la suerte suprema

la suerte suprema
Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 9 de junio de 2025

SAN ISIDRO - 27° - BENEFICENCIA. MORANTE ALCANZA LA GLORIA AUN CON EL BORRÓN DE LA ESPADA / por Juan Miguel Núñez Batlles


.."lo" de Morante por sí sólo y sin más complementos lo inunda todo. Toreo de muñeca y cintura. Y ahí su figura sandunguera y su exquisito temple, la gracia de sus improvisaciones y el compás, el ritmo y la cadencia de sus movimientos. Todo tan espontáneo que desemboca en la más absoluta naturalidad.


MORANTE ALCANZA LA GLORIA AÚN CON EL BORRÓN DE LA ESPADA

Por Juan Miguel Núñez Batlles
Menudo lo de Morante en Madrid, en la plaza de Las Ventas. Algo inenarrable por lo extraordinario e intenso que ha sido, en el ruedo y, posteriormente, en la calle.

Tanto que ahora no puede ser contado o explicado con palabras. Difícil papeleta, ponerse a escribir dando detalles del acontecimiento. Porque Morante ha roto de pronto en esta magna actuación todas las reglas del arte y la emoción del toreo; y ahora no hay método ni recursos para expresar con orden y equilibrio lo ocurrido. No lo ha de haber, para evitar caer en omisiones, ni por supuesto sobrevalorar su propia condición, porque tampoco lo necesitaría. Errores que necesariamente no han de considerarse, puesto que "lo" de Morante por sí sólo y sin más complementos lo inunda todo. Toreo de muñeca y cintura. Y ahí su figura sandunguera y su exquisito temple, la gracia de sus improvisaciones y el compás, el ritmo y la cadencia de sus movimientos. Todo tan espontáneo que desemboca en la más absoluta naturalidad.

Qué manera de torear, tan singular y proverbial. Único Morante, crisol de añejas tauromaquias que inspiran el toreo más puro y verdad. Y aquí valdría traer la frase del recordado poeta a caballo y entre toros Ángel Peralta: "torear es engañar al toro sin mentir". Definición que se entiende mejor asomándose al estilo y personalidad de este Morante que tanto entusiasma lejos de impaciencias y castigos frente al toro.


Así el delicado saludo de capote a su primero, de cuatro lances de verdadero ensueño, a los que sumó dos ajustadas y garbosas chicuelinas, un vistoso delantal ahora como recurso para despegar el toro que ya le venía muy ceñido, y la airosa serpentina como remate. Fue el primer pasaje de arrebato colectivo, al que siguió un quite con trazo igual de suave. El toro cumplió en el caballo, y a la salida, Adrián, segundo espada, ensaya el suyo por gaoneras tropezadillas. Estaba en su turno, ¿pero cómo se le ocurre? cuestión en el aire. Pues uno de los inconvenientes ahora de hacer el paseíllo junto a Morante está en que todos han de someterse a las comparaciones, y ahí salen mal parados. El brindis a la infanta Elena, hablándole de tú, "por ti y por España", señal de la confianza que trae la admiración por el toreo.

Apertura de faena a dos manos, abrochando con el de pecho, y otra vez se disparan los roncos olés tan característicos en los grandes sucesos en esta plaza. Ahora lo fundamental va por la derecha, muy cruzado el torero sin necesidad de ir buscando el puesto, y sin perder la compostura, ¡qué estampa más bella! Dos series más por ese pitón, los muletazos muy hilvanados y los obligados de pecho de mucha firmeza y solemnidad con final en la hombrera contraria. Por un momento parecía afligirse el toro, algo encogido, pero siguió Morante tirando ahora por naturales, y los remates, oportunos y muy hondos.

Faena de mucha calidad, más que cantidad, pero más que suficiente, de embeleso Se perfiló Morante en corto y entró la espada a la primera. Estocada ligeramente desprendida. Y muerte fulminante. Aquello fue la locura. Blanca la plaza de pañuelos, no obstante, el presidente concedió sólo una oreja. Aplaudido el toro, que fue bueno, pero en el limite.

En la vuelta al ruedo estampas color sepia, el diestro u su cuadrilla recogiendo sombreros, puros, abanicos y toda clase de prendas que hacía épocas no caían a los pies de un torero.

El cuarto, toro feo, protestado. Y a cuenta de su presencia, alguna voz insolente de los fundamentalistas que no faltan ni en ocasiones así. Sin embargo, Morante, a la suyo. Torería y mando en la apertura. Mucha prestancia en el toreo a derechas. Una serie y otra, recreándose en la interpretación. Un natural larguísimo y muy templado, y cuatro más superando cada uno al anterior. Fue el acabose. Y abrochando con "alegrías" sobre la marcha y muy a modo. El molinete abelmontado, más por la derecha, el kikiriki y cositas de su peculiar estilo.


La estocada cayó baja, hay que reconocer, pero hubo la oreja que le iba a suponer salir a hombros, pues ni el propio presidente ni la masa del tendido estaban dispuestos a esperar más para la Puerta Grande que ha tardado en llegar 28 años. ¿Un torero como Morante sin el reconocimiento de la salida a hombros en Madrid? Vamos, que "no se puede ni-de-re-sis-tir", que dicen los castizos.

Y la celebración, una muchedumbre aclamándole mientras le llevaban en volandas calle Alcalá arriba, interrumpido el tráfico, gritando su nombre y dispuestos a llegar con "la procesión" al hotel, todavía a tres kilómetros. Tuvo que intervenir la policía en coches-patrulla y a caballo para disolver a la marabunta, que todavía insistía en la carrera ya sin el torero y camino del hotel, donde le hicieron salir al balcón principal a corresponder tanto fervor.


De los otros dos alternantes, un respeto. Porque Adrián arrancaría una oreja del segundo por una faena de mucho compromiso y arrebato. Y ya en el quinto le pudieron las prisas. Algo parecido con Borja Jiménez, con el peor lote y la aceleración por querer llegar a toda costa.


  • FICHA DEL FESTEJO
Toros de Juan Pedro Domecq, desiguales de presencia y juego.

Morante de la Puebla: estocada ligeramente desprendida (oreja y petición de la segunda); y bajonazo (oreja protestada por una minoría).

Fernando Adrián: estocada casi entera ligeramente contraria (oreja); y metisaca bajo (silencio).

Borja Jiménez: tres pinchazos, echándose el toro para no levantarse (aviso y silencio); y pinchazo hondo y caído, cuatro pinchazos más y estocada (silencio).

En cuadrillas, picó bien al sexto Tito Sandoval.

La plaza registró lleno de "no hay billetes" en tarde de calor pegajoso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario