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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 31 de agosto de 2016

Cali. Tomando nota / Por Jorge Arturo Díaz Reyes.


Manzanares. Foto: Juan Pelegrín, www.las-ventas.com

Tomando nota

Cali, 30 de agosto 2016
A las puertas de septiembre la temporada 2016 anda ya con el sol a las espaldas y aunque todavía es temprano para sacar cuentas (faltan fechas y ferias importantes), la mayor parte del camino se ha transitado, las principales estaciones han quedado atrás y las pruebas que arrojan datos mayores han sido calificadas.

Con respeto por todas las plazas, el abril de Sevilla, el largo mayo de Madrid, el julio de Pamplona y el agosto de Bilbao, sumados, dicen más que todo lo demás. Es el prestigio, la tradición, la autoridad, el toro, los medios. Podemos ir tomando nota. Yo por lo menos desde acá, tan lejos y tan cerca (bendito Internet), tomo las mías. Nada más que las mías. Impresiones personales de aficionado raso, desordenadas, falibles y sin la menor pretensión pontifical.

Apartando las muertes en ruedos secundarios que marcan el año y nos gritan que la fiesta sigue siendo rito real y trágico. La primera es la sorpresa por los fallos de los jurados oficiales premiando triunfadores en las cuatro capitales.

Juan José Padilla, combatiente bizarro en la esteticista Maestranza. José María Manzanares, un orfebre en el épico y bronco ruedo de Las Ventas. Andrés Roca Rey, un barroco, novel, americano, en la “feria del toro”, San Fermín. José Garrido, joven altanero que se negó a seguir ignorado en la otrora temible Vistalegre.

Bueno, sabemos que las opiniones de los jurados no son más que las de las personas que los integran, pero influyen, valen y obligan preguntas. Apartando lo de Manzanares en Madrid:

¿Qué pasa con los otros, los caros, los idolatrados, los dueños de los titulares toreen o no toreen? ¿Ya no es necesario refrendar la valía en las catedrales para mantener la cotización? ¿Ahora las publicitadas apoteosis en cosos de rango, toro y exigencia menor, pese a que allí también se muere, son suficientes? ¿Vivimos la época de la imagen, la virtualidad, el raiting y este es otro de sus graves síntomas?

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