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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 12 de mayo de 2021

En realidad, ¿de qué va esto? / por Manuel Viera

De alguna forma el gobierno andaluz hace más viable para las empresas la celebración del espectáculo programado, pero los resultados serían irremisibles si los vaivenes pandémicos obligan al cambio inmediato de lo planificado. En este sentido, no le cabe otra al empresario en cuestión que exponerse al peligro que le ha de suponer la posible variación de nivel sanitario en la provincia, o ciudad, el día de celebración.

En realidad, ¿de qué va esto?

Manuel Viera
BurladeroTV / miércoles, 12 de mayo de 2021
La desigualdad en los aforos de las plazas de toros, tras la anulación del toque de queda por el Gobierno de España, parece definir el presente sanitario del país y cada una de sus Autonomías. El asunto ha adquirido máxima vigencia, aquí, con la tardía decisión de la Junta de Andalucía que, de un día para otro, ha posibilitado la mejora en la organización de festejos taurinos a las golpeadas empresas que gestionan las plazas de toros de la región.

En realidad, ¿de qué va esto? De alguna forma el gobierno andaluz hace más viable para las empresas la celebración del espectáculo programado, pero los resultados serían irremisibles si los vaivenes pandémicos obligan al cambio inmediato de lo planificado. En este sentido, no le cabe otra al empresario en cuestión que exponerse al peligro que le ha de suponer la posible variación de nivel sanitario en la provincia, o ciudad, el día de celebración.

De una u otra forma, ese débil e inexcusable fundamento de la realidad les hace no abandonar la idea de cómo librarse de esa amenaza que seguirá cerniendo sobre la organización de ferias y ciclos taurinos. Porque esos aumentos, o disminución, de aforos va a depender de los altibajos de la zigzagueante curva de contagios.

Sea como fuere, la capacidad de las plazas de toros viene marcada por cada uno de los niveles que definen la normativa. Así en nivel 1 podrá ocuparse el 60% de las localidades. Si se trata de nivel 2 sólo se podrá disponer la mitad de cabida. No más de un 40% del aforo se ha de ocupar con nivel 3, además de mantener el metro y medio entre espectador y espectador. Imposible dar festejos con nivel 4, al no permitirse la entrada de público.

No es de extrañar, en este sentido, que la valentía de unos pocos copará el protagonismo de la deseada temporada taurina andaluza. Aunque titubeante y aún por definir en su totalidad. Para insistir en que con afición, sacrificio y probo esfuerzo se pueden dar toros a partir de las evidencias de la que se dispone. Embarcarse en estas historias no debe ser sencillo. Pero sí gratificante. 

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