie se le ha ocurrido ordenar un poco las ferias colocándolas por fechas y cercanía para aliviar el trajín de las cuadrillas. Nadie lo ha intentado, seguramente por saber que sería imposible. Diles a Alicante y León, por ejemplo, que dejen de celebrar San Juan y cambien las fechas de sus festejos para favorecer el tránsito de los toreros, verás qué respuesta obtienes.

Así que la solución llegó por la vía de las amplias y cómodas furgonetas que usan los diestros para sus desplazamientos. Siempre me he preguntado cómo lo hacían las figuras de hace más de 100 años. Joselito, Belmonte y compañía no solo eran buenos ante el toro, también estaban muy bien preparados para trotar por esas carreteras de Dios que había en su época.

Para no desviarnos del titular, hemos de hablar de los peligros del toro y no el de las carreteras. Los veranos, ante tantos festejos, proporcionan los percances, de ahí que sean fechas preocupantes para quienes organizan carteles, que después tienen que recomponer, pero fundamentalmente para los propios toreros, quienes sufren en sus carnes las consecuencias.

En estos días dos percances han alcanzado amplia notoriedad. El del joven Marco Pérez en Alicante y el de Víctor Hernández en Torrejón de Ardoz. Es curioso, en ninguno de los dos se habla de sangre, pero sus pronósticos son, si cabe, más preocupantes.

Una fractura de cráneo para el madrileño y una fisura de cadera para el salmantino, son, cuando menos, alarmantes. El pitón no ha sido el que ha lacerado sus anatomías, ha sido el encargado, indirectamente, de lanzarlos para que sus cuerpos sufran las secuelas de los fuertes porrazos. Cuando los pitones penetran tiene unas consecuencias, cuando el toro solo desplaza y eleva su anatomía -suele decirse afortunadamente- en la caída el daño puede ser mucho mayor.

De una u otra manera, estamos en esos momentos de la temporada en los que este tipo de noticias formarán parte del día a día de la información taurina. Nos alegraremos de que no sea así, aunque sabemos que esas cosas forman parte del ser torero. Como decía Joaquín Vidal: Torear bien es muy difícil y, además, muy peligroso.

Nosotros desde aquí queremos que suceda poco y lo que suceda que sea poco.

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