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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 19 de marzo de 2011

SAN JOSÉ, LA FIESTA DE LA ALEGRÍA



"...San José es el Patrono de la Iglesia universal. Ese patronazgo lo instituyó el Papa Pío IX, en 1870. Más recientemente, el admirado pontífice Juan XXIII introdujo su nombre en el Canon romano, que es un parte de la misa que se reza igual en todos los países y en todos los idiomas..". 

SAN JOSÉ, LA FIESTA DE LA ALEGRÍA

Sábado, 19 de Marzo d 2011
En medio de la cuaresma se presenta la fiesta de San José, esposo de la Virgen María y padre adoptivo de Jesús, que es una explosión de alegría en medio de la austeridad cuaresmal. En todo el mundo hispánico, es patrón de numerosas ciudades y de muchas personas. Los nombres de José, Josefa, Pepe, Pepita y todas sus variantes son, sin duda, los más frecuentes de los censos de los hispanohablantes. En España, por ejemplo, Valencia celebra la Fiesta de las Fallas, donde arden a las doce de la noche de la festividad unos peculiares monumentos de madera y cartón piedra, y que sin duda tienen una interpretación finalista y penitencial. Se queman los malos modos, se incendian los viejos pecados...

Esta es, si se quiere, la parte habitual, mundana, alegre que nos rodea en torno a la fiesta del esposo de la Virgen. Pero en su aspecto trascendente debemos decir que la figura de San José contiene un principio de amor y de servicio. Los primeros momentos, cuando sabe del embarazo de María, lo pasó mal, como cualquier hombre enamorado que duda de la fidelidad de su enamorada. Pero tras la explicación del ángel José emprende el difícil camino de formar una familia que de cobijo al Salvador del mundo. Será útil en un día como el de hoy profundizar un poco más en la descripción del ambiente donde creció y se educó Nuestro Señor Jesús

Hay una tradición que supone que José ya era un hombre maduro cuando se casó con María. Y, sin embargo, el conocimiento sociológico del pueblo judío en aquellos tiempos indica que los esponsales se hacían entre parejas muy jóvenes. Esa antigua tradición prefirió hacer a José viejo para justificar su desaparición temprana. De hecho, cuando se inicia la vida publica de Jesús, su padre adoptivo ya no aparece. Suponer su fallecimiento es lógico, pero no así su edad avanzada. En esos tiempos, la mortalidad era muy fuerte y, probablemente, la edad media de los judíos no pasaba de los 30 años. Por tanto, no es arriesgado pensar que José, el carpintero, fuese un joven de unos 20 años cuando se enfrentó al dilema planteado por el misterioso embarazo de María. Y por ese camino --con esa idea-- queremos contemplar la ternura joven de ese matrimonio y la generosidad, tal vez ingenua, de José en los primeros momentos, premiada después con la revelación de la existencia de su cercanía al Mesías. Después aparece, asimismo, la enorme responsabilidad de cuidar del Niño Dios en, sin duda, unas condiciones adversas y peligrosas. Está ahí el viaje a Belén y luego la huida a Egipto. El premio terrenal estuvo en la vida plácida de Nazaret de los primeros años y que se desprende el relato en que se habla del Niño perdido y hallado en el Templo. Meditar en torno a la Sagrada Familia puede ser un buen "trabajo" para este día de San José. Nuestras familias de hoy viven con cada vez mayores problemas y el ejemplo del hogar de Nazaret nos puede ser muy útil.

San José es el Patrono de la Iglesia universal. Ese patronazgo lo instituyó el Papa Pío IX, en 1870. Más recientemente, el admirado pontífice Juan XXIII introdujo su nombre en el Canon romano, que es un parte de la misa que se reza igual en todos los países y en todos los idiomas. En las lecturas lo que se refleja fundamentalmente es que Jesús pertenece al linaje de David a través de su padre adoptivo, José, que pertenecía a esa Casa. Y por ello se produce el Nacimiento de Jesús en Belén. La pequeña ciudad de Judea era la patria del Rey David. En el Segundo Libro de Samuel se refleja la promesa de reino perpetuo que Dios ofrece a la descendencia de David. En el Salmo 88 que acabamos de proclamar se confirma ese mismo linaje perpetuo. San Pablo menciona a Abrahán como padre de todas las descendencias. Hemos recordado al Patriarca en la misa de ayer, Segundo Domingo de Cuaresma, pero la promesa de Dios para Abrahán es similar a la realizada con David. Jesús es “primero de todos”, el primogénito de dicha descendencia.

Mateo nos cuenta que fue Jacob quien engendró a José y así Jesús recibe la herencia antigua. Y nos relata el mundo de dudas en el que se vio inmerso San José ante la futura maternidad de la Virgen. Para sacarle de dudas se le parece un ángel en sueños que, además, la llama “José, Hijo de David, confirmándose una vez más el linaje que es portador de la promesa divina. Y esa visita del ángel del Señor es paralela y coincidente con la presencia de Gabriel ante la Virgen María en el momento de la Anunciación. El fruto del vientre de María procede del Espíritu Santo y vendrá al mundo para salvar al pueblo de su pecado.

Salgamos hoy del templo con alegría. Como se decía al principio la Solemnidad de San José es un golpe de júbilo en medio de la Cuaresma. Muchos celebran hoy su onomástica y numerosas ciudades nuestras están de fiesta. No desaprovechemos esa invitación a la alegría al festejar al San José, a la cabeza de la mejor familia de la historia de la humanidad. Y salgamos también con el propósito de mejorar nuestra realidad familiar, nuestras relaciones familiares. ¡Que la intercesión de José de paz y alegría a todas las familias del mundo!

Por Ángel Gómez Escorial
Tomado de www.betania.es

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