¡Adiós Esteban!
Se intuía una tarde de fiesta, de amigos, de reencuentros y disfrute como cada día que algún pueblo de Ciudad Real celebra sus fiestas y sus correspondiente capea o encierro con toros.
Eran las 4 de la tarde y el cansancio del trabajo y viajes apenas me dejaban algo de ganas para ir hasta allí, pero como siempre un simple mensaje me recarga el ánimo y allí nos presentamos.
Nos encontramos con un recorrido ya cerrado, abarrotado de gente feliz, de fiesta, pues celebraban sus fiestas de San Agustín.
Caras conocidas, amigos, color, nervios y tantas cosas que se palpan y se sienten cada día que un astado va a pisar el asfalto o la arena.
Llegaron las 19:00 y sonaron los tres cohetes que anuncian la salida de esos dos hermosos toros (de cuyo nombre no quiero acordarme) y la fiesta reventó de lleno con la apertura de esos dos cajones.
Apenas en cinco o diez minutos aquel ambiente tan festivo se tornó es tristeza y luto. El joven Esteban ya estaba en el suelo, desangrándose aquel toro le había sesgado el cuerpo literalmente y la vida a él y todos los suyos, también a todos los que allí presentes estábamos, a todos menos a aquellos que grababan esas macabras escenas con sus teléfonos móviles y sus cámaras sin importales que allí se dejó la vida un chico joven, un padre, un hijo, un hermano... y que este podía haber sido uno de los suyos (QUE COJONES MAS GRANDES TENÉIS).
Mi cámara se apagó con solo saber de la noticia, pero aquellos 10 únicos minutos me sirvieron para plasmar lo que este juego donde hay muchas vidas en juego, no es precisamente eso pues alli tambien se muere de verdad. La grandeza de la fiesta.
Me quedaré con ese ambiente y aunque no sea agradable, con esa sensación de miedo que se respira cada tarde en cualquier pueblo de España. DEP Esteban, tu nombre también sonará cada vez que suenen esos tres cohetes cada año en Fernan Caballero el día de su tradicional Encierro Fernanduco.
Francisco Moreno RodríguezEl Estoconazo
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