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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 3 de mayo de 2021

Se abrieron las puertas… ¿Y qué más? / por Antolín Castro

Pero se abrieron más cosas. Entre ellas, se abrió… la complacencia de un público que para sí lo quisieran los taurinos todos los días. Más parecía un ensayo del cómo les gustaría que fuera esta plaza exigente en lo sucesivo. La nueva era o la nueva normalidad, podría llamarse. Al gusto de las figuras y sus adláteres.

Se abrieron las puertas… ¿Y qué más?

Antolín Castro
Madrid, 03 Mayo 2021
¡Por fin! se abrieron las puertas de Las Ventas con motivo de la festividad de la Comunidad de Madrid.

Por supuesto, ello representaba para la tauromaquia y el conjunto de los aficionados, un ilusionante deseo tras más de año y medio con todas sus puertas cerradas. Significaba mucho ese gesto de abrir las puertas de la plaza más importante del mundo.

Días atrás ya me manifesté sobre mi deseo de que hubiera sido con una corrida de toros de verdad, cuyo significado hubiera alcanzado la categoría que la reapertura y la plaza merecían; pero no, se empeñaron en un festival, que no deja de ser un sucedáneo de la propia Fiesta, guardado para otro tipo de ocasiones.

Nos felicitábamos, no obstante, por mejor abrir que seguir cerrada la plaza, pero la ocasión merecía otras miras, otro alcance. El aforo permitido, seis mil personas, se cubrió con inusitada rapidez en las taquillas, dejando claro que se desea volver cuanto antes a contar con los toros como una expresión de nuestra cultura.

Pero visto lo visto, en esta ocasión por televisión, nos preguntamos si ¿se abrió algo más?

Creemos que se abrieron más cosas que, curiosamente, son aquellas que más daño le pueden hacer a la Fiesta. Para empezar, el hecho de que se abran para que, de inmediato, se cierren sin fecha alguna prevista para que se normalice la temporada. Eso no es una reapertura, sencillamente es un truco de magia: Lo ves, pues ya no lo ves.

Pero se abrieron más cosas. Entre ellas, se abrió… la complacencia de un público que para sí lo quisieran los taurinos todos los días. Más parecía un ensayo del cómo les gustaría que fuera esta plaza exigente en lo sucesivo. La nueva era o la nueva normalidad, podría llamarse. Al gusto de las figuras y sus adláteres.

Se abrió… la mano del presidente, quien se contagió del mismo espíritu descrito y fue inclinándose hacia el camino de la nueva tolerancia que tanto daño le hace a la autenticidad de la Fiesta. Ni me acuerdo de cuántas orejas se propiciaron con su pañuelo, pero ya les digo que fueron un exceso.

Se abrió… el camino de la máxima permisividad, o quizá desvergüenza, para que un torero encopetado rebaje su propia dignidad y categoría lidiando y matando un toro para rejones. Ver para creer.

Se abrió…, y de qué manera, esa malísima costumbre de que los festejos taurinos duren tantas horas. Sin duda uno de los males que también la aquejan. Tres horas y media de festejo no hay quien lo aguante, aunque lleves años sin ver toros. Todos deben aplicarse para que los festejos, en mi juventud, años sesenta, así era, no alcancen las dos horas.

Se abrió… ese otro deseo por el cual cada matador se traiga el toro, y su sobrero, de su ganadería preferida. Otra apertura más que nos llevaría a otra vieja aspiración de las figuras y los taurinos más representativos.

Se abrió… una vez más el paso a animales inválidos e impropios de la importancia del evento y de la categoría de la plaza.

Se abrió Las Ventas, sí, pero no todo lo acontecido es sinónimo de sentirse felices. La apertura, trajo consigo otros deseos de apertura y no hacia la normalidad, la de toda la vida. Se mezcló con otros deseos mucho menos aplaudibles.

Nos gustó que se abriera, pero mucho más nos gustaría que no se cierre. Que Las Ventas recupere toda su esencia, y exigencia, es lo deseable.

Foto: Las-ventas.com

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